Un paseo por el HALO a vista de pájaro

A punto de culminarse la cubierta y la unión con la plaza pública de Vialia, FARO visita por primera vez el anillo superior del ascensor sobre la AP-9

Caballero ubica “a finales de enero” su estreno, aunque dependerá de la climatología

Visita en exclusiva a las instalaciones del HALO

Pedro Fernández

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Una vista privilegiada e inédita en la ciudad. La culminación de la pasarela superior del ascensor HALO, que conecta la ascensión desde Serafín Avendaño y la plaza pública superior de Vialia, permite apreciar por primera vez la ría y la trama urbana desde un mirador ubicado a 60 metros de altura sobre el nivel del mar. FARO visita los brazos de este gigante que preside la entrada en Vigo por la Autopista del Atlántico para constatar los avances visibles desde fuera. Si el espacio de ocio y deporte ubicado en la zona superior del complejo diseñado por Thom Mayne permitió generar una panorámica inaudita en el barrio –Vía Norte está a una cota inferior– el proyecto desarrollado por el Arenas y Asociados, el estudio vigués AM2 Arquitectos y la portuguesa NOARQ se adentra hacia el mar.

“Es un pequeño paso para una persona pero un paso histórico para la ciudad” resume el alcalde, Abel Caballero, haciendo suya la frase con la que FARO informó del fin del izado de su estructura el 14 de abril. El regidor insiste en el diseño “colosal” de la obra que “dará la vuelta al mundo” y lo explica en clave local. “La autopista deja de ser un problema” ya que “había una parte que rompía Vigo y nos obligaba a dar toda la vuelta” en referencia al rodeo kilométrico que suponía el mayor “muro” de la urbe. Y aunque pasará a ser “algo que superas”, habrá que aguardar unos meses todavía. Las previsiones del Concello apuntan “a finales de enero” para su puesta en servicio, retrasando una vez más los plazos anunciados que fijaban en 12 meses su finalización. Y aunque desde la obra indican que su objetivo es acabarla incluso antes de que acabe el año, desde el gobierno local les reclaman prudencia para finalizar los trabajos con garantías.

Pese a las impresiones que generaba desde detrás de las vallas de obra, la pasarela–mirador goza de 4,5 metros de ancho. “Es como una calle elevada” reseña el alcalde al tiempo en que insiste que no solamente será una infraestructura de movilidad, sino que mucha gente la utilizará para pasear por ella ya que hay espacio para ello. La otra cuestión clave era la sensación de vértigo que podía generar el caminar por ella, a 15 metros de altura sobre el suelo. Desde la obra reconocen que tuvieron especial “sensibilidad” con esta cuestión para no excluir a los más aprensivos de su uso, colocando dos muros de más de un metro de ancho y alrededor de 1,3 de alto hacia cada lado; lo que impide. Aún así, no se descarta que en el futuro se incorporen medidas de seguridad adicionales como ya se hizo en la pasarela que conecta el Centro Comercial A Laxe con el Casco Vello.

Solamente el “hueco” donde se instalarán los dos elevadores provoca malestar a quien padezca este miedo debido a sus más de 45 metros de caída al vacío. En paralelo a ellos se ubicarán las escaleras de emergencia, a las que se podrá acceder desde dentro de las cabinas. El anillo superior, en cualquier caso, no es completamente plano ya que tiene una curvatura de “contraflecha” cóncava de 6 centímetros para que las cargas no deformen el anillo de 400 toneladas. Además, esto facilita además el drenaje de las aguas pluviales hacia los canalones, impidiendo que se estanque. De esta manera quedarán unidos varios barrios que en su conjunto suman alrededor de 80.000 vecinos a los que habría que sumar los trabajadores o personas que acuden a realizar gestiones o turistas. En la parte baja, beneficiará a las zonas de García Barbón y Areal desde Colón hasta Sanjurjo Badía, ya que hasta la calle Coutadas no hay pasos alternativos sin grandes pendientes hacia el otro lado de la autovía. Esta circunstancia se repetirá desde la Travesía de Vigo hasta el barrio de Casablanca, que escala hasta Praza de España desde Urzáiz.

“Embarque” al HALO 
desde arriba.  | //R. GROBAS

Caballero y Pardo, durante la visita. / Ricardo Grobas

Tal y como constaba el proyecto, ambos brazos son diferentes en su concepción. Hacia el oeste es completamente descubierto, lo que permite “asomarse” a la estación de autobuses intermodal ubicada a sus pies, el final de la autopista en Santiago de Vigo y los tejados de García Barbón y Areal con la ría y la actividad portuaria de telón de fondo. En cambio, el lado derecho cuenta una doble cristalera que garantiza la privacidad de los vecinos de las Torres Ifer pero que permite ver A Guía y el barrio de Teis a lo largo de la lengua de asfalto conformada por la AP-9 y la Vía Verde a Chapela, todo ello a resguardo de la lluvia gracias a un espacio techado de 3,6 metros de alto. Hacia este lado los vidrios ultrarresistentes replegables que facilitarán la limpieza desde dentro de la pasarela. Los 136 “ventanales” están diseñados a medida por Pontevedresa Group y abarcan 1.320 metros cuadrados con una resistencia similar a la que se exige en el sector naval.

4.000 viajeros por hora

El cambio en el modelo de ascensores a utilizar permitirá incrementar ligeramente la capacidad de esta infraestructura, que podría contar con más de 4.000 viajeros por hora a pleno rendimiento. Cada una de las dos cabinas de 2,73 metros cuadrados tienen capacidad para 17 personas y los 38 metros de ascensión –que ayudan a superar el desnivel de más de 45 metros hasta Vía Norte– se podrán completar en menos de medio minuto. El acceso inferior, como ya adelantó FARO el 26 de febrero, se realizará “bajo tierra” en un vestíbulo que contará con bancos y 2,80 metros de altura. En la parte alta, la pasarela se estrecha ligeramente en esta parte, aunque con espacio suficiente en los laterales para aguardar a cubierto.

Cara oeste del ascensor
en Vialia.   | // R. GROBAS

Hueco del elevador / Ricardo Grobas

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Una de las principales novedades será la colocación de dos aerogeneradores de 3,81 metros de alto en los pilares que sostienen la estructura sobre la autopista. Con un coste de apenas 55.876 euros, estas dos hélices proveerán de energía a los elevadores y a los sistemas de iluminación gracias a los 4,74 metros por segundo de viento registrados de media en la zona; contando con un rotor de 3,10 metros de diámetro.

Está previsto que generen 6,13 kWh de media para los 33 kW de potencia máxima instalada en todos los sistemas eléctricos y de iluminación. De esta forma, tal y como adelantó FARO durante su proceso de adjudicación de la obra a la UTE formada por Ferrovial y Oreco, tendrá una doble cara ecológica.

La inclusión de los mismos fue uno de los motivos por los cuales el Ministerio de Transportes adjudicó una ayuda de hasta 6 millones de euros para su construcción dentro del reparto de fondos Next Generation de la UE destinados a la descarbonización de la movilidad. Actualmente solo son visibles los dos pilares ubicados en las medianas de la autopista sobre los que se colocarán y no está previsto que lleguen a la zona hasta la recta final de los trabajos.

En ese periodo, siempre a expensas de los temporales que puedan afectar a la construcción, se acometerán también los remates de carpintería y jardinería.

Un paseo por el HALO a vista de pájaro

Cara oeste del ascensor en Vialia. / R. Grobas

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Una de las principales críticas a la ejecución de la obra, más allá de los retrasos o las molestias con el cierre del túnel de Lepanto, es el aumento del 25,4% sobre el presupuesto adjudicado inicialmente en marzo de 2022; cuando ya se incrementó respecto a la estimación inicial.

Este sobrecoste de 3,2 millones de euros aprobado en verano por el gobierno local –y ratificado en el pleno la semana pasada con un cambio en las anualidades– se debe a dos factores principales: los nuevos cálculos sobre el proyecto –con un incremento de la capacidad en ascensores y resistencia– y al encarecimiento de las materias primas, con alzas continuadas del acero y el vidrio por encima del 30% desde 2021.

A ellos también se ha sumado el encarecimiento de la energía o los costes laborales debido a que la obra pasará de un plazo de 12 meses de ejecución hasta casi 18 cuando se inaugure a comienzos del próximo año.

Los ingenieros y técnicos de la obra apuntan también a los problemas encontrados con los ascensores ya que “no tienen comparación con los de una comunidad de propietarios”. Esto ha obligado a que en el sector tengan que desarrollar programas específicos con precios fuera de mercado.

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