Un tercio de las reclamaciones de la reciente ABAU se salda con la nota al alza

La ABAU de junio da más opciones de acceder a grados más solicitados

Los mejores presumen ante su familia
Las universidades gallegas rindieron ayer homenaje a los mejores expedientes de la ABAU de este año, 1.086 jóvenes, dos tercios chicas, que lograron al menos un 9 y que pudieron celebrar el feliz logro junto a toda su familia. Hasta 4.000 personas, entre estudiantes, parientes y autoridades, se dieron cita en el multitudinario evento ara reconocer los méritos de los jóvenes que empiezan un grado. De hecho, el acto se celebró en el Coliseum, en A Coruña, que permite ese aforo. Serán la primera promoción, recordó el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, que pueda realizar “íntegramente un grado gratis”. | IAGO LÓPEZ

Los mejores presumen ante su familia Las universidades gallegas rindieron ayer homenaje a los mejores expedientes de la ABAU de este año, 1.086 jóvenes, dos tercios chicas, que lograron al menos un 9 y que pudieron celebrar el feliz logro junto a toda su familia. Hasta 4.000 personas, entre estudiantes, parientes y autoridades, se dieron cita en el multitudinario evento ara reconocer los méritos de los jóvenes que empiezan un grado. De hecho, el acto se celebró en el Coliseum, en A Coruña, que permite ese aforo. Serán la primera promoción, recordó el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, que pueda realizar “íntegramente un grado gratis”. | IAGO LÓPEZ

Carmen Villar

Carmen Villar

Las notas de corte, que ponen el límite entre quienes están admitidos y quienes no a la hora de acceder a una carrera, llegan hasta el milímetro y el desempeño en la ABAU (Avaliación de Bacharelato para o Acceso á Universidade) es responsable de una buena parte de la nota de admisión. Por eso los interesados están pendientes de sus resultados y, cuando la evaluación no les convence, pueden reclamar. En general, los preuniversitarios gallegos están satisfechos con la nota y no llegan a uno de cada diez los exámenes cuestionados. En la reciente convocatoria, han tomado esa determinación un total de 3.440 alumnos –casi 13.000 se presentaron a la fase general o solo a la destinada a subir las calificaciones– y han reclamado cada uno una media de 1,82 materias.

En la mayor parte de los casos, el procedimiento de revisión finaliza con la misma nota con la que había comenzado, pero en un tercio de las solicitudes resulta positivo para el alumnado. En el caso concreto de las reclamaciones referidas a las pruebas que se celebraron a comienzos de este mes, en un tercio de los casos –un 32 por ciento–, la modificación de la calificación fue al alza. Es más anecdótico, en uno por ciento de los casos, que el procedimiento desemboque en un aprobado. No obstante, el resultado puede ser el contrario: el estudiante se expone también a perder puntos en el nuevo proceso de revisión. Ocurre en un 11 por ciento de los casos.

Cambios en el procedimiento

Hasta ahora, el procedimiento revisión, según explica la CiUG en su web, contempla que primero se analice que no hubiese errores materiales en la corrección (como preguntas sin corregir o errores en las sumas), lo que puede suponer modificar la nota hacia arriba o abajo y da origen a una nueva calificación provisional. A continuación se realiza una segunda corrección por un corrector diferente. En el caso de que exista una diferencia menor de dos puntos entre la nueva nota provisional y la de la segunda corrección, se hace una media aritmética entre ambas. Si se supera ese límite, se recurre a un tercer corrector y la nota definitiva sería la media aritmética de las tres. En la futura prueba de acceso a la selectividad, conforme al real decreto ya publicado en el BOE, este proceso variará ligeramente. Por ejemplo, se establece que si la diferencia es de 2 puntos o superior, “dos personas distintas a las anteriores efectuarán de oficio una tercera corrección” y “la calificación final será la consensuada por estas dos personas”.

Sin contar con la convocatoria ordinaria que acaba de celebrarse, en los últimos cinco años alrededor de 20.000 preuniversitarios gallegos solicitaron revisar en torno al doble de exámenes, con una media de finales felices que ronda la de este año. No obstante, a lo largo de este lustro los exámenes realizados en Galicia superan los 380.000. Son una minoría los revisados.

Un 6,7 en la fase general y hasta 2 puntos menos que en el instituto

Los jóvenes que acaban su periplo en el instituto y se lanzan a la aventura de abrirse paso en la universidad hacen un esfuerzo en sus centros de “notable”. Así, el alumnado que concurrió a la prueba de la ABAU este mes en Galicia llegó con un expediente del Bachillerato de 7,72.

El rendimiento, como en convocatorias anteriores, desciende en la prueba de acceso y esta vez la media de la fase general –que incluye las materias comunes y la obligatoria de modalidad– se saldó con una media de 6,780, que supone 0,94 puntos menos.

No obstante, en más de 80 centros gallegos que presentaron a la prueba al menos 20 alumnos, el desempeño en la ABAU resta al menos un punto al expediente de Bachillerato y hay casos aislados en los que esa diferencia llega a los dos puntos o se queda cerca.

Criba para los campus en Bachillerato: solo un 64% lo aprueba a la primera

Entrar en la facultad, en el grado deseado, implica superar una carrera de obstáculos que empieza ya en Bachillerato, cuya media es clave para calcular la nota de acceso. Pero aprobar el 2º curso y hacerlo en la convocatoria ordinaria tiene ventajas añadidas, como permitir acudir a la ABAU de junio y situarse en una buena posición para intentarlo con las titulaciones más codiciadas, que a veces completan su aforo tras uno o dos llamamientos y que en no pocas ocasiones –el 40% de la oferta en Galicia– quedan vetadas para quien acude a la “repesca” del instituto y de la selectividad.

Si este examen tiene fama de complicado y muchos alumnos la afrontan con nervios, los datos apuntan que un filtro previo al del examen para llegar a los campus se hallaría ya en el Bachillerato y que incluso resultaría más riguroso. Y es que si un 96% de los presentados superó la fase obligatoria de la selectividad, solo dos terceras partes del alumnado aprueban todo 2º curso en mayo en el instituto. El primer escollo para hacer un grado pasando por Bachillerato es titular en la etapa. Un tercio del alumnado no lo logra al primer intento.

Según datos de la Consellería de Educación, de los 17.505 estudiantes matriculados en 2º este curso, titularon en convocatoria ordinaria 11.239, el 64,2%, y casi todos fueron a la selectividad –11.063, indica la CiUG, con la referencia de la matrícula del examen de Lengua Castellana y Literatura–. Luego habría que sumarles los que titulen en la fase de recuperación. Con ese plus, las cifras de quienes consiguen promocionar, al final , según el Ministerio de Educación y correspondientes a 2021-22, repuntan hasta el 86,2%.

En el limitado porcentaje de quienes consiguen aprobar el curso en la primera oportunidad, en la convocatoria ordinaria, influyen, según docentes consultados por este diario, factores como un rendimiento irregular arrastrado desde la ESO o la normativa para titular, que deja margen para hacerlo con alguna materia suspensa si el equipo de profesores considera que se cumplen ciertas condiciones.

Profesores como Xosé Ferreiro, que da clase en Matemáticas en el IES Poeta Díaz Castro, de Guitiriz, consideran que el bajo porcentaje tiene que ver, principalmente, con la política de los centros privados y grandes centros en las ciudades “con teórico pedigrí” que quieren alardear de un gran número de aprobados en la ABAU y “dejan por el camino a un buen número de personas que podrían superar las pruebas”, aunque en el caso de las localidades pequeñas, añade, también influiría el hecho de que “mucho alumnado” supera la ESO “de un modo bastante justo, con una base académica baja”, pero acaba en Bachillerato porque sus familias, por motivos económicos o de transporte, no pueden permitirse elegir un itinerario distinto. A veces, añade, los filtros que debería haber el 1º año no funcionan y se ven en 2º con varias pendientes.

Hacia la ESO miran también dos docentes de Lengua Castellana y Literatura. Una señala que “no hay criba” en 4º de ESO y que hay alumnos a los que se les permite titular ya con “dificultades” para facilitarles que sigan estudios de ciclo medio, pero cuyas familias los meten en Bachillerato al ver que aprueban, y otra comenta el “desajuste” entre los “pocos contenidos” dados en ESO y los que deben afrontar después. De hecho, apunta, hay quienes reparten las materias entre la convocatoria ordinaria y la recuperación para poder abordarlas.

Para un profesor de Matemáticas en el IES de Teis, la cifra se explicaría por “una doble derivada que une un cambio en la normativa y una adaptación” del alumnado a esa norma. Por una parte, señala que el nivel de los jóvenes ha “evolucionado”, “mutado”, y no tanto bajado, y que se manifiesta en “grandes dotes de adaptación” y una forma distinta de enfrentarse al reto del Bachillerato. Una parte del alumnado no siente la presión por la nota y busca “simplemente aprobar”, para opositar o para optar a grados o ciclos con calificaciones bajas. En algunos casos, dice, persigue el “camino fácil” y ahora la ley, añade, les deja una vía, la de titular con una pendiente, y para eso tienen que esperar a la convocatoria extraordinaria.

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