Galicia irrumpe en el puesto 15 mundial en ventas exteriores de productos de la pesca

Noruega blinda su liderazgo pero las empresas gallegas avanzan en el ranking a costa de Reino Unido

Conservas y preparados suben al puesto 6

El mercado en EE UU, clave

Sede de Legal Sea Foods, ahora en manos de Profand.

Sede de Legal Sea Foods, ahora en manos de Profand. / FdV

Lara Graña

Lara Graña

En la industria de transformación pesquera no conviene analizar los resultados de manera aislada en el tiempo: es una actividad cíclica –fluctúa mucho en función de la salud de las pesquerías, enfermedades en granjas acuícolas o la climatología–, con inversiones que requieren un proceso de maduración a medio y largo plazo. Una trucha criada en cautividad, por ejemplo, tarda en torno a nueve meses en alcanzar un tamaño comercial. Ahora bien, es cierto que 2023 fue un año complejo en el que, de manera generalizada, las empresas minoraron el crecimiento de sus ventas –o facturaron menos, en el peor de los casos– y redujeron su rentabilidad por la subida de costes operativos y financieros y la dificultad de trasladar estas alzas al producto final.

Las exportaciones gallegas de pescado sufrieron un leve retroceso, tanto en facturación como en volúmenes, en línea con la atonía del mercado mundial. Incluso con este batallón de elementos en contra, las ventas exteriores rebasaron los 1.800 millones de euros; solo catorce países registraron una cantidad superior, como constatan los datos del departamento estadístico de la ONU (United Nations Comtrade). Desde Galicia se expidieron casi 440.000 toneladas de productos, sin contar las conservas, con distintos niveles de elaboración.

Hay dos cuestiones a tener en cuenta que son capitales: primero, que la caída del consumo fue global, de ahí que las importaciones cayeran en los principales mercados –la gran excepción fue Noruega, que blindó su liderazgo global–; segundo, que la estrategia de la industria por penetrar en el complejo ecosistema norteamericano está dando sus frutos. Las ventas a Estados Unidos, de hecho, explican en buena medida este salto de los productos pesqueros gallegos en el ranking mundial de exportaciones. Si bien las ventas totales al exterior cayeron un 1,5%, las facturadas al gigante americano avanzaron en cerca de un 35%, hasta acariciar ya los 32 millones de euros. Es una cifra todavía reducida, en comparación con los volúmenes totales, pero de enorme relevancia: EE UU es el país que más proteína marina importa, con un gasto anual superior a los 21.000 millones de dólares. También crecieron sus importaciones gallegas en volumen, hasta las 3.500 toneladas.

En este punto hay que tener en cuenta que estos datos no reflejan todas las ventas que realiza la industria pesquera gallega, a EE UU o a cualquier otro país. El motivo es simple: poseen filiales productivas en más de treinta países –un récord, como detalló FARO–, y las mercancías que expiden desde esos territorios no constan como gallegas. Sucede así, por ejemplo, con la actividad acuícola de Nueva Pescanova o Profand en Ecuador, el negocio del langostino argentino de Iberconsa o el de túnidos de Wofco en Marruecos. Estas mismas compañías han apostado singularmente por el consumidor norteamericano, ya sea con el despliegue de subsidiarias comerciales (Pescanova USA, Wofco USA) o la compra de empresas (Stavis Seafood, Seafreeze, ambas de Profand).

Aunque no solo las empresas de gallegas de pescado congelado o refrigerado han mejorado su posición en el ranking global de exportaciones, porque también lo han hecho las de conservas y preparaciones de pescado. Con cerca de 1.000 millones facturados en el exterior en el año 2023, como también analizó ya este periódico, la mejora en las ventas han permitido a este sector encaramarse al sexto puesto mundial, tras rebasar a Alemania. Por encima, las todavía inalcanzables China, Tailandia, Vietnam, Ecuador e Indonesia.

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