La ABAU arranca con Samaín, pero sin sustos

La primera jornada se estrena con una prueba “asequible” de Lengua Galega y Literatura

Exámenes en la Facultad de Filología de la Universidade de Vigo.

Exámenes en la Facultad de Filología de la Universidade de Vigo. / Marta G. Brea

Sandra Penelas

Sandra Penelas

En solo tres meses, muchos de los 2.827 alumnos que se enfrentan a la ABAU esta semana volverán a pisar los dos campus de la UVigo. Pero esta vez ya convertidos en universitarios. Entre ellos aspira a estar Eva, del IES Álvaro Cunqueiro, a la que la ha tocado examinarse en la Facultad de Comercio, la misma donde ella quiere estudiar el próximo curso gracias a su esfuerzo y también a la ayuda de sus anillos de la suerte.

La jornada arrancó con normalidad en el campus de Torrecedeira a igual que en todas las comisiones delegadas de Galicia, tal y como informó la CIUG. Y tras el primer examen, que este año fue el de Lengua Galega y Literatura, la tensión comenzó a atenuarse y las sonrisas afloraron en el rostro de los estudiantes. “Teníamos muchos nervios, pero nos explicaron todo muy bien y en cuanto empiezas a escribir se te van”, comentaban Adela, Dani y Nerea, alumnos del IES República Oriental do Uruguai (ROU) y, si la nota final les llega, futuros estudiantes de Fisioterapia, Ingeniería Informática y Farmacia.

Han pasado las últimas semanas entre la biblioteca, la academia y el instituto, estudiando “cada rato” que podían y “hasta el último segundo”. Excepto Dani, que optó por una estrategia diferente. “El lunes me tomé el día de relax, me pasé la tarde dándome unos chorritos en el spa”, revelaba entre risas. “Y le salió genial”, bromeaban sus compañeras.

Aunque todos coincidían en que el examen había sido fácil, los autores y el tema elegido para el comentario crítico, el Samaín, recibieron algunas críticas. “Es un poco complicado pensar ideas, pero también estuvo divertido”, apuntaba Noa, del ROU.

“Me lo esperaba bastante más difícil, la presión que nos meten durante todo el curso no es equivalente al examen”, añadía su compañera Uxía, que portaba como amuleto una imagen de la Virxe da Franqueira que le regaló su madre. También para invocar la suerte, la hermana de Claudia le entregó una postal y la abuela de Alba, una pulsera.

Y es que toda ayuda es bienvenida para poder matricularse en sus carreras anheladas: Criminología, Educación Primaria, Publicidad o un doble grado en Historia y Política. “Es mejor estudiar lo que te gusta de verdad porque tendrás que trabajar en eso toda la vida”, decía convencida Alba, una futura psicóloga.

Politécnico y A Guía son otros dos institutos vigueses que se examinan estos días en el campus histórico de Torrecedeira. Damián, Andrés, Miguel, Paula y Darío se mostraban satisfechos tras la primera prueba, que les sirvió para relajar nervios antes del “día duro” que tienen hoy por delante, cuando tendrán que examinarse de asignaturas como Lengua española e Historia.

“Estaba agobiada, pero me sorprendió que hasta me sobró tiempo y pude repasar. Me salió bastante bien. Resuelves fácil con lo que estudiaste durante el curso”, celebraba Paula, que quiere estudiar Ingeniería en Diseño Industrial.

Damián va a matricularse en un ciclo superior de FP pero quiere superar la ABAU por si cambia de opinión en el futuro. Andrés optará por Matemáticas o alguna ingeniería si no le da la nota, mientras que Miguel y Darío se decantan por Ingeniería Electrónica e Industrial y Biotecnología, respectivamente.

Título de las cajas

A pesar de la “inesperada” irrupción del Samaín en la selectividad, otro grupo de alumnos del Álvaro Cunqueiro también se mostraban satisfechos tras acabar el primer examen. “Excepto el comentario y las preguntas de literatura, que podían ser más fáciles, el resto fue asequible. Nada mal”, aseguraban estos aspirantes a estudiar Economía, Periodismo, Ingeniería Informática Criminología, Comercio y Trabajo Social.

Y eso que tuvieron que enfrentarse a algunas dificultades derivadas del mobiliario y las altas temperaturas. “Las mesas son enanas y no nos cabe ni el folio. Y en el primer examen ya olía mal”, lamentaba entre risas una de las alumnas.

Si Eva no olvidó sus anillos de la suerte, Víctor también cumplió rigurosamente con su personal ritual para las fechas marcadas en rojo en el calendario: “Siempre desayuno lo mismo los días que hago algo importante: un vaso de zumo de naranja, tres galletas y un plátano”.

Y, aunque todavía les quedan horas de concentración y últimos repasos antes de los exámenes de hoy y de mañana, los estudiantes no pierden de vista otra de las obligadas tradiciones de la selectividad, la merecida fiesta final. “El último día iremos a tomar algo para comentar cómo nos fue, comeremos todos juntos y descansaremos para celebrarlo por la noche, que es lo importante”, resumía Darío.

“Y adelantaremos temario de la universidad”, bromeaba Víctor.

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