Aquella “horterada” de la “charca do Arca”

El lago del parque de Castrelos se abrió al público por estas fechas hace cerca de 40 años encharcado en la polémica, con arquitectos y ecologistas en su contra

Difícilmente habrá algún vigués o viguesa nacido antes del 2000 que no tenga en casa un álbum de fotos familiar -de los de anillas y páginas adhesivas- en el que no aparezca en varias ocasiones el lago del parque de Castrelos.

El estanque, que el público tomó como suyo por estas fechas en 1987 sin inauguración oficial y sin estar ni siquiera rematado, fue meca de los reportajes fotográficos de bodas, bautizos y comuniones durante los años ochenta y noventa del pasado siglo.

El furor que generó este novedoso espacio como paisaje en el que inmortalizar las celebraciones familiares contrasta con la encendida polémica que rodeó al proyecto y a las obras, con voces que lo tacharon de “horterada” y “degradación del medio natural”.

Una pintada a la entrada del parque resumía el sentir de sus detractores: “A charca do Arca”. Así se referían a ella en alusión a su principal promotor, el entonces concejal y vecino de Castrelos Agustín Arca.

Así nació el "polémico" lago del Parque de Castrelos

Vista del vado del estanque de Castrelos antes de su inauguración en 1987. / Magar

Un estanque con espectáculo de luz, música y agua

El proyecto, que a finales de mayo de 1987 recibía los últimos retoques, contemplaba un estanque de cuatro mil metros cuadrados con un paseo perimetral y una isleta central con mirador, a la que se accedía mediante puentes y con un aforo de un centenar de personas.

Al lago se le sumaban atractivos como una profusa vegetación, con “un olivo de 200 años, una secuoya de 40, arbolado con un mínimo de 5 años de antigüedad, camelios y todo tipo de plantas acuáticas de las mejores especies”, describía su impulsor para FARO. Además, el estanque ganaría vida con la suelta de cisnes y patos.

El conjunto se completaba con un espectáculo de luces, agua y sonido. Y todo ello gratuito y abierto al público.

Los arquitectos, en contra

Por entonces, el lago de Castrelos fue rechazado tanto por el Colegio de Arquitectos de Galicia como por colectivos ecologistas.

El COAG interpuso un recurso por la vía administrativa en el que argumentaba que "el lago artificial es gravemente negativo para el parque y entraña considerables peligros para el futuro, puesto que reduce la masa arbolada, supone un repliegue de la pantalla vegetal e implica la puesta en comunicación visual del interior del parque y la avenida inmediata", recogía FARO en sus páginas. La entidad criticaba que el ayuntamiento convirtiese el jardín histórico en uno “artístico”.

Pese a la oposición de los arquitectos, la Xunta dio su visto bueno y puso 450.000 euros (75 millones de pesetas entonces) para la obra, de los que 90.000 se destinaban al espectáculo de luz, agua y sonido.

Una “horterada”

Junto a la protección patrimonial del jardín histórico que esgrimían los arquitectos, los colectivos ecologistas de Vigo tacharon la obra de “horterada”.

Acusaron al Concello de promover la “degradación del medio natural” y apostar por una “absurda obra que ha destrozado el parque”. La construcción del estanque supuso eliminar la vegetación existente para ubicar el gran vaso de hormigón, con el impacto paisajístico que eso suponía en un jardín histórico.

Frente a ambos colectivos, la única entidad a favor de la obra fue la Asociación de Vecinos de Castrelos, que celebró la transformación de una “laguna indecente y nefasta” y “un foco infeccioso” en un “bello lago”.

Sin inauguración oficial

Las páginas de FARO de mediados de junio de 1987 recogen la “paulatina” puesta en servicio del lago de Castrelos, que se quedó sin inauguración oficial “por la invasión de los visitantes que tomaron los paseos a medida que se iban construyendo”, alegó Arca al diario decano.

A pesar de que la previsión era abrir el estanque al público a finales de mayo, no se cumplieron las fechas. Tampoco las del inicio del espectáculo musical y de chorros de agua, que aún tardía más estrenarse ante los vigueses.  

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