Entrevista | Brais Revaldería Prieto Productor, director, editor y empresario gallego del sector audiovisual en Nueva York

"En Estados Unidos valoran más tu trabajo que en España"

"Allí no se concibe que el cine esté subvencionado por instituciones públicas. La financiación corre siempre a cargo de empresas privadas"

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Los 100 Sutton Studios se han convertido en una referencia del sector audiovisual de la Costa Este en Estados Unidos. Con unas instalaciones de más de 5.000 metros cuadrados y dotados de tecnología punta y recursos de última generación, se han especializado, sin cerrarse a otros ámbitos, en vídeos musicales y spots publicitarios, y han sido ya escenario de las grabaciones de artistas como Nelly Furtado, Lil Nas X, Becky G, Jason Biggs, Jemima Kirke, Dove Cameron o Junior Choi, mientras marcas comerciales como Nike, Sephora, Samsonite, Reebok, Discovery Channel o HBO, ruedan allí sus campañas publicitarias, y revistas de moda como Vogue, Harper’s Bazar o Marie Claire realizan sus portadas y reportajes de lujo. Y todo gira en torno a Brais Revaldería Prieto (Lugo, 1983) quien, con más de 100 premios internacionales obtenidos en festivales de cine y publicidad, ha dirigido proyectos con artistas y personajes reconocidos a nivel mundial como Rubén Blades, Lionel Ritchie, John Giorno, Jessica Alba, Olivia Palermo, Marie Kondo, Stephen Curry, o el tenista Alexander Zverev. Miembro de la academia de la televisión de EEUU y del Producers Guild of America, Revaldería decidió, con el cambio de siglo, buscarse la vida en el sector audiovisual norteamericano, y hoy nos cuenta su historia.

–Disculpe la pregunta, pero sé muy bien que, como gallego, me va a entender: ¿De quién viene siendo usted?

–¡Jajaja! Yo nací en Lugo, soy hijo del productor de televisión Pedro Revaldería y nieto de dos abuelos que fueron unos grandes emprendedores, Ángel Revaldería Ulloa y Antonio Prieto Arias. Los cito porque creo que mi gen emprendedor procede precisamente de ellos, con quienes compartí muchos veranos. Ángel, que era muy versátil, hizo muchas cosas, y muy variadas, durante toda su vida: entre otras fundó la primera empresa de autobuses que hubo en Lugo y fue un baluarte en la reivindicación de la Denominación de Origen de la ternera rubia gallega. Por su parte, Antonio Prieto era propietario de una empresa que vendía a gran escala maquinaria para minería.

–De sus abuelos proceden sus genes emprendedores, pero intuyo que los de la vocación audiovisual provendrán los de su padre.

–Supongo que sí.

–¿Supone?

–Es que, te cuento: hasta los 18 o los 19 años yo no sabía muy bien a qué quería dedicarme profesionalmente. De hecho, mis primeros pinitos fueron de diseñador gráfico.

–¿Cómo nació entonces su pasión por el audiovisual?

–Esto lo he reflexionado recientemente

–¿Y ha encontrado la raíz?

–Sí. Recuerdo que con nueve años me regalaron mi primera cámara de fotografía y me pasaba el tiempo sacando fotos por todos lados y a todo el mundo. Cuando tenía 15 años, me compré una cámara de video y… lo mismo: rodaba todo lo que pasaba a mi alrededor. Se ve que, acaso inconscientemente, por aquel entonces yo ya tenía esa necesidad de documentar todo de alguna manera.

– Antes de trasladarse a Estados Unidos, primero probó en España. ¿Qué pasó para que decidiese marcharse?

– Yo viví en Galicia hasta los 12 años; en Lugo, hasta los dos o tres años de mi vida, después estuve en Santiago otros cinco o seis años, y en A Coruña otros cuatro. A continuación viví en Madrid durante 15 años. Allí estudié Comunicación Audiovisual. Y, sí, mi carrera comenzó cuando ya residíamos en Madrid. Trabajaba tanto por mi cuenta como por la de una productora llamada Piruletaymedia, que se dedicaba a contenidos audiovisuales, servicios de edición y post producción. Y nos fue bastante bien, trabajamos mucho, especialmente para Cuatro y para Telecinco; es más, la verdad es que en aquella época trabajamos a destajo porque, ya sabes, cuando se tienen 22 años… ¡puedes con todo! Pero llegó la crisis de 2008 y las cosas se pusieron difíciles, sobre todo para la productora, y entonces, y ahí sí que intervino mi padre como consejero, me percaté de que tenía pendiente probar en el extranjero y que, de hecho, aquel era el mejor momento para hacerlo. Así que me fui a Nueva York, en principio para aprender inglés, pero luego…

Rodajes y grabaciones en los estudios 100 Sutton de Brooklyn

Rodajes y grabaciones en los estudios 100 Sutton de Brooklyn. / 100 Sutton Studios

–¿Cómo fueron sus inicios en Estados Unidos?

–Lo primero que hice fue un máster de año y medio en la New York Film Academy. Tras finalizarlo, intenté volver a España, pero noté que ya estaba desconectado del mundillo audiovisual de ahí y decidí volver a Estados Unidos. Pasé un año haciendo proyectos muy bonitos aunque muy mal pagados, pero una vez que conseguí arrancar, las cosas ya fueron resultándome digamos que más sencillas. Estados Unidos tiene muchos aspectos criticables, pero es verdad que aquí te ofrecen muchas oportunidades y, si tú respondes, puedes crecer y avanzar. Eso resulta más difícil en el sector adudiovisual español, que es un círculo más cerrado y las oportunidades escasean, pero aquí, en cambio, si te lo curras, te vas abriendo paso y puedes llegar muy lejos. Date cuenta de que el audiovisual, en este país, es un sector que mueve millones y millones de dólares.

–Y le fue tan bien que hasta fundó una productora, y la llamó Cinexin, como aquel legendario juguete que fue tan popular en España.

–Sí, ¡jaja! Aquí también lo hubo, pero no lo conocen por ese nombre. Cinexin nació como iniciativa mía y de un amigo productor, también español, en 2016. Era una manera de tomar las riendas de mis proyectos. Hicimos spots, cortometrajes, documentales, pero la publicidad era nuestro punto fuerte, a fin de cuentas es lo que permite pagar facturas para hacer otras cosas. Con Cinexin realizamos proyectos espectaculares y, a la vez, accedimos a marcas tan potentes como Mastercard, Samsung, la NBA, Adidas…

–Participar en “Juego de tronos” da lustre a cualquier profesional del audiovisual. Usted trabajó como director de contenido en la serie ¿Cómo recuerda esa experiencia?

–Recuerdo que nos llamaron a consecuencia del éxito que tuvimos en una producción anterior, "Westworld”. Lo bueno de estar en producciones como “Juego de tronos”, además de divertirte mucho, es que tienes a tu disposición lo mejor de lo mejor.

–Y ahí, entre otras cosas, usted fue el encargado de las “experiencias inmersivas”. Disculpe pero, ¿en qué consisten?

– Es un formato visual cuyo objetivo es sumergir completamente a un espectador en un entorno o contexto específico, que puede ser real o virtual. La idea es promover que el participante se sienta inmerso en la vivencia, que pueda participar, meterse dentro de la historia que se cuenta. En España todavía está en pañales, pero supongo que no tardará muchos años en llegar y asentarse.

–Director, productor, empresario… ¿En cuál de estas facetas está más a gusto?

–A los proyectos a los que les tengo más cariño es a los documentales, por eso rodé “Arde Lucus” y “La vikinga de Catoira” en Galicia.

–¿Y cuáles son las señas de identidad de sus documentales?

– Pues yo no me he metido todavía en la ficción, porque busco identificarme con lo que estoy contando y el documental me permite tener esas conexiones, que pueden ser unas veces con un personaje, otras con la historia, y otras con el marco ambiental. El documental es una manera de dar mi voz a los proyectos, contando la historia desde mi perspectiva, y eso es lo que hace sentirme más cómodo. Yo no podría contar una historia si no encuentro una afinidad muy próxima que me llame.

–Pero, como dijo antes, lo que da dinero es la publicidad. ¿Hay espacio para la creatividad también en ella?

–Depende. Hay quien acude a nosotros con las ideas muy claras y muy cerradas, por tanto debemos ceñirnos a lo que piden; esto suele ocurrir con las grandes marcas. Pero si en el presupuesto te dan margen para buscar alternativas de otra manera, ahí sí que puedes aportar tu creatividad.

–Lo que supongo que no cabe en la cabeza de los que trabajan en el sector audiovisual en Estados Unidos es que, pongamos que en España, resulta casi imposible rodar una película sin subvención estatal…

–No, eso aquí evidentemente no se entiende. Aquí todo parte de la financiación privada y funciona de otra manera. Si conoces a las personas adecuadas consigues llevar adelante tus proyectos y, si no, a luchar por ello y seguir buscando inversores hasta que los encuentres. No obstante, que conste que en este país, aunque hay mucha oferta, si te lo mereces suelen darte oportunidades para que sigas creciendo. Es lo que te decía antes: aquí se valoran los trabajos bien hechos, la trayectoria, la calidad…Y bueno, el que persiste y vale, siempre llega. A todo esto, añado que, en general, el cine español está muy bien valorado en Estados Unidos.

– Visto desde fuera, da la impresión de que el sector audiovisual en Estados Unidos surge de tres grandes núcleos: por un lado está Hollywood, por el otro las productoras de series y, luego, está el suyo, reflejado precisamente en los 100 Sutton Estudios.

–Sí, es una visión que se acerca a la realidad, son como las tres patas en las que se sustenta el sector audiovisual norteamericano. Aquí hay tres grandes citas anuales, que son la gala de los Oscar (cine), la de los Emmy (series) y la de los Clío (publicidad). En España, estas últimas, las de los premios Clío, apenas son conocidas, pero en Estados Unidos se les da una gran importancia. Para empezar, porque, si ves a los nominados, no hay ninguna producción de menos de 5 millones de dólares. Nosotros hemos ganado 6 premios Clío, notifiqué la noticia a España y no me hicieron ni caso, creyeron que eran premios menores. En 100 Sutton Studios hemos tenido propuestas de televisión y publicidad, pero de cine no, porque al final si ellos necesitan algo se van a los estudios gigantes, a Broadway.

–¿Qué ha significado para su carrera la creación de 100 Sutton Studios? ¿Una especie de ascenso de categoría, un sueño hecho realidad…?

–Disponer de este espacio ha sido un salto importante en mi carrera, porque ahora tengo un sitio donde desarrollar mis propios proyectos, y además podemos extendernos a otro tipo de producciones. Fue una apuesta que he llevado a cabo conjuntamente con mi mujer, María Fernanda Ordóñez. Yo llevo 12 años Nueva York y he grabado en todos los estudios de la ciudad, por eso me percaté de que en todos había algo que se podía mejorar. En 100 Sutton disponemos de seis áreas distintas: un espacio de eventos, cuatro espacios de producción, y un teatro, y gracias a eso facilitamos el trabajo porque se pueden hacer varias cosas al mismo tiempo en espacios diferentes. La idea era cubrir un nicho que hacía falta en esta ciudad, que es muy competitiva. Y creo, modestia aparte, que lo estamos logrando.

–¿Qué nos puede adelantar de sus próximos proyectos?

– En un futuro cercano estoy planteándome la opción de embarcarme en proyectos en España, gracias al avance de gigantes del streaming como HBO, Netflix y Amazon, con quienes ya he trabajado. Esto me conduce a mis próximos planes: estoy finalizando tres documentales, uno sobre la Rapa das Bestas en Sabucedo, que llevan años en producción. Además, tengo en fase de desarrollo un par de series con personajes muy conocidos en España, sobre las cuales espero tener, y daros, noticias muy pronto.

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