Uno de cada seis cuidadores de dependientes sufre depresión y casi el 60% está en riesgo

El 18 por ciento pensó en suicidarse, según un estudio realizado por la USC por encargo de la Xunta

Dedican casi 16 horas diarias durante trece años a atender a sus familiares

Una cuidadora pasea con una persona mayor

Una cuidadora pasea con una persona mayor / Ferran Nadeu

Paula Pérez

Paula Pérez

La mayoría de dependientes prefieren ser cuidados en casa antes que irse a una residencia, pero permanecer en el domicilio tiene un importante coste social. Son familiares –mayoritariamente mujeres de mediana edad con estudios primarios y dedicadas a las labores domésticas– quienes asumen el rol de cuidador dedicando a esta tarea una media de 16 horas diarias durante un periodo que se prolonga durante trece años. Se trata de un trabajo que no solo les obliga a renunciar a su vida laboral o a socializar sino que también tiene un impacto sobre su salud, tanto física como mental. Una investigación de la Universidade de Santiago (USC), auspiciada por la Xunta, ahonda en esta última cuestión: el 16,1 por ciento de los cuidadores sufre una depresión y el 57,4 por ciento está en riesgo de padecerla. Por eso proponen en sus conclusiones que se ofrezca un servicio de atención psicológica y psiquiátrica dirigido a este colectivo y que se pongan en marcha “urgentemente” intervenciones para tratar al “elevado número de personas cuidadoras” que sufren esta dolencia.

El trabajo se realiza en el marco del convenio suscrito entre la Xunta y la Universidade de Santiago para elaborar estudios sobre la corresponsabilidad en Galicia y el reparto de los trabajos domésticos y de cuidados. Se trata de una investigación, en la que participaron psicólogos entrenados, y que sondeó a 554 personas cuidadoras en la comunidad gallega.

En primer lugar se analizó el perfil del cuidador para llegar a la conclusión de que “desafortunadamente es un rol asumido mayoritariamente por mujeres”: el 86,6 por ciento. Tienen de media 55 años y están casadas o viven en pareja.

En más de la mitad de los casos se trata de personas que solo tienen un nivel de estudios básico. Y además seis de cada diez son amas de casa. Solo el 20 por ciento compagina un puesto de trabajo con el cuidado de un ser querido. Esto sucede así porque es muy complicado compatibilizar ambas cosas.

El estudio del grupo de investigación en salud mental de la USC explica que las responsabilidades derivadas del cuidado llevan a que “los empleados pierdan sus trabajos” o se vean obligados a reducir sus jornadas laborales.

La persona a la que cuidan acostumbra a ser una mujer (son el 62,8 por ciento) con una edad media de 63 años. En la mayoría de los casos (casi el 40 por ciento) se trata de la madre o padre del cuidador.

Llama la atención que no se trata de un periodo puntual en el que la persona dependiente necesite cuidados sino que la situación se alarga de media casi trece años y exige al cuidador dedicación exclusiva: 16 horas diarias.

La carga física y emocional que sufren estas personas es considerable y eso explica el riesgo de que sufran algún trastorno mental. Según el estudio realizado por la Universidade de Santiago, uno de cada seis cuidadores sufre “depresión mayor”.

Los síntomas más frecuentes que admitieron estos cuidadores afectados por depresión son insomnio, fatiga o pérdida de energía, dificultad para concentrarse o tomar decisiones y pensamientos sobre la muerte.

Las cifras

  1. Trabajo femenino

    El 86,6% de los cuidadores son mujeres. La mayoría son amas de casa de 55 años de media y estudios primarios.

  2. Los síntomas

    Insomnio, fatiga, dificultad para concentrarse o pensamientos sobre la muerte, los síntomas de los cuidadores deprimidos

  3. Poca resiliencia

    Casi el 35 por ciento de los cuidadores tiene baja resiliencia, que actúa de factor de protección frente a trastornos mentales

Un 32,6 por ciento manifestaron su deseo de morir y el 18 por ciento pensó en suicidarse. Un 3,4 por ciento lo intentó.

En estas circunstancias la resiliencia de cada cuidador es vital para evitar caer en la depresión. Los cuidadores que tienen una mayor capacidad para adaptarse positivamente a situaciones de estrés, trauma o adversidad están más protegidos contra la depresión.

Sin embargo, casi el 35 por ciento de los cuidadores muestran una baja resiliencia, según el estudio. Y éste es un “factor protector frente a la sintomatología depresiva”.

Si hay un entorno positivo, si el cuidador tiene una mayor percepción sobre sus capacidades y es extravertido aumenta la resiliencia.

Los resultados de esta investigación que arrojan un 16,1 por ciento de cuidadores deprimidos son superiores a los realizados años atrás por otros estudios que situaban la cifra por debajo del 10 por ciento.

Ante esta situación el grupo de investigación en salud mental de la USC propone a la Xunta una serie de mejoras. Así, reclama que se promuevan medidas para potenciar la corresponsabilidad entre hombres y mujeres y que se facilite la participación de cuidadores en actividades “agradables y sociales” como programas de respiro familiar, ayuda a domicilio etc.

También reclaman que se elaboren protocolos para la detección de sintomatología depresiva en este colectivo y que se cree un servicio de atención psicológica y psiquiátrica que sirva para prever estos problemas de salud mental.

En su opinión, es necesario impulsar medidas para prevenir la depresión mediante estrategias que ayuden a los cuidadores a mejorar su resiliencia. Y, por último, reclama una intervención psicológica “urgente” para aquellos que ya están deprimidos.

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