Ocho comunidades estudian ya copiar a Galicia y regular la venta de bebidas energéticas

Cataluña es la última en analizar una norma para limitar estos productos en los menores | Los pediatras aplauden el veto gallego

Un menor observa bebidas energéticas en un supermercado.   | // FDV

Un menor observa bebidas energéticas en un supermercado. | // FDV / Montse baraza/D. domínguez/Nieves salinas

Montse Baraza, Nieves salinas

Cataluña es la última comunidad que ha reconocido estar estudiando seguir la senda abierta por Galicia, que se convertirá en 2024 en la primera autonomía en prohibir el acceso de los menores de edad a las bebidas energéticas. Alega para ello los potenciales riesgos para su salud de unos productos que, de media, contienen 32 miligramos de cafeína por cada 100 mililitros, además de una gran cantidad de azúcar, lo que puede poner en peligro los sistemas cardiovascular y cerebral de los adolescentes. Pueden causar también “alteraciones del sueño, nerviosismo, irritabilidad y ansiedad”, apuntan desde la Consellería de Sanidade.

La Generalitat analiza cómo regular el consumo de estas bebidas en adolescentes, pero no es la única. Otras siete comunidades se plantean seguir los pasos de Galicia y estudiarán regular la venta a menores de unos productos que equivalen, en sus presentaciones de 33 mililitros, a la misma cafeína que dos tazas de café exprés, cuatro tazas de café filtrado o 4 latas de refresco de cola.

Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha, Navarra y el País Vasco son las autonomías en las que sus gobiernos regionales prevén estudiar la regulación de estas bebidas y Castilla y León y la Comunidad Valenciana ya han comenzado a abordar esta cuestión.

Casi la mitad (45%) de estudiantes de 14 a 18 años consumen con frecuencia (en los últimos 30 días) bebidas energéticas; siendo mayor la prevalencia en los chicos (un 50% frente al 39% en mujeres), según la encuesta Estudes del 2021. El alto porcentaje contrasta con el consumo en la población en general, que se sitúa en el 12,3%, una cifra aupada por la franja de edad de 15 a 24 años, donde su prevalencia es del 32,2%.

En el caso de Galicia, el porcentaje se sitúa cerca de la media, pero además evidencia el auge de estos productos, pues su consumo en esa franja de edad creció un 31% entre 2018 y 2021.

Además, sus riesgos asociados se disparan cuando se mezclan con alcohol. En Galicia, el 11,7% de alumnos adolescentes ha optado por esa opción, calificada como “bomba de relojería” por Rial Boubeta. El subidón de estas permite a los adolescentes beber más sin percibir los efectos de su intoxicación, elevando el peligro de comas etílicos, sexo sin protección, etc.

La comunidad científica avala el veto anunciado por la Xunta. Los pediatras españoles aplauden esa decisión. El pasado viernes, el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (CNYLM-AEP) alegó que los estudios ponen en evidencia que el consumo de las bebidas energéticas se asocia a irritabilidad, insomnio, cefaleas, ansiedad, falta de concentración y patologías metabólicas y cardiovasculares, como taquicardia o aumento de la presión arterial. Y, además de generar tolerancia con su consumo continuado, pueden producir adicción. Por tanto, no deben ser consumidas en la edad pediátrica.

Aplauden la intención de la Xunta de, a través de un proyecto de ley, equiparar estos productos al alcohol, vetándolos a los menores de edad. Los especialistas lo consideran más que adecuado porque el consumo de estas bebidas es negativo en la edad pediátrica y, también, en adultos.

“Muchas de estas bebidas se venden en envases de medio litro y la cantidad de cafeína que contienen equivale a más de dos cafés expresos, además de implicar un elevadísimo aporte de azúcares simples”, indican los pediatras, alertando de que contribuye a alejar a los niños de estilos de vida saludables.