De 1821 a 1823, Galicia tuvo cuatro provincias: La Coruña, Lugo, Orense y Vigo. La capitalidad apenas duró dos años y fue anulada por la fuerza de las armas, cuando las tropas del general Morillo, junto a unidades de los Cien Mil Hijos de San Luis, entraron en la ciudad, abolieron todas las disposiciones liberales y proclamaron el regreso de la Monarquía Absoluta.

Para entender el convulso bienio de Vigo como capital hay que recordar a uno de los personajes más abominables de la Historia: el rey Fernando VII. Si su padre, Carlos IV, ya se había lucido al retirarse a vivir a Francia y entregar el país a Napoleón, el vástago, al que sus partidarios llamaban "El Deseado", le superó ampliamente. Al ser restituido en el trono en 1814, disolvió las Cortes de Cádiz, anuló la Constitución de 1812 y proclamó el absolutismo. Era el primero de los muchos engaños del monarca a su pueblo.

La España liberal fue perseguida, pero logró mantener viva la llama de la rebelión y, seis años después, en 1820, el general Rafael del Riego se subleva en Cabezas de San Juan y proclama la restitución de la Constitución de 1812.

Fiesta en Vigo

Como en el país reinaba el descontento, agravado por las levas forzosas de jóvenes para combatir en la levantisca América, el pronunciamiento triunfó y en todo el país se acogió con júbilo el regreso a un régimen constitucional.

En Vigo, el 24 de febrero de 1820 la muchedumbre festeja en la calle la buena nueva, en especial en la plaza que se llamaría de la Constitución en homenaje al texto de Cádiz.

El nuevo Gobierno adopta inmediatamente disposiciones para modernizar el país. El 13 de julio de 1821, las Cortes acuerdan reducir a cuatro las antiguas siete provincias del Reino de Galicia. Así, se suprimen las de Santiago, Betanzos, Mondoñedo y Tui, manteniendo las de La Coruña, Orense, y Lugo, y creando la de Vigo.

Pronto se nombra un Jefe Político provincial, equivalente al actual Subdelegado del gobierno, cargo que recae en Ramón Losada, quien acomete el proyecto de crear todos los órganos provinciales.

El 5 de mayo de 1822, se celebran las elecciones para designar a la corporación de la Diputación Provincial de Vigo.

Las reuniones del organismo son conflictivas, pues algunos de sus miembros son absolutistas, reacios a colaborar con el régimen parlamentario.

Sin embargo, en poco más de un año de gobierno, se acometen importantes disposiciones. Entre ellas, se crean los 11 partidos de la provincia de Vigo: Bemposta, Caldas de Reis, Cambados, A Cañiza, Lalín, A Lama, Pontevedra, Ponteareas, Redondela, Tui y Vigo.

Además, se consigue que las Cortes españolas establezcan en Vigo un Consulado de Comercio marítimo y terrestre, una institución que se venía reclamando durante décadas, pues el importante puerto vigués tenía hasta entonces vedado buena parte del comercio internacional. Esta categoría se le da también a Coruña, que de inmediato comienza a conspirar en Madrid para que se anule el consulado de Vigo.

Estas protestas coruñesas, profusamente documentadas, lograrían su objetivo en 1826 cuando se suspende la concesión del consulado para Vigo, quedando sólo en toda Galicia el de la ciudad herculina.

A estos pleitos, hay que sumar que, en los dos años que dura la provincia de Vigo, la situación del país es casi de guerra civil. Los absolutistas organizan partidas y guerrillas, en las que están bien entrenados tras la Guerra de Independencia, y protagonizan toda suerte de escaramuzas. En una de ellas, están a punto de tomar Pontevedra por la fuerza y abolir la Constitución.

Junto a este clima bélico, hay una manifesta oposición de Pontevedra y de Tui a que Vigo sea la capital de la provincia. Los segundos, porque efectivamente habían perdido con ello tal condición. Los primeros, no se sabe si intuyendo que, con el tiempo, acabarían siendo los beneficiarios de tal título.

Pero lo que arruina por completo la provincia de Vigo es la invasión de España por los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, tropas mercenarias reclutadas por las monarquías europeas para acudir en auxilio de Fernando VII y restaurarle en el absolutismo.

Milicias liberales

El general Morillo, que había sido uno de los héroes de la Reconquista de Vigo, se ha pasado al bando monárquico y, por su parte, se levanta con sus tropas en Lugo y apoya la insurrección.

Aunque en Vigo se organizan milicias para detener a los absolutistas, la ciudad parece condenada. En Pontesampaio, donde años antes se había librado una batalla capital contra las tropas napoleónicas, los vigueses derrotan a las tropas de Morillo. Las tropas estaban formadas por unos setecientos hombres, reclutados de todas las parroquias del municipio, que combatían bajo el nombre de Milicia Nacional y que defendían el liberalismo y la Constitución.

Pero la victoria es un espejismo, cuando las tropas absolutistas eran tan numerosas.

El traidor Morillo, junto a los generales franceses Hubert y Laroche-Jacquelin, toman Redondela y, el 4 de agosto de 1823, entran en Vigo.

Ese mismo día concluye la historia de la provincia de Vigo, pues el general absolutista deroga todas las disposiciones del Trienio Liberal, entre ellas la de la misma capitalidad.

Galicia volvería a tener las siete provincias del Antiguo Régimen y cuando, años después, volvieron a reducirse a cuatro, la beneficiada fue Pontevedra, que se quedó con la capitalidad, en buena parte como castigo a la toma de partido liberal de la ciudad olívica.