La incidencia del cáncer de piel en Vigo, al alza con casi un centenar de casos anuales

El melanoma es el más agresivo, pero no el más frecuente | El perfil de los pacientes es heterogéneo y la mejora en la detección precoz permite sacar más diagnósticos a la luz

La responsable de la Unidad de Melanoma del área,Celia Posada.

La responsable de la Unidad de Melanoma del área,Celia Posada. / RICARDO GROBAS

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Asociado al cambio social que se produjo entre las décadas de los 60 y de los 70, cuando la exposición solar e ir a la playa se convirtieron en alternativas de ocio, la incidencia del cáncer de piel entre la población española ha experimentado un importante incremento en los últimos años, un hecho que los profesionales vinculan directamente con aquella modificación de hábitos. El área sanitaria de Vigo no es ajena a esta realidad y desde la Unidad de Melanoma del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi), la facultativa Celia Posada, confirma esta tendencia al alza indicando que los casos de cáncer de piel detectados por el servicio de Dermatología rozan ya casi el centenar al año.

Entre las hipótesis que barajan los profesionales vigueses a la hora de abordar el importante volumen de diagnósticos en el área, además de que en las últimas décadas el ocio ha llevado de la mano una mayor exposición a la radiación solar, también hacen referencia a la detección precoz, puesto que según destaca la doctora Celia Posada, “en nuestra unidad se diagnostican más melanomas y la labor diagnóstica es mejor, ya que logramos detectarlos cuando son más finos y, por lo tanto, existe un mejor pronóstico”, añadiendo que, “creemos que estas son las dos hipótesis que explican el aumento de la incidencia del cáncer de piel, pero no se ha determinado todavía cuál es la predominante”.

Encontramos pacientes jóvenes con melanomas de todo tipo de grosores

Dentro del cáncer de piel existen dos grandes grupos. Por una parte, se encuentran los melanomas cutáneos, que si bien son los menos frecuentes, la doctora Posada apunta que son “los más agresivos”. La coordinadora de la Unidad de Melanoma viguesa señala que “no se da en un perfil específico de la población, ya que en nuestro servicio encontramos desde gente mayor con diagnósticos tardíos porque no realizan una autoexploración, y en los que detectamos un melanoma grueso y con peor pronóstico, hasta otros pacientes que han trabajado toda la vida en el campo o en el mar y que tienen mucho daño solar, en los que los melanomas no son tan gruesos, pero que están asociados a esa exposición crónica y acumulada. Y, por otra parte, también encontramos pacientes jóvenes con melanomas de todo tipo de grosores”. Con respecto a estos últimos casos, Celia Posada hace referencia a que las quemaduras en la infancia y en la adolescencia son un factor de riesgo determinante, aunque matiza que “también puede existir una predisposición genética”.

En cuanto a la segunda clasificación la dermatóloga comenta que, “dentro del grupo que no se corresponde al melanoma, el cáncer de piel más común, y que de hecho es el más frecuente en humanos, es el carcinoma basocelular. Junto con el carcinoma epidermoide, el basocelular es el que aparece en la mayor parte de los casos y suele ser un diagnóstico presente en gente mayor que reside en zonas de exposición al sol, en donde han estado toda la vida con la cara, los brazos y zona del escote expuestos”. La doctora Celia Posada apunta que, “por suerte, la gran mayor parte de estos casos tienen un mejor pronóstico que el melanoma. Es excepcional que encontremos metástasis. De ser así, una cirugía local es curativa en prácticamente en todos los casos”.

Echarse la crema e ir a la playa a las dos de la tarde no es una buena fotoprotección

La responsable de la Unidad de Melanoma del área sanitaria también menciona que, en general, el perfil de los pacientes diagnosticados es muy heterogéneo, estando sus edades comprendidas entre los 20 y los 80 años.

A la hora de controlar los factores de riesgo, esta facultativa viguesa afirma que la “única herramienta” que la población tiene a su disposición para ello es la denominada prevención primaria, que consiste en llevar a cabo una buena fotoprotección, de manera que se realice una exposición al sol saludable, evitando las horas centrales del día, no abusando de las actividades al aire libre, buscando zonas de sombra, usar camisetas, gafas de sol y gorras o sombreros, así como aplicar cremas solares.

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Detectar lo antes posible el cáncer cutáneo es fundamental para un pronóstico favorable, por lo que la educación de la población en la prevención resulta clave para los profesionales de Dermatología. La doctora Celia Posada afirma que en las consultas insiste mucho en que una de las formas más eficaces que pasa desapercibida para gran parte de la sociedad es la autoexploración: “El estómago, los pulmones, etcétera, son órganos que no los podemos ver, pero la piel es accesible, la podemos revisar por delante y por detrás, de manera que cuanto antes detectemos una anomalía, más fino será y mejor pronóstico tendrá. Si educamos a la población en lo importante que resulta revisarse la espalda e incluso la planta del pie, es más fácil que acudan a nuestra consulta cuando algo les llame la atención. Y hago referencia a estas localizaciones porque suelen ser a las que menos se presta atención y los diagnósticos son tardíos”.

La fotoprotección es la otra cara de la moneda en la prevención del cáncer de piel y, cada cierto tiempo, las cremas solares se sitúan en el centro del huracán, poniéndose en cuestión su efectividad. La dermatóloga indica que “las cremas solares crean una falsa seguridad, porque hay muchas personas que piensan que hacen bien yendo todos los días a la playa y que están protegidos por echarse crema. De lo que hay que ser consciente es de que no es bueno ir todos los días a la playa y saber que, si corres al aire libre o practicas otras actividades, el sol te afecta igual en ese contexto que en la playa. Insistimos en el uso de la crema, pero es un método que da una falsa seguridad. Hay que tener en cuenta que es un complemento más, porque echársela e ir a la playa a las dos de la tarde no es una buena fotoprotección”, concluye.

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