El corazón dividido de Andrés Weiss

El periodista hispanoalemán vivirá el España-Alemania de esta tarde de una forma muy especial

Andrés Weiss, en la Eurocopa.

Andrés Weiss, en la Eurocopa. / Cedida

Miguel Salgado Reboreda

España y Alemania se enfrentan esta tarde en los cuartos de final de la Eurocopa. Será un partido trascendental para ambas selecciones, que se encuentran en pleno proceso de recuperación tras su desastrosa participación en Catar 2022, y ven en este torneo la oportunidad de reafirmarse como potencias continentales. Allí, en el Mercedes-Benz Arena de Stuttgart, escenario de la batalla, habrá un vigués que tendrá su corazón dividido.

Andrés Weiss no será un mero espectador de la contienda. El joven cuenta con la doble nacionalidad hispanoalemana, herencia de la familia de su padre. Él mismo asegura que será un día cargado de emociones y de sentimientos encontrados. “Pase lo que pase en el terreno de juego voy a acabar con una sensación agridulce porque una de mis selecciones va a caer eliminada”, comenta el periodista, con miles de seguidores, que tendrá un lugar privilegiado como enviado especial en la Eurocopa por La Media Inglesa, medio nacional especializado en fútbol internacional.

No es el único encuentro que presenciará, ni que ha presenciado hasta el momento, ya que desde el inicio de la competición ha estado cubriendo la actualidad del torneo. Su vida en tierras germanas no está siendo rutinaria, cada aventura que vive es igualada o superada día tras día. Normalmente, Andrés Weiss, que está viviendo en Colonia durante este mes, se levanta temprano para trasladarse en transporte público al lugar en que se celebre el partido. En el caso de hoy, hará más de 350 kilómetros para poder estar en el campo. Conforme llega a su destino, se acerca a las zonas destinadas a las hinchadas con la idea de disfrutar del ambiente y poder vivir desde dentro cada duelo. Una vez en el estadio, abandona a los seguidores y se dirige a las tribunas de prensa para poder presenciar el partido. Con el pitido final del colegiado se acerca hasta la zona mixta con la intención de preguntar a los protagonistas, aunque confiesa la gran dificultad de que esto sea posible, y con todo el trabajo realizado emprende su viaje de vuelta. “Si los partidos comienzan a las 21 horas, llego a la estación de tren hacia la medianoche, por lo que suelo llegar a altas horas de la madrugada”, asevera el corresponsal.

Para Andrés y los suyos será un día muy especial independientemente de lo futbolístico. Hace seis años, cuando la UEFA anunció que Alemania sería la anfitriona, él le prometió a su padre que estaría allí, a poder ser, junto a él. “No ha podido venir por trabajo, pero está viviéndola a través de mí y me ha hecho saber que está muy orgulloso de mí”, reconoce el vigués notablemente emocionado.

Historia, periodismo y deporte

Andrés Weiss Sánchez nació en el Hospital Xeral de Vigo el 7 de agosto de 1999. Hasta los cuatro años vivió en el barrio de Casablanca, llegando a ser alumno del Colegio Plurilingüe María Auxiliadora, sin embargo, a esa temprana edad se mudó a Jena, localidad situada al este del país. En dicha urbe solo vivió dos años, en los que conoció a amigos que mantiene casi veinte años más tarde y en la que tuvo su primera toma de contacto con el deporte: la Copa del Mundo de 2006. “Mi tío siempre me habla que cuando nos mudamos a allí, el coche yo iba narrando cómo adelantábamos a los demás, viéndose mi vocación de ser periodista”. En 2º de Primaria regresó a su ciudad natal para vivir allí hasta que comenzó los estudios universitarios.

Pese a lo que muchos puedan pensar, Andrés, pese a que su pasión era el periodismo deportivo y desde los trece años estuvo luchando en distintos proyectos por cumplir su sueño, optó por cursar el Grado en Historia por la Universidad de Santiago de Compostela: “Mi primera opción era el periodismo, pero gracias a dos profesoras que tuve me di cuenta que me encantaba también poder llegar a ser profesor de Historia”. Tras finalizar la carrera realizó un máster en periodismo deportivo, que él mismo defiende que fue muy importante para poder adentrarse en el mundo laboral.

Esa convergencia de culturas también se ha visto reflejada en su amor por el fútbol. Él se considera celeste, gracias a su abuelo Manolo, sus tías y su madre, que le inculcaron el celtismo desde muy pequeño, y albinegro, por el sentimiento de su padre hacia el club renano club que terminó conquistándolo también a él.

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