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Hilda Gómez / A. Chao
Ver galería >Pensar en Vigo es pensar en la ría. Aunque en ocasiones el crecimiento y el progreso de la ciudad le hayan cobrado una importante factura al litoral, en otras muchas oportunidades la arquitectura ha sido su aliada, bien tratando de abrir la ciudad al mar, bien dándole protagonismo en la urbe al usarlo como inspiración en sus formas. Este repaso por construcciones contemporáneas sirve como ejemplo de esta sinergia.
Pensar en Vigo es pensar en la ría. Aunque en ocasiones el crecimiento y el progreso de la ciudad le hayan cobrado una importante factura al litoral, en otras muchas oportunidades la arquitectura ha sido su aliada, bien tratando de abrir la ciudad al mar, bien dándole protagonismo en la urbe al usarlo como inspiración en sus formas. Este repaso por construcciones contemporáneas sirve como ejemplo de esta sinergia.
Los arquitectos Esteve Bonell y José María Gil se asociaron en 1998 en su estudio de arquitectura Bonell i Gil Arquitectes. Titulados por la ETSAB en 1971 y 1978 respectivamente, entre su trayectoria individual y las obras firmadas en conjunto suman algunos de los galardones más importantes en la materia: desde el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea al Mies van der Rhoe, pasando por el FAD o el Ciutat de Barcelona. Aunque la mayor parte de sus trabajos se han desarrollado en Cataluña, su influencia tiene carácter internacional. De hecho, la actividad docente de Bonell lo ha llevado a impartir clases en París o Suiza. Vigo no se ha quedado atrás y también cuenta con el sello del estudio catalán. // Ricardo Grobas.
La propuesta de Bonell i Gil fue la elegida para dar forma al edificio administrativo de la Xunta de Galicia en la ciudad, un proyecto enmarcado en el plan urbanístico "Abrir Vigo al Mar". El inmueble, inaugurado en 2001, nació de la necesidad de unificar los diferentes servicios de la administración gallega, hasta entonces salpicados por la urbe. Fue diseñado para ocupar el fondo de los jardines de Elduayen, estableciendo además un orden con los edificios de Praza da Estrela. // Cameselle.
La construcción está planteada como una única pieza a partir de dos inmuebles que repiten un mismo tema formal. De sus líneas destacan las diferentes escalas así como el ángulo cóncavo de su fachada principal, enmarcada por los cerramientos laterales de piedra y las cubiertas planas. Esta cara totalmente acristalada permite la entrada de luz natural en todas las plantas del edificio. // Ricardo Grobas
Opuesto y complementario a la vez, así es el juego de volúmenes de la construcción articulada en torno a un bloque horizontal y una torre que aporta cierta verticalidad al conjunto. La apuesta de los arquitectos catalanes es la respuesta lógica a dos situaciones: por un lado, al plano que el edificio forma con el mar y, por otro, a los cambios de altura de los inmuebles del entrono. // Marta G. Brea.
La importancia de la luz en el diseño no solo se refleja en la fachada principal. Los vanos de las caras laterales también satisfacen la necesidad de iluminación natural del edificio, además de formar una rítmica melodía de estructuras que aporta sensación de uniformidad. // Marta G. Brea
Pero tanto esta celosía como la altura del inmueble están encaminados a cumplir el objetivo de abrir la ciudad al litoral. La sede de la Xunta se mimetiza con el resto de edificaciones residenciales y, según se varía el ángulo de observación desde el mar, las dos fachadas encartadas se despliegan dando lugar a un gran espacio público. El conjunto muestra cómo la arquitectura ejerce de nexo entre ambos medios. // Marta G. Brea.
Tan polémico como arriesgado e icónico. Así es el trabajo de Francisco Javier Sáenz de Oiza. Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1993, estudió en Madrid después de que su familia se instalase en la capital por voluntad de su padre, también arquitecto, y que quería que sus hijos pudiesen formarse allí. Recién acabados sus estudios, en 1947, se trasladó a Estados Unidos para ampliar sus conocimientos. Paralelamente, también desarrolló otra faceta, está más desconocida, la de inventor. Llegó a patentar desde un aparato que optimizaba la precisión del dibujo a un sistema para mejorar la fabricación de tejas planas. // Cameselle.
Durante años confesó su interés por elaborar un proyecto en Vigo, una ciudad por la que declaraba un gran afecto. Finalmente, la oportunidad llegó con el edificio del centro comercial A Laxe, otro de las actuaciones enmarcadas en el plan para abrir Vigo al mar. // Marta G. Brea.
Con todo, Sáenz de Oiza no pudo ver su diseño culminado. Tras su muerte en el año 2000 fueron sus hijos, Vicente y Marisa Sáenz Guerra, quienes tomaron el relevo y continuaron el desarrollo de la obra. El edifico de A Laxe se convirtió así en su única obra póstuma, una construcción concebida con la idea de recuperar el frente marítimo como elemento crucial en la vida viguesa. // María Villar
Más de 13.000 metros cuadrados distribuidos en tres plantas de uso comercial y dos de garaje, todo ello coronado por una terraza mirador. Estas características convierten en centro comercial en, quizá, la escuadra y el cartabón más grandes del mundo. Y es que estas fueron precisamente las formas en las que se inspiró Oiza, en un alarde de originalidad, para dar forma al edificio, uniéndolos a través de una pasarela peatonal. // Iñaki Abella.
El conjunto forma un solo edificio abierto a la dársena, tanto por su concepción geométrica como por los dos grandes muros cortina de vidrio que se abren al paisaje marítimo. Destacan además los perfiles horizontales de acero pintado de negro en este particular espejo. En la fachada posterior, el hormigón prefabricado cobra protagonismo creando aleros de protección estructurados en bandas horizontales. // Jesús de Arcos.
Para reforzar la comunicación del Casco Vello con el borde marítimo, el arquitecto propuso la construcción de una calle peatonal desde A Pedra hasta el recinto de Cánovas del Castillo, que propiciase la unión de la parte alta de la ciudad con la dársena de A Laxe. // Marta G. Brea.
Si bien, y pese al impulso que supone la llegada de turistas en cruceros, la oferta comercial y de ocio ha menguado con el paso de los años, siguen intactas las vistas de la ría y las espectaculares puestas de sol, tanto desde sus ventanales como desde las dos cubiertas transitables planteadas como miradores. // Marcos Canosa.
De Londres a Madrid con parada en Vigo, el arquitecto catalán Luis Vidal ha posicionado su estudio Luis Vidal+ Architects entre los más relevantes de España. Licenciado por la Universidad de Greenwich, es además miembro del Royal Institute of British Architects y del Instituto Americano de Arquitectos de Nueva York. Ha compaginado su carrera con el trabajo docente en la Politécnica de Madrid y, actualmente, en la Universidad de Cranfield (Londres). // Jorge Santomé.
Tan relevante en su carrera como la T4 del aeropuerto de Madrid o la T2 del de Heathrow ha sido el diseño del hospital vigués Álvaro Cunqueiro. Además de ser uno de los mayores centros hospitalarios de Europa y de su importante dotación tecnológica, se trata del primer edificio sanitario de España construido siguiendo los parámetros de sostenibilidad BREEAM. Entre otros galardones ha logrado el Premio Internacional al Mejor Proyecto Sanitario del Futuro otorgado por la Academia Internacional de Diseño y Salud en Kuala Lumpur. // Marta G. Brea
El estudio del entorno fue determinante en el diseño de un edificio de estas dimensiones. Su gran tamaño aprovecha el desnivel de la ladera para escalonar y fragmentar los diferentes volúmenes e integrarlos a su vez en el paisaje. El hospital se organiza en una planta base que alberga la zona ambulatoria, seis volúmenes en forma de velas que acogen las hospitalizaciones y un bloque trasero con el uso más técnico del hospital, incluida zona quirúrgica, UCI… // Marta G. Brea
La apariencia del edificio propone un recorrido desde el litoral a la montaña: los azules del área de consultas externas y la arquitectura de patios acuosa recuerdan al mar mientras el verde y los materiales naturales del bloque técnico evocan a la montaña. Ambos medios se conectan a través de la 'espina' relacionada con un muelle y las velas de hospitalización.
Precisamente, en la fachada de las velas radica otra de las novedades del edificio: por primera vez se utiliza en un hospital pintura prismática. El resultado, un azul intenso que varía en cuanto a la tonalidad según incida la luz y el ángulo de visión. // Marta G. Brea
El acceso principal del hospital recibe a los usuarios con unos enormes pilares que dejan al descubierto el inicio de las cuatro plantas de las velas de hospitalización, una entrada de envergadura para un hospital de su calado. Una vez en el interior se constatan los principios sobre los que se configura el diseño. Por un lado la funcionalidad y la búsqueda de la escala humana para atender la necesidad de pacientes y familiares, por otro, la ordenación para propiciar flujos de circulación claros y directos, minimizando los recorridos y eliminando los espacios residuales. Potencia además la orientación intuitiva, el aprovechamiento de la luz natural, el uso de materiales y colores cálidos y cuida la acústica, todo encaminado a reducir el estrés y generar bienestar. // Marta G. Brea
Si hay un nombre ligado a la arquitectura más actual de Vigo ese es el de Thom Mayne. El ganador del premio Pritzker en 2005 es el responsable de uno de los proyectos que revolucionará sin lugar a duda la ciudad tal y como se conoce hoy: el complejo Vialia. // Ricardo Grobas.
"El chico malo de la arquitectura" está al frente de un ambicioso proyecto urbanístico con tres ejes principales: el ferrocarril, un centro comercial sin precedentes en la ciudad y un gran espacio exterior como punto de encuentro. En total, el complejo contará con más de 34.000 metros cuadrados que entrarán en funcionamiento, previsiblemente a finales de verano.
El centro Vialia de Vigo se convertirá en la primera infraestructura viaria diseñada por Mayne: un conjunto abierto y bañado de luz natural organizada a partir de un "atrio central" y dos grandes plazas en los extremos del edificio.
La primera de estas plazas es la de acceso por Urzáiz que busca ordenar la entrada de peatones y vehículos al centro comercial, una antesala al complejo articulado en torno a la estación de tren. En este punto es donde se consuma uno de los retos planteados a Mayne: integrar la antigua fachada de las estación de ferrocarril, con fecha de 1878 y que aspira a recuperar su protagonismo y esplendor.
La segunda plaza en la parte trasera del complejo, a la altura de la calle Vía Norte, se convertirá en un mirador sobre la ría: 23.000 metros cuadrados con zona infantil, escenarios, espacios de restauración que aspira a convertirse en punto de encuentro de referencia para vigueses y visitantes.
En su interior se reunirá una gran oferta de ocio y comercio. Moda, restaurantes, belleza, hogar...más de 50 marcas, que crearán 1.500 empleos, ya están confirmadas para ocupar un lugar en Urzáiz. Para dar servicio a los usuarios se construirán además 1.500 plazas de aparcamiento.
Solo un arquitecto vigués podía encargarse del cambio en una infraestructura tan emblemática de la ciudad. Pedro de la Puente Crespo, licenciado por la Universidad de A Coruña, es la firma que se encuentra detrás del nuevo estadio de Balaídos. // Marta G. Brea.
"Quiero acercar el aliento de los aficionados al campo lo máximo posible". Esta era la declaración de intenciones de De la Puente en una entrevista para FARO. Una de las principales novedades que percibirá los asistentes a la nueva casa celeste será precisamente la proximidad al césped. Esto permitirá ganar en visibilidad pero también aumentar su aforo.
Tras las remodelaciones de Tribuna y Río (no exenta de polémica al arrastrar en el caso de Río viejos problemas como el espacio entre asientos), el nuevo Balaídos se completará con sus dos fondos: Marcador y Gol. El proyecto contempla además cinco nuevos accesos e instalar seis escaleras y ocho ascensores que garanticen que las personas con movilidad reducida puedan disfrutar de la grada.
La eficiencia energética es otro de los pilares del proyecto. Para alcanzar este objetivo optará por el uso de tecnología LED en todos los pasillos, gradas y nuevos espacios y aprovecharán las aguas pluviales.
Los vestuarios, también remodelados, o el túnel de salida al campo se convierten en toda una oda al celtismo. // Ricardo Grobas / José Lores
La transformación del estadio también pasa también por su cubierta, que se extenderá sobre la grada para resguardar de la lluvia al público. Su aspecto exterior se ha modificado con una fachada de aluminio que entre su trazado sinuoso y el color celeste semeja el movimiento de las olas del mar. // Alba Villar.
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