Galdós y el asesinato de Prim

Fernando Bartolomé, autor de "Galdós, ¿quién mató a Prim?".

Fernando Bartolomé, autor de "Galdós, ¿quién mató a Prim?". / Ricardo Grobas

F. Franco

Un inexperto y desnortado Galdós llega a Madrid en el estío agobiante de 1862; desde el primer día aborrece la carrera de Derecho pero la capital lo apasiona desde la política de la Villa y Corte hasta el flanear, gandulear, dirá con mejor propiedad, por sus abigarradas calles y sus barrios chisperos y las tertulias de los cafés, su “auténtica universidad”.

Letraherido desde su infancia, el periodismo político será más su pasión que su oficio en aquellos años iniciáticos. De todo levantó testimonio Galdós al tiempo que pergeñaba su magna obra, los Episodios Nacionales, mientras en su mente iba diseccionando la sociedad española (y madrileña) como materia novelable.

Desde este telón de fondo a caballo de la biografía y la historia se mueve la narración poliédrica y última novela de Fernando Bartolomé, catedrático de Literatura Española experto en el siglo de Oro, en la que el asesinato del Generalísimo Prim y su posterior y opaca investigación llevada a cargo también por Galdós se convierten en un thriller de gran nervadura y constituyen la almendra de la novela que corre en paralelo con el diseño del que iba a ser su primer “episodio nacional”.

  • BARTOLOMÉ, Fernando, Galdós, ¿quién mató a Prim?, Editorial Beta Tercer Milenio, 258 páginas

Era un tiempo en el que el joven Galdós dudaba cuándo y dónde situar el comienzo de su gran cuadro decimonónico y dibujaba entre otras opciones situar el Episodio al comienzo del reinado del que sería Felipe V y como teatro nada menos que la Batalla de Rande y el expolio que el nuevo rey, pues poco se llevaron los ingleses, hizo de los metales preciosos americanos; saqueo que quedó resellado para el pueblo en la frase: el primer Borbón ya era un ladrón. Para escribir el episodio Galdós se vino a Vigo; el XIII conde de Gondomar lo alojó en su pazo y le hizo entrega de un curioso documento ( que aparece en un anexo de la novela) para su documentación sobre el combate naval.

Después la narración de Fernando Bartolomé se desgrana por los avatares político-policiales del asesinato de Prim, los que vivió el joven periodista antes de ver publicada la primera entrega de su obra monumental hasta que un final inesperado y singular pone el epílogo a la peripecia del periodista Galdós del que celebramos en estos años pandémicos el desvaído centenario de su muerte. ¡Una vez más otra suerte merecía el incómodo Galdós!

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