Los pisos turísticos se quintuplican en un lustro y ya ofertan más de un millar de plazas en las comarcas

De una treintena de inmuebles se pasó a 140 | A Estrada, Cerdedo-Cotobade, Silleda y Lalín lideran la oferta | Además, hay otra docena de casas con permiso de alojamiento

Interior de un piso turístico en el núcleo urbano estradense. |

Interior de un piso turístico en el núcleo urbano estradense. | / Cedida

El debate sobre la proliferación de pisos turísticos, sobre todo en las áreas con mayor impacto de visitantes. El Concello de Santiago acaba de ilegalizar más de 600 pisos sin licencia municipal, con la consiguiente queja de sus propietarios, que se resisten a volver a colocarlos en el mercado convencional. En territorios como Deza y Tabeirós-Montes el impacto de este segmento de alojamientos no es tan importante como en las zonas costeras o más turísticas, aunque tampoco son ajenas a este fenómeno. En solo cinco años el número de plazas en las denominadas técnicamente Viviendas de Uso Turístico (VUT) se quintuplicó y en la actualidad ya son más de un millar.

Según los registros oficiales de la administración autonómica en los nueve ayuntamientos de la zona tienen permiso 140 pisos que, con 525 habitaciones en distintas configuraciones, tienen una capacidad para 1.017 personas. Hace un lustro había una treintena de negocios, que totalizaban 232 camas. Además, la ley permite habilitar casas emplazadas, habitualmente en zonas aisladas como aldeas o áreas periurbanas, como lo que se denominan viviendas turísticas. De cinco, hace un lustro, se pasó a una docena, que disponen de 76 camas. Las casas se distribuyen en A Estrada (5), las mismas autorizadas en Cerdedo-Cotobade, mientras que las dos restantes se reparten entre Silleda y Vila de Cruces.

Volviendo al impacto de los pisos turísticos, la capital de Tabeirós lidera este mercado en las comarcas y en sus 40 pisos autorizados existen 323 plazas disponibles. Hace un lustro solo constaban cinco pisos. Cerdedo-Cotobade, quizá por su proximidad a la capital de provincia y por tanto a la costa pontevedresa, contaba en 2019 con seis alojamientos y ahora son 33, que colocan en el mercado 244 camas. Silleda es el tercer municipio con más viviendas de uso turístico. Son 25, una veintena más en cinco años, que totalizan 114 camas. El incremento de este sector en Lalín es semejante a experimentado por el municipio trasdezano y en la capital dezana operan una veintena de pisos (eran cuatro), con capacidad para 132 personas. Un centenar pueden alojarse en los 9 inmuebles permitidos en Vila de Cruces, que son siete a mayores en comparación con cinco años atrás. Sin influencia de este sector, según los registros oficiales, en Agolada y Dozón, en Rodeiro [sin oferta en 2019] están dados de alta cinco pisos turísticos, con 32 camas. Forcarei pasó de cinco a ocho inmuebles, que totalizan 72 camas.

Por otro lado, los 16 hoteles y las 33 pensiones de las comarcas disponen de 772 y 464 plazas, respectivamente. La relación de negocios autorizados como hotel es esta: Lalín (5), Silleda (4), Vila de Cruces (1), A Estrada (2), Forcarei (1) y Cerdedo-Cotobade (3). Y la de pensiones: Lalín (8), Silleda (10), Vila de Cruces (3), Rodeiro (2), A Estrada (6), Forcarei (3) y una en Cerdedo-Cotobade.

Trece casas rurales menos que hace dos décadas

El cierre de establecimientos que disponen de licencia específica de casa de turismo rural comenzó a producirse hace unos años y esta tendencia, lejos de frenarse, continúa. La oferta de las comarcas está ya por debajo del medio centenar, cuando hace dos décadas había 59. El recorte de la oferta es prácticamente generalizado y solo el municipio de Forcarei cuenta en la actualidad con más establecimientos que entonces, pasando de cuatro a seis, con capacidad para 58 personas. A Estrada, que mantiene 18 de las 24 casas rurales, genera hasta 220 camas del total de 536 existentes en los nueve municipios de la zona. En Cerdedo-Cotobade son cinco (una menos), que cuentan con 52 plazas y Agolada calca sus resultados, con dos establecimientos y 31 camas. En Rodeiro cerraron dos casas, quedando ahora su oferta a cero, como en Dozón. En Vila de Cruces el censo oficial apunta a la existencia de seis negocios (tres menos), con 65 camas y 74 tienen los seis repartidos por el municipio silledense, dos menos que hace 20 años. Lalín, ahora con tres casas rurales, ofrece una menos, con un total de 36 plazas.

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