Locura (sin beso) por el Cristo en Vigo

La Colegiata abre sus puertas a cientos de feligreses para presenciar el descendimiento del Cristo de la Victoria

Mario Costas

La Concatedral de Vigo vive hoy uno de los días más importantes del año. El más que conocido descendimiento del Cristo de la Victoria provoca un sinfín de emociones entre los presentes, en un evento que comenzó por la tarde y que se prolongará hasta bien entrada esta noche. Un emotivo acontecimiento que estuvo precedido por varias misas, la última celebrada sobre las 20:00 de esta tarde y en la que los devotos asistentes entonaron el himno en honor a Cristo.

Una Colegiata que se ha mantenido abierta durante toda la tarde para que todos los feligreses pudieran rendirle su personal homenaje al queridísimo “Cristo de la sal”, pero con una peculiaridad. Desde el año 2022, año en el que volvió la procesión tras la cancelación por la pandemia, no se puede tocar ni besar la imagen del Cristo.

“Vengo a cumplir una promesa de mi madre, como todos los años”

Concepción Rodríguez-Feligresa

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“No podemos dejar que tanta gente se acerque, es inviable desde el COVID, además los pies del Cristo están muy deteriorados”, explica José Manuel Cabaleiro, responsable de la organización de la procesión. Si bien ya no se puede besar al Cristo, si se permite que la gente, a través de los cofrades, pase objetos como estampitas por el cuerpo de la imagen.

“Llevábamos cuatro años sin venir”

Carmela Fonseca y Jaky boente-Feligresas

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Entre los cientos de personas que optaron por procesionar en la jornada de sábado se encontraban Carmela Fonseca y Jaky Boente, que llevaban 4 años sin poder asistir por culpa de una operación que tuvo Carmela, pero que venían todos los años. “El Cristo supone para muchos curación, arregla problemas, situaciones malas”, añadía Carmela Fonseca.

“Los pies del Cristo están muy débiles, por eso no pueden tocarse”

José Manuel Cabaleiro-Responsable de la procesión

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Para Concepción Rodríguez, otra de las feligresas presentes, supone cumplir una promesa al santo, “vengo a pagar una promesa por mi madre, venimos todos los años a pesar de no ser de aquí”, comenta Concepción. José Manuel Cabaleiro por su parte explica el gran honor que es para él participar en la Cofradía, “llevo treinta años de cofrade, el Cristo es algo importantísimo para mí”.