La nueva selectividad ofertará un único modelo de ejercicio por cada materia

Deja abierta la puerta a opciones en las preguntas, pero no posibilitará estudiar menos temario | De la presentación, la coherencia y la ortografía dependerá el 10% de la nota

Jóvenes en la ABAU.

Jóvenes en la ABAU. / Xoán Álvarez

Carmen Villar

Carmen Villar

Tras la irrupción del COVID, las autoridades educativas permitieron que el alumnado pudiese optar a la máxima calificación en selectividad al margen de haber recibido o no íntegramente el temario, con un examen casi a la carta. El modelo, que se prorrogó hasta ahora, implica más opciones, ya que el aspirante puede elegir entre un catálogo de preguntas el número que se exige contestar, eludiendo las que peor se le den o las que desconozca. El próximo año ya no estará vigente este modelo ni se retomará el sistema previo, que facilitaba dos alternativas cerradas, pero alternativas al fin y al cabo, la A y la B. El Real Decreto que regula las pruebas de acceso a la universidad, para las que el Gobierno central recupera esa denominación, establece un único modelo de ejercicio por materia.

Es una de las novedades que trae la nueva selectividad finalmente aprobada ayer por el Consejo de Ministros, que se estrenará dentro de un año, en junio de 2025. La ministra de Educación, Pilar Alegría, enfatizó, en su comparecencia tras la reunión semanal del Ejecutivo, que se trata de “la primera vez” que en una prueba de la ABAU “se incluyen criterios comunes y homogéneos para todos los territorios, tanto en el formato de las pruebas como en la forma de evaluar dichas pruebas”, aspectos que vinculó al “fruto” de un largo proceso de “trabajo” y de “diálogo” que incluyó, dijo, cientos de reuniones.

De hecho, la también portavoz del Gobierno recalcó que el refrendado ayer por el Ejecutivo es el modelo de selectividad “más debatido de la historia”, con “más de 200 reuniones con las comunidades, familias, universidades, rectores...” con un objetivo, el de aprobar un sistema “ceñido a la nueva ley educativa”, la Lomloe, que propone “una nueva forma de enseñar y aprender por competencias”, lo que exigía también, alegó, “una nueva forma de evaluar” en la ABAU.

Novedades

Quienes cursen 2º de Bachillerato a partir de septiembre experimentarán el nuevo sistema, que oficializa algunas novedades del borrador que trascendió en marzo. Entre ellas, y dado que la reforma del sistema obedece a quejas de comunidades como Galicia, que advertía “desigualdades” entre los estudiantes, está el que para cada ejercicio “deberán existir unos criterios objetivos de corrección y calificación previamente aprobados”. Uno de los focos de divergencias entre autonomías está, por ejemplo, en cómo se penalizan las faltas y la nueva normativa fija que entre esos criterios de corrección “incluyen la valoración de la coherencia, la cohesión, la corrección gramatical, léxica y ortográfica de los textos producidos, así como su presentación, que supondrá al menos el 10% de la calificación de cada pregunta o tarea que implique la redacción de un texto”.

La prueba de acceso a la universidad de 2025 constará de al menos cinco exámenes en Galicia, como ahora: Lengua Castellana y Literatura, Lingua Galega e Literatura, Lengua Extranjera, la materia específica de la modalidad cursada e Historia de España o de la Filosofía. Para mejorar la nota de admisión, el alumnado podrá examinarse de hasta cuatro materias más distintas a las de la fase de acceso, sean de modalidad, cursadas o no, o de la Historia no realizada (Filosofía o Historia de España), aunque, en el caso de que sean cuatro, una de ellas debe ser el segundo idioma.

Estructura del examen y preguntas

Habrá un único modelo de ejercicio para cada materia, aunque se abre la puerta a la posibilidad de elegir entre varias preguntas o tareas. No obstante, la norma advierte que eso no podrá conllevar la disminución del número de competencias objeto de evaluación, es decir, no implicará poder estudiar menos temario.

Las preguntas que requieran respuestas tipo test o cerradas no podrán exceder del 30 por ciento del examen. Además, los enunciados de las tareas se contextualizarán en entornos artísticos, científicos, humanísticos y tecnológicos y, preferentemente, en entornos próximos a la vida del alumnado. El examen mantendrá la duración actual: 90 minutos.

Cuando trascendió en marzo el último borrador del real decreto, desde la Xunta se censuró que los cambios propuestos no arreglaban los “problemas reales” de las pruebas y que los jóvenes gallegos seguirían “perjudicados”. Ayer, la vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP, Ester Muñoz, descartó que la prueba vaya a “homogeneizar”. “Lo único que cambia es el nombre”, criticó, y “además pone un mínimo a las comunidades de un 10% para calificar con criterios de corrección, esto no homogeneiza absolutamente nada”, alegó. Muñoz recordó que el PP trabaja en una reforma de la prueba que presentará en las próximas semanas. “Esto sí va a ser una auténtica revolución para la selectividad del año que viene”, comentó, y no para “endurecer” la ABAU, sino para hacerla “más justa”.

Educación recuerda que, si bien la nueva prueba de acceso tendrá “estructura, características básicas y criterios de corrección comunes”, en virtud de la normativa vigente, serán las comunidades las encargadas de concretarla en sus territorios.

CLAVES DESTACADAS

1 Un único modelo de examen por materia

Ni dos exámenes a elegir ni un listado de preguntas con un mínimo a contestar: la opcionalidad se reduce y no permite descartar temario.

2 La misma duración y pocas preguntas test

Tras barajar ampliar el tiempo de cada prueba, se queda como ahora, en 90 minutos, y se pone un tope de 30% para preguntas tipo test.

3 Cinco exámenes más cuatro opcionales

Siguen los test obligatorios (tres lenguas, una Historia y la específica de modalidad) y se indica la posibilidad de subir nota con hasta 4 materias.

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