El Tren Celta una década después: más pasajeros, más inversiones y más lento

El servicio “directo” entre Guixar y Campanha empeora los tiempos de su estreno en 2013 | La electrificación y modernización de la línea no se tradujo en mejoras relevantes

El automotor de la serie 592 que opera el Tren Celta en la estación de Guixar.

El automotor de la serie 592 que opera el Tren Celta en la estación de Guixar. / M.G. Brea

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

La línea de Alta Velocidad entre Vigo y Oporto que permitirá prolongar el Eje Atlántico hacia Portugal es la gran promesa de la movilidad en la Eurorregión desde hace más de un cuarto de siglo. La reducción de tiempos entre las dos ciudades gracias a la Salida Sur o la entrada de competidores son algunos de los beneficios que traerían una infraestructura que protagoniza las demandas políticas, sociales y económicas a ambos lados de la frontera. Pero eso no llegaría antes del 2030. Mientras tanto el Tren Celta, el actual, cumple diez años con una paradójica situación incluso después del paro forzado por la pandemia. Sus tarifas promocionales –desde 5,25 euros por billete– y constancia en la programación le llevaron a los 116.000 pasajeros durante el pasado año frente a los 30.000 de su estreno en 2013. Aquel 2 de julio el tren operado conjuntamente por Renfe y Comboios de Portugal tardó 2 horas y 15 minutos, una hora menos de lo habitual. Hoy en día tarda entre ocho y diez minutos más.

Aquella mejora histórica llegaba después de eliminar hasta 15 paradas intermedias para lograr mejores marchas, aunque con los años se sumarían las de Nine (en Vila Nova de Famalicão), Viana do Castelo y Valença. Durante los dos últimos años se han electrificado los trazados entre Nine y Viana do Castelo (julio de 2019 por 16 millones) y hasta la frontera (2021 por 18 millones). Este mes de junio se estenaba, para culminar una inversión de 86 millones, el sistema de seguridad ECTS en los últimos 48,11 kilómetros del recorrido hasta España para hacerla “más eficiente, segura y con más capacidad” según Infraestruturas de Portugal. Sin embargo, estas inversiones que pretendían dejar en 90 minutos el tiempo de viaje entre Vigo y Oporto no han tenido ningún impacto. El servicio sigue operándose con los “camellos” diésel de la serie 592 al no estar electrificado con el mismo voltaje el trazado en ambos países, algo para lo que aún no se ha buscado una solución a corto plazo. Además, los retrasos en el recorrido –especialmente en el último servicio del día– siguen siendo una tónica habitual.

Posible fin a la colaboración

Esta conexión, de las pocas de toda la red estatal que aún goza de un “nombre propio”, fue hasta el desembarco de Renfe este verano en Francia la única internacional operada por la compañía pública.

Sus paisajes y su aire romántico para muchos aficionados del ferrocarril lo llevó a protagonizar un reportaje en The Guardian al destacarlo como una “de las mejores rutas transfronterizas de Europa” en diciembre de 2022. “El tren es básico, no espere lujos; pero es uno de los mejores viajes internacionales”, destacaba el diario británico en un nuevo reportaje sobre Galicia.

Sin embargo, la colaboración de Renfe con su homóloga portuguesa podría llegar a su fin después de décadas con esa postura. Dentro del plan de internacionalización iniciado por el nuevo presidente, el catalán Raül Blanco, la compañía ha desvelado sus próximos pasos para posicionarse en el mercado luso de cara a la llega de la Alta Velocidad. Es por ello que ha reservado 15 millones de euros para adaptarse a los requerimientos técnicos y confía en poder operar dos trenes diarios de Alta Velocidad directos entre A Coruña y Lisboa a medio plazo.

Además, el pasado invierno inició a través de Logirail un proceso de captación de aspirantes a realizar la formación y trabajar con la habilitación de Auxiliar de cabina. La oferta se ceñía al trayecto entre entre Vigo y Valença do Minho y servía como apoyo al personal de Comboios de Portugal que ya se encarga de la gestión hasta la estación de Campanha.

Menos conexiones que nunca pese a la demanda

Al igual que ocurre en el Eje Atlántico –con diez trenes rápidos por sentido desde su inauguración en 2015– el Tren Celta mantiene sus dos frecuencias por sentido todos los días de la semana frente a las tres del siglo pasado. Las salidas desde Guixar son a las 8:58 y las 19.56 horas, mientras que las de la estación de Campanha son a las 8:13 y 19.10 de la hora local. Hasta la pandemia Renfe ofrecía también dos conexiones entre la estación viguesa a Valença do Minho q ue aún no han sido recuperadas. Éstas ofrecían más conexiones a los vecinos de Redondela, O Porriño y Tui hacia Vigo y permitían enlazar en la villa fortificada con los “Intercidades” de Compios de Portugal que llegan a Lisboa en poco más de cinco horas. Estas “lanzaderas” eran operadas por los trenes de la serie 594, los mismos que utilizan los trenes turísticos que la Xunta y Renfe ponen en marcha cada verano y acaban de ser distinguidos en los ‘Rail Tourism Awards 2023’ celebrados en Viena con una Mención Especial del Jurado por su relevancia y creatividad.

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