Caseros se niegan a alquilar habitaciones a erasmus por el “caos” que generan

Los estudiantes foráneos que llegan a Vigo apenas tienen opciones para vivir en pisos en arrendamiento

El temor a conflictos con el resto de vecinos, la principal razón aludida

Jóvenes viendo anuncios de alquiler en una inmobiliaria del centro de Vigo.

Jóvenes viendo anuncios de alquiler en una inmobiliaria del centro de Vigo. / Marta G. Brea

Los universitarios que estudiarán en el campus de Vigo el próximo curso están teniendo serias dificultades para encontrar alojamiento. Tal y como ha venido informando FARO en los últimos días, los elevados precios tanto de los alquileres de habitaciones, cuya oferta además es más que escasa porque los propietarios prefieren pasar los inmuebles especialmente al mercado turístico, está trayendo de cabeza a los futuros universitarios. No solo eso, sino también las escasas plazas en residencias, que además también se han encarecido.

Pero los que sin duda tienen más dificultades para encontrar un techo para el curso que arranca el próximo septiembre son los estudiantes erasmus, aquellos que proceden de otros países europeos gracias a una beca. Lo tienen casi imposible ya que buena parte de los caseros vetan específicamente a estos universitarios foráneos por la mala fama que les precede. “Los tuve hace tiempo en el piso que alquilo, pero me generaron muchos problemas con otros vecinos y las correspondientes quejas. Fiestas continuas y ruido a todas horas... un auténtico caos. Por eso decidí no alquilarle más habitaciones a los erasmus”, explica Susana Díaz, propietaria de un inmueble en el entorno de la Plaza de España.

Lo arrienda por habitaciones y no quiere saber nada de los erasmus. Además, tiene otro requisito: que la gente que quiera alquilar alguna de las habitaciones que ofrece tenga entre 18 y 30 años. “En el edificio en el que tengo el piso vive gente normal, trabajadores; lo último que quiero es que mis inquilinos generen conflictos”, explica.

Los propietarios que niegan la entrada a estudiantes que llegan a Vigo becados procedentes de otros países lo reflejan en los propios anuncios: “No aceptamos erasmus”. Otro de los motivos, más allá de la mala fama que preceden a los universitarios del programa erasmus, es que el contrato que firman es únicamente por un año, pues al finalizar el curso se vuelven a su país de origen. Eso echa para atrás a muchos propietarios, que prefieren estancias de larga duración.

“Los mismos derechos”

El Colegio de Administradores de Fincas de Galicia (Coafga), recuerda que el colectivo de estudiantes, también los erasmus, goza de los mismos derechos que cualquier arrendatario y que los pisos que se pongan en alquiler para ellos han de ser adecuados, especialmente si el precio es elevado, como ocurre con frecuencia. Y es que han verificado que en algunos casos las viviendas que se ofrecen a los universitarios no son aptas para ser habitadas, pues presentan graves desperfectos o humedades insalubres.

Eso sí, los administradores de fincas también señalan que no se pueden hacer fiestas nocturnas en los pisos que puedan molestar al resto de los vecinos del edificio.

Una de las claves para entender la escasísima oferta de pisos de alquiler para estudiantes es que “los propietarios quieren tranquilidad y dinero, y los universitarios provocan muchos dolores de cabeza”, apuntaba hace unos días a FARO Patricia Suárez, de la inmobiliaria Vivendum, que añade además a que muchos inmuebles que estaban dirigidos a estudiantes también se pasan al mercado turístico. “No sé a dónde vamos a llegar si seguimos así”, advierte Suárez.

Antonio Carballeda, de la inmobiliaria Best House, reconocía por su parte que los pisos han subido los precios “de forma importante”, y que una habitación para estudiantes que costaba antes 250 euros ya se tasa en unos trescientos. “Hay poca oferta, y la que sale al mercado es cara. Los estudiantes no lo tienen fácil, teniendo en cuenta además que las residencias también subieron los precios”, asegura. En cuanto a estas últimas, precisamente, se han encarecido tanto las públicas como las privadas. Así, en ningún caso es posible encontrar una vacante por menos de cuatrocientos euros al mes, algo que muchos universitarios no se pueden permitir si no han conseguido beca.

Más vetos de los propietarios: desde padres separados a familias con hijos

Los propietarios de pisos de alquiler cada vez son más exigentes con los inquilinos que aceptan. Así, tal y como ha venido informando este periódico puntualmente, las familias con hijos pequeños están encontrando serios problemas, más allá de los desbocados precios, para encontrar un piso en arrendamiento porque los caseros prefieren evitar la presencia de niños.

Ese veto, entre otras cosas, se debe también a que los propietarios temen que, si deben iniciar un proceso de desahucio por impagos continuados de la renta mensual, al haber niños en la unidad familiar el proceso es mucho más complicado y la mayoría de veces imposible al considerar que los arrendatarios son vulnerables. Otro de los colectivos que están sufriendo el veto en los pisos de alquiler son los padres separados, al considerar que puede llegar un momento en el que tengan dificultades para pagar el la renta mensual.

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