Los ciclomotores suspenden la ITV. La entrada en vigor este año de la norma que obliga a las motos de 50 cc y con más de tres años de antigüedad a someterse a la Inspección Técnica de Vehículos está arrojando luz sobre uno de los males endémicos que padece la ciudad: el ruido atronador de los escapes trucados. Más de la mitad de las motos no están superando el examen por tener manipulada la salida de gases. En la nave de Peinador y en la unidad móvil habilitada para esta campaña se contabilizan 690 inspecciones desde enero; en siete de cada diez se demostró que el vehículo no era apto para circular.

La falta de control policial desde hace diez años está contribuyendo también a esta escabechina. La Policía Local no realiza ningún tipo de control de ruidos a vehículos desde hace más de una década, lo que ha dado carta libre a los dueños de los ciclomotores para atronar a los vecinos. Una ilegalidad que se está corrigiendo ahora con la obligación de pasar la ITV y que estará perseguida por los agentes de seguridad a partir del próximo mes, cuando estrenarán un medidor móvil de última generación para perseguir estas irregularidades.

Control de ruido y límite de velocidad máxima. Éstas son las dos pruebas infranqueables para la mayoría de los ciclomotores de la ciudad. Dos suspensos que tienen un denominador común: el trucaje de los escapes. La velocidad máxima que puede alcanzar un ciclomotor de 50 cc es de 45 km/h; en la ITV se marca la frontera en 62 para las motos con variador y 64 para las de marchas; pero ni aún así pasan la prueba ya que la mayoría supera con creces estos límites. En los casos más escandalosos las motocicletas pueden llegar hasta los 100 km/h, más del doble de lo permitido y de la velocidad que alcanza el ciclomotor de serie.

Perfil

La mayoría de las motos de 50 cc que no superan la prueba pertenecen a varones jóvenes; mientras que mujeres y adultos engrosan la lista de las que obtienen el visto bueno de la Inspección Técnica de Vehículos.

El coste de la ITV para los ciclomotores es de 22,05 euros. Si se fracasa en la primera revisión el conductor dispone de dos meses para solucionar los defectos detectados y volver a someterla a una segunda prueba gratuita. El examen se centra en aspectos como el alumbrado, frenos y neumáticos; pero sobre todo el ruido y la limitación de velocidad.

Una vez que el ciclomotor supera la prueba se le da a su dueño una pegatina similar a la del resto de vehículos. Las multas por circular sin haber sometido a la ITV el vehículos ascienden a 150 euros; hacerlo con la inspección desfavorable puede alcanzar los 450.

Medidor

La Policía Local se sumará en cuestión de semanas a la “batalla” contra el escape libre. Una veintena de agentes de la patrulla Medioambiental ultiman su formación para controlar el inspector de ruidos adquirido por el Concello hace casi un año. Los agentes se centrarán en la supervisión de los ciclomotores y denunciarán a aquellos que superen el límite de decibelios permitido. Los controles los realizarán a pie de calles y las multas oscilarán entre los 600 y los 3.000 euros.

En Vigo circulan casi 30.000 vehículos de dos ruedas; la mayoría, 20.000, son ciclomotores que estarán en el punto de mira de los agentes. La presión que anunció ya el edil de Tráfico y Seguridad, Xulio Calviño; y la obligación de someter a la ITV los ciclomotores con una cilindrada de hasta 50 cc está comenzando a llenar los talleres mecánicos, que reciben cada vez más clientes que quieren regularizar su ciclomotor después de haberlo sometido a algún trucaje.