La FP superior se consolida como trampolín al campus: "Me dio más soltura, me veo más preparada que con el bachillerato"

Siete mil gallegos titulados en formación profesional prosiguen estudios en la universidad en el último lustro

Casi la mitad de quienes finalizan un ciclo de grado medio se inscriben en los tres años siguientes en otro que les permita ser técnicos superiores, un 40% más que hace 5 años

Feria de FP Innova.

Feria de FP Innova. / Xoán Álvarez

Carmen Villar

Carmen Villar

Aunque la inserción laboral en los ciclos de FP alcanza en Galicia, según los últimos datos publicados por la Xunta, este mismo año, una media del 85 por ciento –un récord que supone más del doble que una década atrás–, para muchos jóvenes esos estudios pueden funcionar como una pasarela hacia la universidad. Siete mil alumnos gallegos lo han entendido así en el último lustro.

A veces estos estudiantes ya enfocan su tránsito por FP de esa manera, para testar la titulación que les atrae antes de invertir en ella al menos cuatro años de su vida, y otras los entienden como la continuación natural de un camino en el que desean profundizar, llevándose de paso materias convalidadas. Así, pese a que por un lado la Formación Profesional de carácter superior “compite” por el mismo alumnado que las facultades, como apunta la Xunta en el Plan Galego de Financiamento Universitario, ambas enseñanzas funcionan como vasos comunicantes, e igual que hay universitarios que vuelven sobre sus pasos a las aulas del instituto, también se produce un transvase de técnicos superiores a la universidad.

Los datos de seguimiento educativo del Ministerio de Educación reflejan que el 26,4% de titulados en un ciclo superior en 2019-2020 –unos 6.800 jóvenes– se matriculó en educación universitaria en alguno de los tres años siguientes en Galicia, un porcentaje similar al estatal (27,6%). Entre las chicas es más habitual animarse a dar ese paso: toman esa decisión una tercera parte de las tituladas, frente a uno de cada cinco de sus compañeros de pupitre varones. Lo mismo sucede en todas las comunidades, pero Galicia es la cuarta con una mayor brecha a favor de las chicas, con casi 14 puntos.

Si se analiza quienes se enganchan a una carrera ya al año siguiente de finalizar el ciclo, el porcentaje sería del 15,6 por ciento para la promoción que tituló en 2022 y ha bajado. Aun así, se traduciría en 1.300 estudiantes. Pero la universidad no es la única opción para seguir formándose. Hay quienes ya son técnicos superiores y van a por otro título de las mismas características –un 11% de los graduados en Galicia–. Incluso, como comentan orientadores de instituto, existen estudiantes que recorren varios ciclos en la misma familia.

Y si los campus son la alternativa mayoritaria para quienes finalizan ciclos superiores, porque facilitan un acceso directo a una carrera, los ciclos superiores serían a su vez el destino preferido de quienes optan por seguir formándose cuando finalizan un ciclo de grado medio, que también permitiría a los graduados reenganchar con el Bachillerato.

Desde ciclo medio a superior

No es un camino anecdótico y ha ido a más últimos cinco años. En particular, de la promoción que se tituló en ciclos medios en plena pandemia –unos 5.500 gallegos–, casi la mitad, un 46,2 por ciento, inició un ciclo formativo de grado superior –que mejora la inserción en lo relativo a contratos indefinidos, por ejemplo– en los tres años siguientes. La cifra se disparó un 41 por ciento con respecto a un lustro atrás, cuando únicamente un tercio de titulados elegía seguir formándose en una FP superior.

El mismo fenómeno se produce en el conjunto del Estado, donde casi un 55% de técnicos aspira a sumar el título de técnicos superiores. En el ranking autonómico, Galicia se encontraría a la cola en esta opción, con Cataluña, donde prosiguen con un ciclo superior casi dos de cada tres titulados, en el extremo opuesto. Pero también hay quien elige seguir en el mismo nivel, grado medio: en Galicia un 4,5 por ciento de los graduados. Es la segunda comunidad de España, empatada con Asturias, con el mayor porcentaje que escoge esta modalidad.

Noa Rivera

Noa Rivera / cedida

Noa Rivera Sousa: “El ciclo me dio más soltura, me veo más preparada que entrando desde Bachillerato”

La viguesa Noa Rivera Sousa recuerda que, cuando le preguntaban qué quería ser de pequeña, siempre se dibujaba con el “típico mandilón de profesora”. “Siempre lo tuve bastante claro”, indica, para aludir a que le gusta tratar con niños, una vocación que ha ligado a su formación, primero a través del ciclo superior de Educación Infantil, que cursó en el Colexio Plurilingüe San José de la Guía tras estudiar la ESO y el Bachillerato en el IES de Teis, y ahora en la Universidade de Vigo, en Pontevedra, finalizando el primer año de la carrera de Educación Infantil.

Ese paso previo por la Formación Profesional le vino muy bien, reconoce: “Siempre tuve claro lo que quería estudiar”, insiste, “pero me quedé fuera de la carrera, así que empecé por un ciclo y al final lo agradezco porque me dio mucho más soltura”. “Me veo mucho más preparada que si hubiese entrado en la facultad desde el Bachillerato”, sostiene. De esa etapa destaca, por ejemplo, la formación del período de prácticas, que en su caso se materializó en una estancia de alrededor de tres meses en Italia, en Perugia: “Fue una experiencia muy buena. Como tenía claro que quería hacer la carrera me animé a irme fuera para hacer las prácticas y adquirir así otro tipo de experiencia”.

Rivera Sousa habría podido trabajar ya sin necesidad de pasar por el campus –otras compañeras suyas de ciclo están ya haciéndolo, dice–, porque la formación de FP, enfocada en los niños de 0 a 3 años y en su cuidado, les da acceso a empleos en ludotecas o escuelas infantiles. “Quería centrarme en niños de 3 a 6 años, pero esa experiencia con los de 0 a 3 la disfruté más de lo que pensaba”, comenta. Esa vivencia, destaca, respondió a sus “expectativas”, y “por eso la carrera”, por eso quiere “seguir”.

Con esa valoración, no es de extrañar que esta joven que aspira a un futuro en Vigo considere aconsejable el itinerario académico que ella ha vivido –y no es la única con ese currículum en su titulación–. “Recomiendo muchísimo hacer el ciclo antes de la carrera, porque vas mucho más formado; yo era más consciente de todo, ves diferentes herramientas... A la gente que viene de Bachillerato se le nota, se ven mucho más nerviosos en clase. Para mí es más sencillo porque ya sabes de qué va y viste algunas asignaturas”, explica. De hecho, aunque ahora culmina su primer año en el campus, ha estado matriculada en asignaturas tanto de primero como de segundo curso porque al hacer el ciclo hay cinco materias que le convalidan.

Jorge Teixeira

Jorge Teixeira / CEDIDA

Jorge Teixeira Crespo: “Es mucho más fácil encontrar trabajo al principio de la carrera con un ciclo hecho”

Jorge Teixeira Crespo, de Redondela, está triplemente formado en el ámbito de la informática y es un ejemplo de viaje completo desde FP a la universidad: comenzó en el IES de Teis con un ciclo medio de Sistemas Microinformáticos y Redes; prosiguió allí con un ciclo superior de Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma y en la actualidad está de Erasmus en Rumanía y afronta dos materias que le faltan para finalizar el grado de Informática por la Universidade da Coruña, carrera, además, a la que también pudo recortar en torno a medio año por las convalidaciones de FP.

Concilia los estudios con la presidencia de GPUL, una asociación de código abierta afiliada a la UDC, y ha trabajado desde siempre. “No estuve ni un día en el paro”, proclama. De hecho, ve “mucho más fácil encontrar un trabajo al principio de la carrera si tienes un ciclo antes”. Concede, con todo, que estudiar y trabajar al mismo tiempo “supone un trabajo y un gran esfuerzo, pero se puede hacer”. “Es cuestión de organizarse”, indica este joven, quien reconoce que él y otros que optaron por esa conciliación eran “los estresados”. “Pero la ventaja es que vas por delante del resto por el hecho de trabajar, la carrera es más fácil porque aprendes mucho del trabajo”, argumenta. “Por un lado te quita tiempo, pero por otro te proporciona una experiencia que te sirve de mucho a la hora de estudiar”, incide.

Esa aventura con la informática arrancó en la ESO. Ya entonces le gustaban los ordenadores y no quería estudiar Bachillerato, por lo que optó por un ciclo. “Me gustó la informática, desde el primer momento le cogí el hilo, y nunca dudé de si quiero o no ser informático”. Eso sí: admite que quizás un día quiera “desconectar” y tiene un plan B por si ese momento llega: trabajar en una granja.

Teixeira, que ahora disfruta de la “flexibilidad” que le da trabajar desde su portátil y que aprovecha para viajar, no solo recomienda el camino que él siguió, sino que comenta que “mucha gente” a la que ha conocido durante la carrera “se arrepiente de no haber hecho algo similar” porque en la universidad, explica, se dedica mucho tiempo a estudiar aspectos “muy apartados” de la realidad del trabajo de programación y en el ciclo la formación está “más cerca” y además se hacen prácticas en empresas antes. Las ventajas de un ciclo no se acabarían ahí. Menciona también el poder irse de Erasmus, encontrar un trabajo de forma “más fácil” en la carrera y disponer de “más visión” a la hora de afrontar el grado. “Te ayuda, más que a estudiar, a tener una visión del futuro, de qué quieres hacer y cómo”, aclara; incluso a saber a "qué asignaturas dedicarles más tiempo, cuáles serán más útiles en tu futuro”.

Prevención de riesgos para hacer prácticas y filtrado previo

En septiembre arranca la nueva FP. En Galicia, las novedades empezarán a aplicarse en 1º en los ciclos ordinarios. Un cambio afecta a las prácticas: se realizaban al acabar 2º y con los módulos profesionales superados y ahora se podrán hacer ya en 1º, con un tope de 80 horas en FP básica y 200 en ciclos de grado medio y superior.

Asegurar que el alumnado está capacitado para ir a una empresa es una de las exigencias de Educación en las instrucciones de FP para el curso, cuyo borrador trasladó a los sindicatos para debatir en mesa sectorial. Los docentes decidirán si el candidato adquirió las competencias “necesarias” para abordar las prácticas “con garantías”. Otras reglas para que el alumnado pueda optar a prácticas serían: tener 16 años, que haya plazas disponibles con un perfil “adecuado” al currículo y contar con un certificado en prevención en riesgos laborales, formación que se incluirá en una materia en la primera evaluación.

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