Entrevista | Jorge Patiño y Elena Branco Organizadores de Swing On The Sea

“Existe la creencia de que solo los cuerpos jóvenes y delgados pueden bailar y para nada es así”

Más de 200 bailarines procedentes de distintos puntos de Europa participan en la tercera y última edición del festival de swing de Vigo

Jorge Patiño y Elena Branco.

Jorge Patiño y Elena Branco. / PABLO HERNÁNDEZ GAMARRA

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Vigo se transformará a partir de este jueves y hasta el domingo en la capital del swing gracias al festival que Jorge Patiño y Elena Branco, fundadores de la escuela de baile Swing On School, crearon hace ya tres años, Swing On The Sea. Más de 200 bailarines procedentes de distintos puntos de Europa visitarán la ciudad para participar en esta nueva edición que ofrecerá clases de lindy hop, sesiones de baile social, charlas y actividades de ocio dirigidas a los asistentes.

–Tres años después de haber impulsado Swing On The Sea, ¿piensan que está consolidado?

–Pues esta será la tercera y última edición del festival, no porque no esté consolidado, sino porque estamos desarrollando nuevos proyectos y solo somos dos personas al frente de este evento, invirtiendo mucha energía y tiempo, y entendemos que para que nazcan nuevas iniciativas, otras tienen que morir. Otro año hemos hecho sold out, vendrán a Vigo unas 220 personas procedentes de todas partes de España, Portugal, Alemania, Londres o Milán, y vamos a acabar por todo lo alto. Durante los tres años funcionó muy bien, pero la falta de ayudas y de apoyo institucional a eventos pequeños es una realidad y al final estamos manejando presupuestos muy elevados que solo estamos logrando cubrir gracias a los abonos, son cuestiones que desgastan, entonces a veces apetece cambiar el rumbo de los eventos que se organizan.

–¿Al menos pondrán punto y final a Swing On The Sea con buen sabor de boca?

–Por un lado nos da mucha pena, pero por otro, como tenemos muchas ideas y necesitamos el tiempo para ponerlas en marcha, tenemos mucha esperanza. Tenemos esperanza en estas nuevas iniciativas porque al final vamos a seguir apostando por el swing, luchando por lo mismo con nuevos formatos y que seguramente seguirán atrayendo a gente de distintos sitios.

–¿Y podrían avanzar algo de esos nuevos proyectos?

–De momento es pronto (risas), pero podemos decir que estarán relacionados con el baile.

–Centrándonos entonces el que será el último festival de swing que organizan en Vigo, ¿qué es lo que marcará la diferencia este año con respecto a las dos anteriores ediciones?

–Lo más novedoso en esta edición es que, a diferencia de las dos anteriores, en las que todas las actividades se celebraron en espacios cerrados, privados y con acceso exclusivamente para aquellas personas que tenían su entrada, este año vamos a celebrar dos actividades al aire libre en las que podrán participar las personas que quieran acercarse, tanto a bailar como a ver. Por una parte, este jueves se ofrecerá una clase abierta de lindy hop y, luego, baile social al aire libre en la Praza da Pedra, de manera que la gente de Vigo pueda venir a bailar con nosotros y los participantes en el festival, porque la idea es abrir el swing a la ciudadanía y que se animen a probar. Por otra parte, el próximo domingo, a partir de las 12.30 horas en Taberna A Mina, tendrá lugar una sesión vermú y estaremos bailando en la zona.

Otro punto de la programación que nos parece muy importante es la charla que celebraremos aprovechando el altavoz que tenemos, al venir tanta gente al festival. No hay que olvidar que el lindy hop es un baile afroamericano y sus orígenes están muy vinculados a la lucha antirracista y, teniendo esto en cuenta, siempre nos gusta contar con charlas para reivindicar temas relacionados, porque este es un festival interseccional. En concreto, este año trataremos la diversidad corporal en el baile, porque en este ámbito parece que existe la creencia de que solo las personas con cuerpos jóvenes y delgados pueden bailar y para nada es así, porque todos los cuerpos pueden hacerlo, incluso personas con lesiones graves, puesto que hay bailarines que, por ejemplo, no tienen una pierna. Poner el foco en la diversidad corporal nos parece muy interesante para que todo el mundo se sienta incluido y contaremos con Alba Cobo, de Outro Conto, y con Tamara Lobato, una de las profesoras de lindy hop que vienen de Madrid y que además es psicóloga clínica, trabajando muchos temas relacionados con la violencia machista, con los adolescentes y la inclusión, así que además de bailar y disfrutar, también vamos a reflexionar y a hacer un poco de política.

–¿Y cuál es el perfil de los bailarines asistentes?

–Una de las cosas que más nos gusta del festival y del swing es que conseguimos llamar la atención de gente de todas las edades. La mayoría cuentan con edades entre los 30 y los 50 años, pero también hay veinteañeros y hasta gente jubilada, y esto está muy bien porque así conseguimos generar un espacio diverso y que la gente se mezcle. Nos gusta mucho el ambiente que se genera.

–¿Satisfechos entonces con la respuesta del público?

–Sí, porque además de haber hecho el sold out en los abonos, en otra de las actividades, que es la visita a Cíes, hemos logrado que se inscribieran 93 personas, la cifra más alta de las tres ediciones, y es una forma de hacer turismo en la ciudad a través del lindy hop. Estamos muy contentos con la respuesta de la gente y el tiempo va a acompañar, que no vamos a tener una ola de calor.

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