Vecinos ya limitan zonas comunes de edificios a usuarios de pisos turísticos

Muestran su preocupación por los daños materiales y molestias por ruidos

Apartamentos turísticos en la zona de Fátima.

Apartamentos turísticos en la zona de Fátima. / Ricardo Grobas

Ante la pasividad por parte de las administraciones públicas para restringir las viviendas de uso turístico –son ya más de 1.670 en Vigo–, los propietarios toman cartas en el asunto. A la subida de un 20% de la cuota de la comunidad a los dueños de estas propiedades, se suma ahora la limitación del uso de las zonas comunes, como las piscinas o demás zonas recreativas: canchas deportivas o parques infantiles, por ejemplo. El objetivo: que esta modalidad de alojamiento tenga la mínima incidencia en el bienestar de los residentes habituales.

Confirman este extremo desde Monere, administrador de comunidades. Su gerente, Brais Ocampo, destaca que la limitación del disfrute de las zonas comunes como las citadas ya se incluye en algunos estatutos, por lo tanto, no se tiene que someter a votación. “Se permite el uso por parte de propietarios y se extiende esta condición a los arrendatarios con contratos de larga duración”, explica antes de indicar que la preocupación que destaca entre los propietarios es la molestia que puedan provocar los visitantes con fiestas o desperfectos en zonas comunes.

Desde la administradora O Castro, abundan en que las comunidades de vecinos están limitando “bastante” los pisos turísticos, pero destacan las dudas que existen en torno a la normativa, puesto que “no es 100% clara”. Otro negocio de este sector consultado por FARO insiste en este último aspecto: “La ley es difusa”. Explica que los vecinos están “inquietos” con la proliferación de viviendas turísticas, principalmente, por la llegada y entrada de personas diferentes todas las semanas y las horas de acceso y salida.

“No es agradable que entren al piso a las 3 de la mañana y se duchen. Se ve alterada la normalidad”, comenta, a la vez que explica que las formas más habituales de limitar este uso son la subida de la cuota de la comunidad al propietario y la comprobación en el registro de la Xunta de que la vivienda está dada de alta para funcionar como alojamiento turístico. En todo caso, deja claro que, a pesar de que cada vez hay más pisos vacacionales, no advierten “muchos problemas” en las comunidades de vecinos.

“No creemos que se deban prohibir, ya que es una forma lícita de ganar dinero, de sacar rentabilidad a la vivienda. Hay que tratar de regular la convivencia y llegar a acuerdos con los dueños, que son los primeros en querer que todo esté en orden. Ellos son los primeros responsables y suelen estar atentos a que no haya problemas. En algunos casos, incluso se los gestionan agencias y los usuarios están registrados, como ocurre en los hoteles”, señala.

Desde esta administradora de propiedades, comentan que consideran más alarmantes los conflictos que se generan con residentes habituales que no pagan la comunidad o provocan contratiempos graves que alteran la convivencia. “El turista se va a los pocos días u horas, pero a los vecinos incívicos no hay quien los mueva en muchos casos”, argumenta.

Sentencia judicial

La prohibición de los pisos turísticos por parte de las comunidades de propietarios se puede efectuar con su inclusión en los estatutos, pero se entiende que no tiene efecto retroactivo, es decir, que las viviendas que se dedican a esta finalidad antes del cambio de la normativa podrían seguir funcionando como tal. La Audiencia Provincial de Pontevedra respaldó hace unos meses a una comunidad de vecinos de Vigo que reclamó el cierre de un apartamento de este tipo por ser una actividad expresamente prohibida en los estatutos.

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