La crisis energética y de materiales se come un 5% de la producción y 900 empleos de la industria en Galicia
La actividad se redujo en septiembre tras siete meses de alzas por el freno del motor, la alimentación y la energía
En Galicia se concentra algo más del 6% de la facturación de la industria española. Un sector con especial resiliencia frente a las crisis y fuente, habitualmente, de empleo de mayor calidad que otras actividades más ligadas a la estacionalidad o a la baja cualificación. Aún así, tardó una década en volver a la cifra de negocio previa a la gran recesión financiera. Ocurrió en 2018. Las ventas de las manufacturera de la comunidad ascendieron a 43.200 millones de euros, un récord que no se repitió en 2019 (42.953 millones) por la desaceleración que se venía notando antes ya del estallido de la pandemia.
El COVID-19 no dejó títere sin cabeza. Lo tenía todo, un shock intenso cargado de incertidumbre, para llevar la industria gallega a otro agujero. La producción se desplomó casi un 44% en abril, durante el periodo de confinamiento estricto, y un 33% en mayo. Empezó luego una paulatina recuperación, más evidente en este 2021, con siete meses consecutivos al alza. Pero después de atar el corto al coronavirus, la economía, y particularmente la industria, se enfrenta a otro varapalo por el fuerte encarecimiento de los costes energéticos, la sequía de materias primas y el colapso del tráfico internacional.
El total nacional aguanta en positivo
La producción industrial de Galicia entró de nuevo en números rojos en septiembre, arrastrada por ese triple problema que tanto está condicionando el despegue definitivo pos-COVID. La caída fue del 4,8%, según el balance publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE). Es la segunda región con peor comportamiento de la actividad, superada solo Aragón, donde la industria redujo su producción un 9,7%. Baja también en Extremadura (2,8%) y en Castilla y León (2%). El resto del país esquiva el freno por el momento con un avance del 1,9% del total nacional.
Hay tres ramas que por sí solas explican casi todo el retroceso de la industria gallega en septiembre. La falta de chips, que está obligando a la factoría viguesa de Stellantis a paradas intermitentes en parte de sus turnos, desplomó la producción del motor en Galicia cerca del 29%. Justo lo contrario que sucedía en 2020, cuando la automoción lideraba la lucha de la economía contra la pandemia con una subida disparada del 48,7%. La alimentación, otra de las patas fundamentales de la industria en el año del coronavirus, se dejó en septiembre un 12,9%. Algo más, un 14,7%, disminuyó la actividad del suministro de electricidad y gas, en el epicentro del vendaval de los costes energéticos. Los tres pilares de la industria autonómica –concentran casi la mitad de la producción– aún mantienen un acumulado positivo en lo que va de año.
Madera, moda y bebidas
Los mayores incrementos de la producción en septiembre en Galicia vienen de la madera (37,9%), la confección de ropa (23%) y la industria textil (84%), la fabricación de bebidas (33%), los muebles (34,9%) y los productos minerales no metálicos (19,2%).
Los efectos de la complicada situación en la que no se ve por ahora el fin están pasando factura al empleo. La afiliaciones medias a la Seguridad Social en Galicia se redujeron en más de 900 en los últimos dos meses, principalmente en octubre: 809 cotizaciones menos.
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