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PREMIO EMPRESA FAMILIAR

La arruga es más bella que nunca

Adolfo Domínguez - Premio Empresa Familiar
Texto: Julio Pérez

Adolfo Domínguez desnuda la edad de tópicos y prejuicios. “Buscamos viejos”, proclama el equipo de Talento y Cultura en los anuncios de vacantes de empleo de la emblemática compañía textil, para la que el peso de los años es realmente solo una cuestión “de mentalidad”. “Ser viejo es adoptar la amabilidad, la creatividad y la excelencia como valores propios. Como una hoja de ruta”, enfatiza. Es entender que las modas pasan y que cambiar las cosas incumbe a todos. “Que el legado de nuestro trabajo es nuestra huella en la Tierra”, apela la firma, reivindicando “la belleza de la imperfección”, como hace cuatro décadas defendió ya la belleza de la arruga.

Fue un eslogan revolucionario. Más que eso. Un golpe en la línea de flotación del encorsetado estilo de un país todavía aletargado por la pesadilla de la dictadura y con sueños de modernidad. Criado entre las costuras del pequeño taller familiar de sastrería El Faro, su fundador cambió la visión del sector en España mezclando la estética con la ética para resaltar la belleza intrínseca de cada persona. “Moda y personalidad”, rezaba la portada del número especial que le dedicó la versión masculina de la revista Vogue en 1985.



Ya en aquel momento, la popularidad de Adolfo Domínguez cruzaba fronteras. Los productores de Corrupción en Miami lo ficharon para vestir a los dos protagonistas de una serie que rompió los convencionalismos de la narrativa audiovisual y convirtió en icónicas aquellas chaquetas de lino y colores pastel confeccionadas en la otra punta del mundo. Su éxito dio alas al grupo Galicia Moda, con el que Adolfo Domínguez y un nutrido grupo de creadores de la comunidad –Gene Cabaleiro, Florentino o Caramelo, entre otros– construyeron un fenómeno sin precedentes en la industria regional, una identidad cultural y pusieron la semilla de la globalidad del made in Galicia en la confección.

Tras la consolidación del negocio en casa y la expansión de la red internacional, Adolfo Domínguez decidió salir a Bolsa en 1997. Nunca antes una enseña de ropa había saltado al parqué español. “El hecho de ser cotizada nos ha obligado desde el principio a unos estándares de transparencia y procesos muy claros. El ser empresa familiar mantiene nuestra mirada en la preservación del legado a largo plazo. Aparte de habitar el presente, tenemos un juego más infinito”, analiza, casi treinta años después, su actual presidenta, Adriana Domínguez, sobre esa dualidad en la operativa interna, uno de los secretos de su resiliencia frente a la extinción de la mayoría de las grandes marcas textiles de su época.

Adolfo Domínguez - Premio Empresa Familiar

El camino hasta aquí no fue fácil. Un incendio se llevó por delante la fábrica de San Cibrao das Viñas el 27 de junio de 1991. Devoró maquinaria, telas, vestidos... y parte de la memoria por la destrucción de los diseños y los patrones. En marzo de 2001 llegó por sorpresa la fracasada OPA hostil de Cortefiel. Luego la recesión financiera de 2008, una crisis interna con vaivenes en puestos directivos y ocho ejercicios consecutivos en números rojos con otro golpe fortísimo por el medio por el shock del coronavirus.

La pandemia pilló al grupo en pleno relevo generacional. Adriana Domínguez asumió la presidencia ejecutiva en mayo de 2020 para acelerar su apuesta por la vuelta a los orígenes. Por “inventar e innovar” sin tregua, sin vivir del legado familiar. “Es un honor y una responsabilidad”, admite a FARO. “Somos una empresa que estamos a punto de cumplir 50 años, pero conservamos el alma de startup que tiene en su esencia cualquier negocio en sus principios, como lo fue la sastrería de mi abuelo, o la marca de moda que creó mi padre –añade–. Cada generación tenemos la oportunidad de volver a empezar, de conectar con nuestro momento”.

Adolfo Domínguez luce su sello de “moda de autor”. Premium y contemporánea. Una marca que marcó tendencia con el ecologismo mucho antes del bum de la sostenibilidad. Tras una profunda reestructuración y el reposicionamiento comercial, van por fin dos ejercicios completos de beneficios. En el último, cerrado el pasado 28 febrero, ganó 700.000 euros. La facturación rozó los 127 millones de euros, un 10,9% más.

Gestiona 360 puntos de venta en 28 países y la plantilla supera los 1.000 trabajadores. Los acuerdos con Chalhoub Group y Palacio del Hierro garantizan otro paso de gigante en los próximos años en Oriente Medio y México, dos de sus zonas de crecimiento prioritarias. “Nos exigimos mucho y queremos llegar mucho más lejos, pero estamos muy contentos de esta trayectoria –admitía la primera ejecutiva en la comparecencia para la presentación del últimos balance–. Cogimos la empresa en un momento crítico y hemos sido capaces, como mucho esfuerzo, pero ya con certidumbre, de regenerarla, recuperarla y convertirla en una empresa moderna”.

Inteligencia Artificial, “live shopping” y alquiler para una clientela rejuvenecida

La mayoría de clientes de Adolfo Domínguez son mujeres y su target principal va de los 35 a los 55 años, aunque la franja de edad que más crece en el último año es la de los 18 a los 34. Por dentro, la firma también rejuvenece con “un nuevo hub de servicios interactivos” que incluye el alquiler de prendas y complementos, asistente personal de compras con apoyo de la inteligencia artificial y el cada vez más popular “live shopping” que permite conocer y comprar la colección en tiempo real de la mano de influencers y estilistas.