La sociedad y las personas esperan cada vez más de las empresas. Las empresas no tienen ya únicamente como cometido producir un bien o prestar un servicio, sino que deben responder a las expectativas sociales, promover el bienestar y contribuir activamente al desarrollo de los países en todos los niveles: económico, social y medioambiental. Para lograrlo, es fundamental articular de manera muy clara el propósito de la empresa y también sus valores, para luego aplicarlos con coherencia y rigor. Esa es la base del orgullo de pertenencia y de la motivación de las personas que trabajan en la compañía. Y eso es lo que hace posible que quienes forman parte de la compañía estén comprometidos con la generación de valor para los clientes y para la sociedad, lo que, a su vez, genera resultados económicos y garantiza el futuro de la empresa.
El mundo y los contextos cambian constantemente, por lo que es clave estar atentos a las señales y adaptarse rápidamente. Aspectos como la resiliencia y la adaptación al cambio han adquirido una importancia decisiva. Y, en cuanto a los profesionales, estoy de acuerdo con Marco que temas como las expectativas sociales, el bienestar, etc… han ido cogiendo un peso muy superior al que tenían antes.
Sin duda, la pandemia del COVID. Fue algo que nos cambió a todos, en lo personal y también en el ámbito empresarial. Yo viví esa etapa al frente de Vueling, y compartí con mis compañeros de Iberia y del resto del Grupo IAG el desafío que supuso para el sector del transporte aéreo. De la noche a la mañana pasamos de realizar centenares de vuelos diarios a tener todos los aviones en tierra y ponerlos a volar solo para ayudar en lo que pudimos en esos dolorosos momentos. Las personas, como pasó en otros ámbitos, fueron fundamentales para superar esa etapa. Fueron ejemplo de sacrificio y de resiliencia. Eso nos permitió no solo sobrevivir a esa situación extraordinaria, sino también salir reforzados y transformados para poder afrontar el futuro con mucha más solvencia.
Efectivamente, la pandemia del COVID es quizás el reto mayúsculo al que nos hemos tenido que enfrentar. En nuestro caso, al ser considerados servicio básico mantuvimos todas nuestras oficinas abiertas al público desde el primer día, haciendo un ejercicio de rápida adaptación de todos nuestros circuitos y sistemas para ponernos rápidamente al servicio de empresas, negocios y familias para ayudarles a superar la situación de la mejor manera.
Es imprescindible estar muy atento a lo que ocurre dentro de la compañía: escuchar, planificar, medir, reorientar cuando es necesario. Y es importantísimo estar atento también a lo que ocurre fuera, empezando por lo que quieren tus clientes, preguntarles y adelantarse a sus necesidades. Además, como demuestra nuestra experiencia, es importante tener el propósito y los valores como guía. No hay que olvidar nunca quién eres y en qué consiste tu negocio, a pesar de que el entorno sea tan líquido. Eso es lo que hace que la compañía funcione. Yo presidía Vueling cuando, en plena pandemia, decidimos reformular nuestros valores, nuestra misión y nuestra visión, y esa fue la guía que nos permitió definir claramente las prioridades y salir reforzados de la crisis del COVID. De la misma manera en Iberia, el propósito y los valores no son un conjunto de lemas vacíos, sino que forman parte del ADN de los miles de personas que trabajamos en la compañía. Todos los tenemos claros e interiorizados y eso hace que todos podamos contribuir al desarrollo de Iberia, a que camine en la buena dirección, adaptándose a las nuevas circunstancias, pero sin perder el sentido del negocio.
Banco Sabadell históricamente ha estado al lado de empresas y pymes, escuchando sus necesidades y atendiendo a sus inquietudes para ofrecerles la mejor respuesta. Y precisamente, en este nuevo entorno cada vez más cambiante e incierto, reafirmamos nuestra apuesta por acompañar al tejido empresarial afrontando junto a ellos los retos y oportunidades que puedan aparecer. Para nosotros, se trata de entenderles para ofrecerles la mejor respuesta adaptada a sus necesidades.
Es la clave, sin duda, para que el propósito sea una realidad y para que el negocio funcione. Las personas son todo. Es el equipo es el que logra el éxito de las organizaciones. La suma de cada una de las personas trabajando en una dirección común es lo que hace que los problemas se puedan superar. Para mí, los equipos son lo más importante. Es mi manera de trabajar y de afrontar las dificultades. No quiero grandes estrellas que trabajan solas. Quiero equipos coordinados donde se aprovechan los talentos de todos. Yo soy solo el entrenador que intenta organizarles de manera que ellos puedan dar lo mejor de sí mismos. Hablábamos antes del liderazgo y de la importancia del equipo. Estoy convencido de que sin lo segundo no se puede tener lo primero. Mi desarrollo al frente de distintas organizaciones ha estado y está ligado al talento y la dedicación de aquellos que forman parte de mis equipos. Para mí es importante que cada uno pueda aportar su perspectiva en la toma de decisiones. Esa diversidad de opiniones y experiencias son las que permiten abordar los desafíos y hallar soluciones innovadoras, lo que logra que sigamos siendo eficientes y competitivos. Luego hay otra cuestión crucial: rodearse de buenas personas, que miren por el bien colectivo, que sean capaces de ponerse en los zapatos del otro y que cuiden de sus propios equipos. Como decía antes, hay que liderar con el ejemplo. En el comportamiento profesional y también la actitud personal.
Las personas de una organización son el motor que hacen que todo funcione, son el engranaje que conecta las piezas de una empresa para que ésta pueda desempeñar su labor. Desde Banco Sabadell, nos sentimos muy orgullosos del equipo humano que forma la entidad, sobre todo por su especial manera de relacionarse y de entregar soluciones.
El liderazgo es lo que permite cohesionar a un equipo para que pueda desarrollar su máximo potencial. Se nota que me gusta el baloncesto porque suelo utilizar ese deporte como ejemplo. Creo que es una imagen que se ajusta muy bien a cómo veo yo el liderazgo. El papel del líder sería el del entrenador que está en el banquillo y que ayuda al equipo a que juegue de forma unida. Es quien identifica cuál es el potencial de los jugadores e indica cómo y dónde puede cada uno de ellos contribuir mejor a que el engranaje funcione. Siempre, con la guía de unos valores adecuados y unos objetivos que respondan a la misión compartida. El estilo de liderazgo que me gusta es claro: fomentar la cohesión de los equipos, dar ejemplo, escuchar, colaborar. Cada uno de los directivos debemos ser capaces de hacer partícipes a nuestros equipos en la evolución de la compañía. Todo el mundo debe saber por qué y para qué hacemos las cosas cada día para que todo el mundo pueda remar en la misma dirección.
Yo creo que el liderazgo se trata de identificar las fortalezas de cada miembro del equipo. Y, por su parte, el líder, tan solo tiene que ayudarles a cohesionar esos elementos que, unidos, formarán el mejor de los equipos. Creo además que la persona que ejerce el liderazgo debe tener siempre en mente y recordar a su equipo cuál es el objetivo por el que están trabajando. También ejercer una escucha activa continua, atender a las opiniones del equipo, plantear un cambio de rumbo si es necesario…Como bien indica Marco, un líder debe ocuparse de que todos rememos hacia una misma dirección.
Somos una empresa que conecta personas en todo el mundo, lo que nos lleva tener una extensa relación con otras compañías. Esto nos permite generar nuevas oportunidades de colaboración y crecimiento con nuestros stakeholders con los que cultivamos la confianza y la transparencia. Hay un dato significativo. Nuestra actividad y la relación que tenemos con otras compañías genera 160.000 puestos de trabajo solo en España y aportando 9.300 millones de euros al PIB. Eso solo se logra si la colaboración es buena. Y lo es. En un sector como el nuestro hay muchos actores necesarios que aportan lo necesario para que un avión pueda volar y transportar personas y mercancías. Eso implica forzosamente tener sinergias en ámbitos muy diversos: organizaciones sindicales, fabricantes de aviones y motores, otras aerolíneas que forman parte de nuestro grupo o con las que compartimos alianzas, productores de combustibles para buscar carburantes más sostenibles, los aeropuertos, las agencias de viaje, start ups que innovan, inversores… Es un ecosistema muy complejo donde la colaboración es imprescindible y la practicamos cada día.
En un entorno cada vez más globalizado, tejer una buena red de contactos y relaciones es esencial. En nuestro caso, por ejemplo, mantenemos una estrecha relación con infinidad de asociaciones empresariales, colegios profesionales, etc… Es una decisión que tomamos hace ya algunos años y de la que estamos muy contentos por el retorno que nos aporta, tanto a nivel de negocio como relacional.
Antes hablábamos de la necesidad de que las empresas sean capaces de adaptarse a entornos en constante cambio. Pues con los empresarios sucede lo mismo. La tecnología avanza a pasos agigantados y, a veces, inesperados, los mercados son variables, las demandas de los consumidores, la geopolítica… Todo se mueve muy rápido. Lo importante es saber qué quieres conseguir y tener la flexibilidad necesaria para adaptarte rápidamente a los cambios que nos pide la sociedad. Solo así se puede, en primer lugar, sobrevivir y, en segundo término, tener éxito.
Entender las necesidades de las empresas y las personas a las que acompañamos cada día en sus proyectos y ser lo suficientemente ágiles como para adaptarnos a la nueva realidad, conservando, eso sí, la cultura y valores que nos han hecho llegar hasta aquí.
