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Hilda Gómez
Ver galería >Balaídos fue escenario en 1982 de tres partidos de la primera fase del Mundial de España. Las selecciones de Italia (que luego sería la campeona), Polonia (tercera), Perú y Camerún pusieron entonces a Vigo en el centro del universo futbolístico
Uno de los primeros partidos. Italia estuvo tan fuerte en defensa como siempre, con veteranos como Gentile, Cabrini y Scirea. Poco trabajo tuvo el portero Dino Zoff, que con sus 40 años era el jugador más veterano del Mundial. En Polonia la gran figura era Boniek, que acababa de anunciar su fichaje por la Juventus. En la imagen el genial jugador polaco es marcado por Scirea.
Balaídos fue uno de los diecisiete estadios elegidos para acoger en 1982 el Mundial de fútbol. Un año antes se habían iniciado las obras de mejora para poder cumplir con los requisitos exigidos por la FIFA. Un ejemplar de Faro de Vigo fue enterrado bajo las entrañas de Río.
La demolición de la grada de Río permitió aumentar el aforo del estadio y acabar con las inundaciones en el campo, al canalizar por debajo el cauce del río Lagares. La nueva grada pasó de los 7.000 a los 15.000 aficionados, representando un tercio total del estadio. La inversión ascendió a 474 millones de pesetas.
Balaídos finalmente acogió los partidos del grupo I en la primera fase de clasificación. Allí inició el Mundial la selección que unas semanas más tarde se proclamaría campeona del mundo, Italia. Junto a la selección italiana también jugaron Polonia (tercera en el torneo), Perú y Camerún.
Días antes cientos de aficionados pusieron a prueba su paciencia esperando la apertura de la Central de Espectáculos para hacerse con una entrada. Una larga cola se dibujaba en la calle Príncipe para conseguir las primeras localidades del Mundial. Algunos valientes estaban allí desde las tres de la mañana. Al final, el día del partido las taquillas del estadio estaban abiertas y no se llegó a completar el aforo. Un aviso de que la organización no iba a ser el fuerte de aquel Mundial.
Empieza el Mundial. Según los datos facilitados, se estimó que más de 2.000 millones personas de todo el mundo presenciaron en directo la ceremonia inaugural y el encuentro entre Argentina y Bélgica que abrió el mundial en el Nou Camp. En imagen un aficionado leyendo el Faro del Lunes a las puertas de Balaídos.
Llegó el día, el 14 de junio de 1982 los vigueses conocieron la sensación de ser escenario de un Mundial. En las horas previas al partido los alrededores del estadio eran un hervidero de aficionados. Bares y restaurantes llenos hasta la bandera, la lengua más escuchada era el italiano por la masiva presencia de aficionados de ese país.
El primer partido enfrentó a Italia, que llegaba envuelta en una profunda crisis deportiva y de convivencia, contra Polonia. El partido finalizó con empate a cero. Finalmente, ambas selecciones se clasificarían para la siguiente ronda. Polonia como primera de grupo e Italia en segundo lugar. En las imagen los dos equipos salen al campo junto al árbitro, el francés Michel Vautrot.
Los himnos nacionales marcaron la jornada inaugural en Balaídos antes del Italia-Polonia. Cuatro fueron los himnos que se escucharon esa tarde por megafonía. Primero el himno gallego, confundido con el polaco por los narradores, y después el italiano. Una vez rota la formación de jugadores y trío arbitral sonaron el himno polaco y el español. Otro ejemplo de organización.
Italia dominó el partido, aunque fue de más a menos, sin obtener recompensa. Los palos evitaron el gol. En imagen el extremo de la Roma Bruno Conti, que acabaría siendo uno de los jugadores del torneo, trata de alcanzar un balón ante el polaco Janas.
El aforo del estadio en esa primera jornada no se llegó a completar. La presencia de banderas italianas y polacas dio la nota de color al estadio en aquella jornada.
La afición italiana fue la más numerosa y se hizo notar en la grada de Balaídos. En imagen miembros de la tripulación de la fragata Perseo animando a su selección.
Finalizado el encuentro, los jugadores de ambas selecciones se intercambiaron las camisetas. Con el 6 y bigotazo se puede ver a Gentile, que acabaría siendo célebre en el Mundial por su marcaje salvaje a Maradona en Sarriá.
Uno de los jugadores más destacados del partido, el delantero de la Fiorentina Graziani, intercambia opiniones con el seleccionador italiano Enzo Bearzot.El entrenador reconocía el empate como bueno.
Durante el partido los fotógrafos se apiñaban detrás de las porterías a la espera de un gol que esa tarde no llegaría. Los asiáticos demostraron que el fútbol cada día les generaba mayor interés.
Durante la fase de clasificación la selección italiana eligió el Parador Nacional de Pontevedra como cuartel general. Allí Bearzot consiguió pacificar una selección que llegaba envuelta en mil disputas interna. Cientos de aficionados se agolpaban alrededor de la “Casa del Barón” custodiada con fuertes medidas de seguridad.
Y el lugar de entrenamiento para los de Bearzot fue el estadio de Pasarón. Cerca de un millar de aficionados presenciaron el primer entrenamiento de los italianos. La expectación en la ciudad del Lérez fue muy grande.
Italia y Perú fueron las protagonistas del segundo partido en Balaídos. Era la primera vez que ambas selecciones se medían en un partido oficial de la Copa del Mundo. El ambiente previo fue grandioso, la ciudad era una fiesta.
Dos horas antes ya eran miles las personas que se encontraban en los alrededores del estadio. Las gradas casi se llenaron por completo y entre los aficionados presentes se encontraba Mario Vargas Llosa.
Los jugadores italianos saltaron al terreno de juego con camiseta azul, pantalón blanco y medias azules. Los peruanos vistieron camiseta blanca con franja roja y pantalón y medias también blancas. En imagen el equipo titular de la selección peruana. Ahí estaban Cubillas, Duarte o Velázquez.
La anécdota del partido fue el fuerte encontronazo del jugador peruano Velázquez con el árbitro Walter Eschweiler. Ambos fueron atendidos tras el choque, Velázquez con una brecha. Todo quedo en un susto y ambos pudieron continuar el partido. En la imagen el gran Dino Zoff bloca un balón por alto.
Mucho ambiente en el estadio con cientos de seguidores de ambas selecciones. Las banderas de los países dieron color a las gradas y los hinchas peruanos ataviados con trajes típicos pusieron la nota multicolor al estadio. Los aficionados locales acabaron por inclinarse de forma mayoritaria por Perú.
El partido fue más emocionante que el primero, por lo menos hubo goles. Empate a uno. El primer gol sería italiano. En el minuto diecinueve Conti adelantó a los suyos con un disparo lejano. En imagen, jugada polémica en la que Gentile derriba a Oblitas, pidiendo los jugadores peruanos penalti.
El empate de Perú se produjo en la segunda parte. Una falta lanzada por el peruano Díaz sorprende a Zoff tras tocar en un defensa italiano. El ambiente en el estadio de Balaídos en el momento del gol fue indescriptible, parecía que Perú jugaba en casa. Las porterías del estadio vigués encajaban sus primeros goles en este Mundial.
Al inicio de la segunda parte Enzo Bearzot sentó a Rossi, saltando al campo Causio. El italiano había estado muy por debajo de su rendimiento y presenció toda la segunda parte desde la banda. En Vigo apenas dio señales de vida quien acabaría siendo el gran protagonista del Mundial y su máximo goleador.
En líneas generales, un partido entretenido con una primera mitad de dominio italiano y una segunda parte muy bonita de Perú que superó por completo a Italia. Un partido que dejaba abierta la clasificación para la siguiente fase.
En la tercera y última jornada todos los equipos del grupo I tenían opciones de clasificación. Balaídos acogió el partido entre Italia y Camerún mientras en Riazor luchaban Polonia y Perú. Todo se decidía en esa última jornada.
La selección de Camerún debutaba en la Copa del Mundo, ocupando una de las dos plazas que el Mundial concedía a África. Fue el equipo revelación del grupo primero. Los llamados leones indomables eran un conjunto muy compacto con un gran potencial físico donde destacaban jugadores como el delantero Roger Milla, Kunde y su portero N'Kono que luego sería fichado por el Espanyol.
Ambas selecciones luchaban por un puesto en la segunda fase. Tras la goleada de Polonia a Perú por cinco goles a uno el día anterior, Italia y Camerún se jugaban la segunda plaza de grupo. El tercer empate de Italia, esta vez 1-1, le sirvió para clasificarse como subcampeona del grupo, gracias que habían marcado un gol más que los cameruneses en la primera fase. En la imagen Milla se escapa de la tarascada de Scirea.
El trio arbitral estaba formado por el belga Dotschov auxiliado en las bandas por los españoles Sánchez Arminio, que luego sería el presidente casi eterno de los colegiados en España, y Soriano Aladrén.
La selección de Camerún sorprendió por su enorme fuerza física y su juego. Los "leones indomables", con Balaídos volcado a su favor, hacían honor a su nombre y no daban nunca un balón por perdido. Tenían una sorprendente forma física y desplegaban un juego ágil. En imagen el italiano Paolo Rossi.
El primer gol llegó en el minuto quince de un gran cabezazo cruzado de Graziani a centro de Rossi. Era el primer gol que encajaba N'Kono en el Mundial, que resbaló y se vio sorprendido por el remate del italiano. Dos minutos más tarde empataba Camerún gracias a un contragolpe terminado por Mbida.
Destacaron por parte de Italia Conti y Graciani como mejores jugadores y por la banda de Camerún su portero N'Kono y el autor del gol africano, Mbida.
La selección de Camerún fue animada desde la grada por un centenar de aficionados. Ataviados con trajes típicos de su país hicieron sonar durante los noventa minutos sus tambores y canticos tradicionales. El público vigués se puso descaradamente de su lado.
Un partido poco vibrante, con escaso espectáculo que decepciono a los aficionados presentes. Un empate que clasificaba a Italia para siguiente ronda. Convirtiéndose días después en la campeona, tras ganar en la final a Alemania Federal. Polonia acabaría tercera. En la imagen Cabrini conecta un cabezazo.
Tres fueron los partidos que se disputaron Balaídos. Una vez terminada la primera fase los bajos de la grada Rio fueron desmontados. La sala de prensa y la zona de Telefónica con cientos de cabinas dejaron paso a las pistas polideportivas que estaban planteadas en el proyecto inicial.
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Ver noticias guardadasUno de los primeros partidos. Italia estuvo tan fuerte en defensa como siempre, con veteranos como Gentile, Cabrini y Scirea. Poco trabajo tuvo el portero Dino Zoff, que con sus 40 años era el jugador más veterano del Mundial. En Polonia la gran figura era Boniek, que acababa de anunciar su fichaje por la Juventus. En la imagen el genial jugador polaco es marcado por Scirea.