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"Mi trabajo no tiene ningún misterio"

José Luis Gómez, jefe de Patología Forense en Vigo, asegura que hacer autopsias no le impresiona: "Es rutinario", confiesa -Su labor ayuda a resolver muertes violentas y aclarar otras súbitas

José Luis Gómez, en la sala donde se realizan las autopsias en el Hospital Nicolás Peña de Vigo. // Marta G. Brea

Sus primeras autopsias, hace ya más de dos décadas, las hizo en cementerios. En los de Segovia, donde se inició como médico forense, o de localidades como Ponteareas o Porriño, cuando ya se vino a Galicia. Las condiciones para realizar los exámenes anatómicos a los cadáveres para dar respuesta a una cuestión tan clave y delicada como es la de determinar la causa de la muerte de una persona eran entonces, describe, "lamentables". "En las zonas rurales, aquello era habitual", recuerda. Pero desde entonces ese escenario ha dado un vuelco. José Luis Gómez, jefe de sección de Patología Forense de la subdirección en Vigo del Instituto Galego de Medicina Legal (Imelga) sabe bien de lo que habla. En una ciudad como la olívica donde en 2014 se realizaron 355 necropsias, prácticamente una diaria, él se encarga de la gran mayoría. Por eso más que en los juzgados, donde está la sede viguesa del Imelga, su lugar de trabajo es el Hospital Nicolás Peña: allí, en una moderna sala en cuyo centro destacan dos grises y asépticas mesas de autopsia, desarrolla una de las labores que más interés despiertan de las del ámbito de la medicina legal.

A ojos profanos diseccionar un cadáver, abrir cráneo, tórax, abdomen y cuello para estudiar los órganos y buscar respuestas, puede parecer escabroso, difícil, impresionable. Pero Gómez explica y habla con naturalidad de una labor para él vocacional. "Nunca me causó impresión; es tan rutinaria como cualquier otra, no tiene ningún misterio", describe este forense de 55 años, natural de Badajoz, que cita el ejemplo de alguno de los estudiantes en formación que hicieron prácticas con él y que, incluso tras primeras experiencias en las que no aguantaron y no se veían "capaces" de seguir, lograron superar esas duras sensaciones iniciales.

Muerte natural o violenta

En toda Galicia se realizaron durante el pasado año casi 2.000 autopsias. En Vigo fueron 355. Frente a 187 necropsias por muertes naturales en las que en la gran mayoría de los casos se descubrió una enfermedad cardiovascular como causa del óbito, las restantes 168 fueron autopsias a personas que sufrieron un fallecimiento violento. Las muertes por motivo accidental (97) y suicida (67) fueron mayoría en este grupo, frente a sólo 4 casos cuya etiología se estableció como homicida.

Precisamente, una de las facetas más conocidas de la labor de un forense es su papel en la indagación de un crimen. Y la autopsia a la víctima de un homicidio o asesinato ya se aborda de forma especial, distinta a las que se hacen por otros motivos. Sin excepción, al menos deben practicarla dos forenses. Y una escena habitual en las series policíacas se corresponde con la realidad. "Sí, en los casos de muerte violenta o homicidios generalmente siempre está presente algún policía", responde Gómez a esta pregunta.

Porque la colaboración con Policía Nacional o Guardia Civil en estas investigaciones es "continua" y "estrecha". De hecho, la labor del forense no se limita a hacer su trabajo en la sala del Nicolás Peña. "La autopsia comienza en el momento del levantamiento del cadáver ", señala. Allí, en el lugar donde se encontró al fallecido, además de realizar un primer reconocimiento externo al cadáver, ya hay pistas que pueden ayudarles. Y con la necropsia se puede dar respuestas a enigmas que no se limitan al de la causa de la muerte, sino también a otras cuestiones como la fecha y hora en que se produjo, a si la víctima pudo o no defenderse o sobre el tipo y características de la arma que se utilizó.

El jefe de Patología Forense recuerda por ejemplo el caso del vigués que en 2011 mató a su exmujer en su casa de Coruxo. Uno de los muchos casos en los que él intervino. El ya condenado había alegado en su defensa una muerte accidental. Pero la autopsia fue vital para echar abajo esa versión exculpatoria. Demostró, con la objetividad y en definitiva la verdad que evidenciaban las heridas que presentaba la víctima, que era imposible que los hechos hubiesen ocurrido tal y como contaba el acusado.

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