Una historia de vida para no olvidar

Alumnos del colegio Cluny entregan un álbum con fotos y anécdotas a mayores del centro de día Alendia para que no se vayan de su memoria

Arriba, foto de familia. Abajo, un niño enseña fotos  a un usuario.         | MARTA G. BREA

Arriba, foto de familia. Abajo, un niño enseña fotos a un usuario. | MARTA G. BREA / Carlos Ponce

Los encuentros intergeneracionales siempre son encuentros muy especiales. Esa mezcla de la inocencia en los niños y la experiencia y la ternura que causan los mayores suelen generar momentos inolvidables, tanto para unos como para otros. Pero el que se produjo esta semana en el centro de día Alendia no fue uno más. Estuvo muy planificado tanto por la dirección del propio centro como por el colegio San José de Cluny. Alumnos de primero de ESO de esta escuela habían visitado ya hace meses a los mayores de Alendia para hablar con ellos y que les contaran los momentos más trascendentales de su vida. En aquel entonces, los usuarios, y en los casos de aquellos que tienen demencia, sus familiares, habían traído una gran cantidad de fotos y documentación para recordar las vivencias más importantes de su trayectoria vital: su boda, el nacimiento de sus hijos, los primeros pasos en el mundo laboral, alguno incluso llevó fotos de su servicio militar... Los alumnos recogieron todo eso y durante muchos meses, en la clase de Plástica, estuvieron elaborando lo que se denomina la historia de vida de cada uno de los mayores de este centro de día ubicado en Martínez Garrido.

Una historia de vida para no olvidar

Una historia de vida para no olvidar / Carlos Ponce

En una segunda visita el pasado martes al centro, los alumnos entregaron las historias de vida personalizadas a cada uno de los mayores. El objetivo, obviamente, es plasmar físicamente, en formato libro, esa biografía de cada uno de los usuarios del centro de día para que no olviden los momentos más importantes de su existencia. Especialmente teniendo en cuenta que muchos de ellos van perdiendo memoria con el paso de los años y que otros ya tienen demencia.

El encuentro en el que se produjo ese intercambio fue, tal y como relata el director de Alendia, Daniel Serrano, muy emotivo. “Hubo gente que se emocionó mucho, fue un momento muy especial para los usuarios, cuando vienen niños les cambia la cara al momento, les encanta. Y los chavales también se conmovieron, ya que muchos no están acostumbrados a tratar con mayores”, explica.

El objetivo es que, al ver ese libro con las fotos, los recuerdos se activen y no se pierdan en el océano de la memoria.

La interrelación entre mayores y menores propicia que los primeros se sientan útiles y que tanto unos como otros aumenten su autoestima y compartan aprendizaje en distintos ámbitos. Entre las principales ventajas de las relaciones intergeneracionales se encuentra la comprensión y el respeto en relación a lo que representan para la sociedad las personas mayores la contribución a crear ciudadanos a largo plazo, al incidir en la educación y transmisión de valores entre los más jóvenes.

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