"Hay problemas que se ven y otros que no. Cada uno tiene los suyos, pero hay que aprovechar todos los recursos de los que dispones para salir adelante. Si quieres algo de verdad, el esfuerzo que puedes poner es incalculable". Este es uno de los consejos que ayer se llevaron las decenas de personas que acudieron al coloquio que organizó el Hospital Povisa con cuatro ejemplos de superación en la vida y en el deporte: la campeona del mundo de paratriathlón Susana R. Gacio, la paratleta Desirée Vila y los integrantes del equipo de Discamino, Javier Pitillas y Gerardo Fernández.

Las palabras con las que arranca este texto son de Gacio. Nació con una discapacidad visual por albinismo. Fue ya con 4 años, en una visita a un colegio de la ONCE, cuando se dio cuenta que no era la única que veía mal y que había otros que no veían nada. Hoy, con dos campeonatos del mundo de paratriathlón y como número 1 del ranking de la International de Triathlon Union, tiene claro que no hay límites y que "la clave" para cruzar metas es "la disciplina". Esta fisioterapeuta y médica admite que cuando lo piensa "de forma sosegada" también le parece "increíble" lo que ha logrado. "Soy capaz de hacer lo que hago porque detrás tengo objetivos potentes", sostuvo. Tiene a Povisa como patrocinador desde 2014 y resalta que comparten el valor de la importancia del trabajo en equipo.

Para Desirée Vila, la época que pasó en el hospital de la calle Salamanca tras perder una pierna a raíz de un accidente en un entrenamiento en el club de gimnasia Flic Flac, fue la de su "renacer". Fueron sus padres los que le obligaron a retomar el deporte. "Sabían que me iba a faltar algo", recuerda. Probó varias disciplinas hasta que se decantó por el atletismo. Correr era lo que menos le gustaba en los calentamientos como gimnasta, "pero cuando te quitan algo tan cotidiano, lo valoras mucho más". La primera vez que se pudo echar "una carrerita" rompió a llorar y se dijo: "Tengo que hacerlo todos los días de mi vida". Se decidió a volver a meterse en el deporte de élite al conocer a otros paratletas. "Ver que otras personas con las mismas o más limitaciones estaban luchando por lograr sus sueños... Yo no iba a ser menos", relata. Ahora es campeona de España de cien metros y de longitud y, como Gacio, aspira a Tokyo 2020.

El culpable de que Javier Pitillas impulsara el proyecto DisCamino es Gerardo Fernández, un chico sordo y ciego al que en 2009 llevó hasta Santiago en triciclo. Él disfrutaba del olor, "de conocer chicas guapas" y de bajar "las chichas". "Busca más gente con problemas como yo para hacer el Camino más años", le dijo al terminar. Ahora son un equipo con 25 pilotos, que ha hecho 45 rutas jacobeas, en las que ha llevado a casi 200 personas con discapacidad. La mitad de su flota -con vehículos de más de 5.000 euros- la ha sufragado Povisa. También fueron a ver al Papa -al que Gerardo recomendó adaptar más las instalaciones del Vaticano- y volvieron pedaleando. Su próximo reto, los Alpes.

El alcalde, Abel Caballero, felicitó a Povisa por su "visión social" de la ciudad y a los cuatro deportistas del coloquio por haberse convertido en "referencias" para el resto. "Veros nos infunde confianza en lo que somos capaces de hacer".