Costes y pérdida de barcos fuerzan la insolvencia de una veintena de pesqueras desde la pandemia

A excepción de grandes grupos como Atunlo, Botas o Pernas, la mayoría son comercializadoras sin flota o plantas propias

La mayoría, a liquidación sin activos para pagar deudas | Hay firmas que optan por mudar de negocio

Descarga de jurel en el puerto de Vigo.

Descarga de jurel en el puerto de Vigo. / Marta G. Brea

Lara Graña

Lara Graña

El puerto pesquero de O Berbés inició su plena profesionalización a partir de los años veinte del pasado siglo. El desarrollo de los barcos de vapor permitió ampliar las zonas de pesca y elevar capturas, con lo que brotaron empresas especializadas en la comercialización a largas distancias del producto fresco, además del de conserva o en salazón. El círculo era completo: había firmas con buques, otras que se dedicaban a la distribución, al almacenamiento o, más tarde, a la elaboración. Con el tiempo la industria ha ido verticalizándose; esto es, cada compañía ha ido asumiendo prácticamente de principio a fin toda la cadena de valor del pescado. Así que hay actores que van siendo más prescindibles y, en un contexto de fortísimo incremento de costes, pérdida de flota y de consumo, se suceden los cierres. Porque, al margen de casos de insolvencia recientes muy sonados –por dimensión y afectación en el empleo– como los de Atunlo, Fandicosta o Casa Botas, Vigo lleva meses viendo caer empresas, ya sea en procesos concursales o de liquidación. Suman cerca de una veintena solo desde el fin de la pandemia, de acuerdo a los datos contrastados por FARO con el Registro Mercantil.

Fue este mismo lunes cuando el Boletín Oficial del Estado (BOE) dio cuenta del cierre del procedimiento concursal de la mayorista Serpesba, en concurso voluntario desde octubre de 2023 y que había llegado a facturar más de 1,6 millones de euros, con 41 trabajadores en plantilla. La sociedad se ha despedido sin poder satisfacer deudas por “insuficiencia de la masa activa”, como decretó la magistrada del Mercantil Luisa Sánchez Garrido. En abril fue Dosil Peixe, con sede en Bouzas, la que pasó por el mismo trance. Sus ventas superaron los 333.000 euros en el ejercicio 2022, el último del que existen datos oficiales; solicitó concurso voluntario, también sin masa activa suficiente para pagar facturas pendientes. “Si no tienes flota propia que te permita manejar stock o márgenes o algún proveedor muy de mano, está complicado salir adelante”, apunta el directivo de una compañía con buques de palangre de superficie y frigorífico. Muchas traders (solo intermediarias) son incapaces de lograr rentabilidad al comerciar solo con commodities, como se denomina a la materia prima o mercancía sin valor añadido específico. La Asociación de Compradores de Pescado de Vigo (Acopevi) ha perdido a más de la mitad de sus socios –pasaron de 108 a 42– en menos de dos décadas.

Más en dificultades

ADV Concursal y Pericial fue designada como administradora concursal de Atunlo, y es la misma que antes había asumido, también por mandato de la jueza Amelia Pérez Mosteiro, la misma responsabilidad en otra comercializadora de pescado, Galant Fish, que en el último ejercicio disponible (2022) llegó a alcanzar los 2 millones de euros en ventas. Más modestos eran los números de Pescados Guarín, disuelta tras la llegada del COVID –con 600.000 euros de volumen de negocio–, de Viporlan o de Butterfly Fish. Tampoco hallaron forma de evitar la insolvencia Pescados Maranta, Pescados Mar de Fondo o Marcosmar MDV, todas domiciliadas en Vigo o en el área. A otras mercantiles como Pescados de Galicia Costamer, Naoga Foods, Ocean’s Service Frozen Fish o Palimar le fue decretado el cierre de su hoja registral por parte del Registro Mercantil. Es un procedimiento que se activa al incumplir determinadas obligaciones legales –como el depósito de cuentas anuales– o el impago de impuestos.

Las claves

  1. Intermediaciación sin valor añadido

    El incremento de los costes operativos ha mellado los márgenes de este tipo de empresas, que no pueden “jugar” con el valor añadido.

  2. Menos pescado a repartir

    El descenso de las subastas en O Berbés complica las posibilidades de las empresas más pequeñas de adquirir materia prima; no hay para todos.

  3. Impacto en el empleo

    El empleo adscrito a las actividades de descarga o ventas de pescado en la lonja, en mínimos históricos.

Como analizó este periódico el pasado mes de mayo, la pérdida de actividad en la lonja de O Berbés ha adelgazado al mínimo histórico el personal dedicado a los trabajos de descarga y ventas, preparación, exportación y transporte en el puerto. El año 2023 se cerró con 3.668 efectivos, lejos de los 5.000 que alcanzaba sin dificultad a comienzos de siglo, en los años previos a la nueva Política Pesquera Común (PPC). Solo en el último ejercicio se perdieron 364 trabajos en la lonja, a razón de siete por semana. Una de las vías por las que han optado al menos tres comercializadoras al por mayor de pescado ha sido la ampliar el objeto social, para no depender únicamente de las ventas de alimentos, y ensanchar su negocio al segmento inmobiliario.

El exdueño de Fandicosta reestructura sus sociedades

Ángel Martínez Varela gestionaba su participación en Fandicosta –ahora vendida a Wofco– a través de sus sociedades CB Inversiones 1904 y Tebra. Para ambas ha planteado sendos planes de reestructuración, como había hecho ya con la factoría de Moaña y con las filiales Casa Botas y Peixemar; estas dos últimas ya han recibido la homologación judicial a sus propuestas y las firmas serán dirigidas ahora por Carlos Brunet. El objetivo de Martínez Varela por sus patrimoniales pasa por alcanzar un acuerdo con acreedores para viabilizar su continuidad.

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