Navidad en Vigo

El lado oscuro de la Navidad de Vigo: estas son las asignaturas pendientes de las luces

Los 57 días de furor lumínico dejan atrás los trastornos producidos por el ruido y el tráfico | Los vecinos del centro agotarán todas las vías en su denuncia al Concello

Atasco por las luces 
de Navidad en el centro.  | FOTOS: MARTA G. BREA

Atasco por las luces de Navidad en el centro. | FOTOS: MARTA G. BREA / Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

El Blue Monday, el día que numerosas empresas han convertido en “el más triste del año” bajo criterios de márketing, ha dejado un extraño poso en la ciudad. Porque además del enésimo temporal de este invierno, el apagado de las luces de Navidad de Vigo ha provocado reacciones de todo tipo, llegando a celebrarse en algunos grupos de Whatsapp como si fuera agua de mayo.

Así lo describe Alba Novoa, una de las caras visibles de la plataforma de vecinos del centro de la ciudad que ha denunciado durante los últimos meses los efectos de la campaña navideña en su día a día y “derechos fundamentales”.

El fenómeno y éxito turístico está fuera de toda duda. Sin embargo, hubo un hito en el que centenares de vigueses cambiaron su visión sobre la Navidad y reclamaron un cambio hacia un modelo “más sostenible”: el colapso vivido en los accesos los días 26 y 27 de diciembre con más de 52.000 vehículos.

{"pollEmbed":{"title":"\u00bfCu\u00e1ndo querr\u00edas que se apagasen las luces de Navidad de Vigo?","id":"80645489"}}En la encuesta lanzada por FARO el 3 de enero sobre la “prórroga” de una semana para el apagado se registraron más de 4.000 votos, optando el 63% de los participantes por acabar con la iluminación el domingo 8 y no el 15.

Si bien hosteleros y comerciantes recalcan que el tirón de las luces aún no ha tocado techo y que aún se pueden captar nuevos mercados, un sector importante de la población ha insistido en que el próximo año se deben mejorar los que fueron sus puntos débiles –e incluso oscuros– en esta edición.

  • Tráfico.

Desvíos, cortes y atascos. El plan de tráfico presentado por el Concello a mediados de noviembre sufrió varias modificaciones sobre la marcha debido al aluvión de turistas y escenas como los coches portugueses aparcados en el túnel de Beiramar.

Los cortes en la rotonda de La Paellera o el desvío por la VG-20 hacia Samil aliviaron la circulación, aunque solamente las abundantes lluvias y la coincidencia de las festividades en fin de semana la mejoraron de forma notable.

  • Aparcamientos.

El cartel de completo no fue exclusivo de los hoteles y restaurantes, ya que si hay un sector que incrementa de forma notable sus beneficios es el de los aparcamientos subterráneos, llenándose incluso aquellos que están lejos del centro.

Así se vivió el monumental atasco desde un parking subterráneo

FdV

La gran mayoría de ellos, sin embargo, no dispone de mecanismos que garanticen que los abonados que pagan cuotas mensuales por una plaza puedan acceder durante estas fechas, incumpliendo de esta manera su concesión.

  • Transporte público.

Si los miles de visitantes optaron por el vehículo privado es porque era, en muchos casos, la única opción viable. Con los trenes llenos a pesar de que la última frecuencia era a las 21.35 y con un caótico traslado de la intermodal, el coche fue el refugio natural para cualquier familia.

En el caso del bus urbano, las conexiones con los parkings disuasorios de la playa de Samil no llegaron a ser una alternativa real debido a la frecuencia de paso –17 minutos– o la duración del viaje al no ser servicios directos de lanzaderas.

En el lado contrario, el transporte de ría desde Moaña y Cangas anotó sus mejores datos del año con más frecuencias y un notable ahorro de tiempo y dinero.

  • Contaminación.

Miles de coches arrancando y parando el motor durante horas no es una estampa que ayude a luchar contra el cambio climático, incluso cuando se recortan las horas de alumbrado para reducir el consumo energético.

Está previsto que antes de las próximas navidades se pongan en marcha las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que evitarán la llegada el acceso de los vehículos más contaminantes.

En esa línea, Abel Caballero reconocía en diciembre que “la gente quiere llegar con el coche hasta el centro y eso no es posible”.

  • Ruido.

A pesar de que vecinos y visitantes reconocen que este año se ha bajado de forma notable el volumen de los villancicos a través de los altavoces instalados en las calles, los decibelios registrados cada noche superaron los recomendados para una zona declarada como “acústicamente saturada”. Gritos en la noria, música de feria o cláxones fueron la otra banda sonora de viernes a domingo.

  • Seguridad.

No solo trabajadores y vecinos han mostrado su malestar por los atascos. Policías, bomberos y técnicos de emergencias constataron su preocupación por las escenas en las principales arterias de tráfico de la ciudad.

Y aunque afortunadamente no hubo que lamentar ningún retraso en una respuesta de urgencia, los planes de evacuación y seguridad están más que cuestionados.

Los vecinos del centro agotarán la vía administrativa

Los alrededores de la Plaza de Compostela o la calle Colón fueron la “zona cero” de este fenómeno durante varios fines de semana, provocando que los vecinos de este barrio se organizaran a través de redes sociales para denunciar su situación. “Te roban dos meses de tu vida, que en una legislatura ya suponen un año entero”, señala Novoa.

Y es que haciéndose eco de la respuesta de Abel Caballero en la entrevista concedida a FARO y publicada este domingo, recuerda que “no hemos elegido que nos pongan esto y quienes van a Times Square saben lo que hay”.

Concentración de vecinos del centro afectados por las atracciones de Navidad

Concentración de vecinos del centro afectados por las atracciones de Navidad / José Lores

Además de sumar 2.300 firmas en su petición de Change.org, esta plataforma tiene previsto constituirse como una asociación en los próximos meses, siguiendo los pasos de otras parroquias viguesas y dejando claro que este año “la gente se ha dado cuenta de que no vale todo”.

Al mismo tiempo, continuarán su lucha por la vía judicial mediante la denuncia que varios vecinos han interpuesto al Concello por incumplir las ordenanzas municipales vigentes.

“Hay que agotar los plazos de la vía administrativa, es nuestra tristísima realidad”, anota Novoa, que recalca las dificultades vividas para conseguir que alguna empresa o abogado accediera a realizar las mediciones acústicas o llevar el caso.

La contratación de este servicio fue posible gracias a las aportaciones económicas de varios particulares y vecinos, alcanzando los 8.254 euros a través de 76 donaciones en Gofundme. Esta directiva de una importante empresa de granito muestra su malestar por la negativa del alcalde a reunirse con ellos.

“Nos tacha de politizados y dice que mentimos”, critica, recordando que entre sus miembros hay gente de todos los partidos. Además, muestra sus dudas sobre si un traslado de las atracciones a otro barrio resolvería el problema ya que “en Samil también vive gente y la solución la tiene que poner el que crea los problemas”, pero insiste en estar “segura de que se puede organizar de otra manera”.

Comienzan los trabajos de desmontaje  Una vez apagados los 11 millones de leds, los operarios comenzaron este mismo lunes los trabajos para desmontar todas las estructuras y adornos navideños. Las atracciones de la Plaza de Compostela y las casetas del Cíes Market fueron las primeras en ir desapareciendo, mientras que en los próximos días se procederá a despejar la calzada en Policarpo Sanz y García Barbón, volviendo así a la normalidad previa.

Operarios desmontando las atracciones de Navidad instaladas en la Alameda / Marta G. Brea

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Una vez apagados los 11 millones de leds, los operarios comenzaron este mismo lunes los trabajos para desmontar todas las estructuras y adornos navideños. Las atracciones de la Plaza de Compostela y las casetas del Cíes Market fueron las primeras en ir desapareciendo, mientras que en los próximos días se procederá a despejar la calzada en Policarpo Sanz y García Barbón, volviendo así a la normalidad previa.

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