La banca pone fin a 14 años de sangría laboral en Galicia

Las entidades incorporan unos 300 nuevos empleados desde 2023 en la comunidad para afrontar la transformación tecnológica

Dos clientes sacan dinero en los cajeros.

Dos clientes sacan dinero en los cajeros. / ANDREA VORNICU

P. Allendesalazar

Los bancos elevaron su plantilla en España el año pasado por primera vez desde que en 2008 comenzaron el durísimo ajuste de personal que emprendieron tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en el país y el inicio de la gran crisis financiera internacional. Las entidades de depósito cerraron 2023 con 161.640 empleados, 3.322 y un 2% más que en el ejercicio precedente, según los últimos datos del Banco de España. Está por ver si el incremento marca un cambio de tendencia o supone un repunte puntual. Y en cualquier caso, el sector sigue contando con 109.215 empleados menos respecto al máximo histórico de 270.855 que alcanzó hace quince años, lo que supone que todavía acumula un recorte del 40%.

La radiografía del supervisor recoge solo datos del conjunto del sector en España, pero la evolución de las afiliaciones a la Seguridad Social en el sector de servicios financieros confirma el antes y el después de la reconversión en Galicia. Las entidades emplean en estos momentos a cerca de 8.800 personas, unas 300 más que a mediados de 2022, cuando la sangría laboral echó el freno. En comparación con el pico registrado en 2008, hay 5.900 trabajadores menos.

Paralelamente al incremento de plantilla, además, los bancos han seguido cerrando sucursales, aunque a menor ritmo. Las redujeron en 45 en 2023 y otras 43 en el primer trimestre de este año –ninguna a lo largo de 2024 en Galicia, donde ya solo quedan 1.015 operativas–, con lo que su red ha bajado hasta las 17.560 oficinas, 28.147 y un 61% menos que en el máximo de septiembre de 2008. Las cifras de aquel momento estaban hinchadas por los excesos de la burbuja inmobiliaria. Sin embargo, el ajuste de sucursales de los últimos 15 años no solo responde a ello. Por una parte, el sector –a instancias de las autoridades supervisoras– respondió a la era de los tipos de interés ultrabajos (2014-2022) con recortes de oficinas y plantilla y con fusiones para reducir sus gastos y tratar de salvaguardar su maltrecha rentabilidad.

“Con la evolución y transformación tecnológica en la que se halla inmerso el sector, en línea con la demanda cada vez más digital de la sociedad, los perfiles comerciales siguen siendo necesarios. Pero con el objetivo de ofrecer un trato al cliente personalizado y especializado, se están demandando también perfiles STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) para que ayuden a tomar decisiones basadas en datos. Por último, las nuevas exigencias regulatorias y la sofisticación cada vez mayor en los mercados hacen necesario que se disponga de perfiles financieros muy preparados”, asegura José Luís Martínez Campuzano, portavoz de la patronal bancaria AEB.

Los representantes de los trabajadores introducen un matiz relevante. “Desde hace años, se viene incrementando la contratación de informáticos, pero también otros técnicos especialistas. Ahora bien, sin que hayan aumentado las plantillas en sucursales, también se están produciendo relevos generacionales a través de prejubilaciones y nuevas contrataciones. Personal veterano –y con salario alto– es sustituido por personas más jóvenes con salarios de entrada, y por lo tanto más bajos. Este año el saldo neto ha sido positivo al no darse procesos colectivos de salidas”, apunta José María Martínez, secretario general de la federación de servicios de CC OO.

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