El Virrey ilustrado

Francisco Gil Taboada Lemos y Villamarín fue uno de los personajes más ilustres e importantes nacidos en Lalín

Retrato de Gil Taboada Lemos y Villamarín.

Retrato de Gil Taboada Lemos y Villamarín.

antonio vidal neira

Francisco Gil Taboada Lemos y Villamarín fue uno de los personajes más ilustres e importantes de Lalín. Nacido en el último tercio del siglo XVIII. Fue Gobernador de las Malvinas, Virrey de Nueva Granada y Perú y ministro de Marina, un hijo de Lalín que llevó lejos de su tierra los avances de la ilustración. Fue un Virrey ilustrado por su mentalidad, sus conocimientos, su acción cultural y política, gran protector de las letras y de la instrucción pública, el mismo se definió como un “gobernante ilustrado”.

Nació 1736, en Soutolongo, en el pazo de Des. Era hijo de Felipe Gil Taboada Villamarín, señor de Cristimil y del pazo de Des y de María Josefa de Lemos y Rois. Por línea paterna descendía de Francisco Gil Taboada y Beatriz Villamarín, señores de las mencionadas jurisdicciones y por línea materna eran sus abuelos Diego de Lemos Taboada y Josefa de Rois Gayoso. Su hermano fue el procurador síndico de Santiago, Benito Gil Taboada, VI Conde de Taboada. En el aspecto eclesiástico, en 1752, presentó las pruebas de nobleza indispensables para su ingreso en la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, Rodas y Malta y a los 16 años se convirtió en Caballero profeso de dicha Orden, en la que llegó a ser Gran Cruz y Bailío, Comendador de Puertomarín, Lugarteniente de León y Castilla y presidente de la Sacra Asamblea.

Su carrera como marino fue notable, a los 18 años ingresa en la Real Compañía de Guardiamarinas de Cádiz, asciende a Alférez de fragata, a Alférez de navío, a Teniente de navío, a Capitán de fragata, a Capitán de navío y a Brigadier cuando tenía 48 años. Es Teniente General en 1788, cuando es nombrado Virrey de Nueva Granada y alcanza el grado de Capitán General siendo ministro de Marina. A lo largo de su carrera política, desempeñó los cargos de Gobernador de las Islas Malvinas, Virrey de Nueva Granada y Virrey del Perú, capitán general de la Real Armada española y por último Ministro de Marina, en la época convulsa de la guerra de la Independencia contra los franceses.

A finales de 1788, es nombrado virrey, gobernador y capitán general del reino de Nueva Granada y presidente de la Audiencia de Santa Fe de Bogotá, solo ejerció el cargo siete meses porque antes de llegar a la capital del virreinato, ya recibió el nombramiento de Virrey del Perú y presidente de la Audiencia de Lima. Hizo su entrada en Lima el 17 de mayo de 1790 y rigió el virreinato hasta el 6 de junio de 1796. Con Gil Taboada comienza la influencia de la Ilustración en América, toma una serie de disposiciones orgánicas dirigidas al mejoramiento general de todos los ramos públicos, que se manifiestan, sobre todo, a través de la fundación de periódicos y con el impulso de las academias. En el ámbito cultural favoreció todas las instituciones culturales, propiciando tertulias literarias y académicas. Promovió la formación de sociedades económicas, cuyas actividades incluían discusiones, elaboración de ensayos monográficos, reuniones públicas y asesoría al Gobierno. En Lima creó la Sociedad de Amantes del País, con el propósito de ilustrar a la sociedad peruana para lo que se editó el periódico el Mercurio Peruano, regido por Jacinto Calero y Moeyra. Dispuso la publicación de la Gaceta de Lima, que se encargaría de difundir las noticias no solo virreinales, sino internacionales, con especial énfasis en ofrecer una versión oficial de la Revolución francesa. Se fundó el Diario Erudito y Comercial de Lima, que comenzó bajo la dirección de Jaime Bausate y la Guía de Perú que se imprime por primera vez en 1793. Otra publicación que circuló durante su gobierno fue el Semanario Crítico del franciscano Juan Antonio Olavarrieta, aunque fue de corta duración, solo se publicaron dieciséis números, por su poca acogida, en el que defendía la ilustración y la libertad. En la prensa, el virrey, veía un baluarte de poder si era bien administrado. Impulsó la aparición de las Académicas; fundó la Academia de Bellas Artes y la Real Academia de Náutica en Lima, cuya función fue agrupar a capitanes y pilotos para que contribuyesen con sus estudios y observaciones, a la corrección de errores de las cartas de navegación y aportasen sus observaciones geográficas y astronómicas. Creó la Capitanía del Puerto del Callao.

Infraestructuras en Lima

Emprendió una serie de obras en Lima, la capital del virreinato. Se preocupó de los servicios de limpieza, ordenó el uso de carretas para la recogida de basura, dispuso que salieran los reos de la cárcel pública para que limpiasen las acequias y alcantarillas de la ciudad y mejoró el alumbrado público. Promulgó el Bando de las Campanas, que reglamentaba la forma de doblar en sepelios y lutos. Siguiendo el canon y las normas del Neoclasicismo, impulsó la terminación de la catedral de Lima, con la remodelación de sus incompletas torres, cuyo costo fue de 80.000 pesos, el virrey aportó de su bolsillo las cantidades que faltaban. Continuó con la tarea de embellecimiento de la ciudad de Lima, después del terremoto de 1794 reconstruyó el palacio de los virreyes y levantó la que se conoce como la Puerta de Honor. Rehizo el edificio de las Cajas Reales o Tesorería General, reparó la secretaria de Cámara del virreinato, mejoró la sede de la Aduana y construyó la Dirección de Tabacos de Chacarilla. Mejoró la Universidad de Lima, impulsando los Colegios de Santo Toribio y San Marcos, en el que se creó una cátedra de Botánica. Para mejorar la medicina creó la cátedra de Anatomía, que puso a cargo de uno de sus destacados colaboradores, el médico humanista Hipólito Unanue. Logró la aprobación por el Rey de la nueva reglamentación “ilustrada” del Colegio de San Carlos. Formó una Junta de Sanidad para el estudio de las epidemias y los posibles medios de prevención. Reformó y mejoró el estado lamentable de los hospitales, aumentando la dotación de los hospitales San Lázaro, San Bartolomé y San Andrés, dedicados a negros y mulatos y como signo de gratitud, se le puso el nombre de Gil Taboada, a un hospital fundado en 1792.

Saneó la administración de las rentas de las cofradías, que en Lima eran muy copiosas; hizo efectivo el subsidio eclesiástico; intervino en las elecciones conventuales, tratando de evitar los desórdenes e influencias del exterior. Limpió los campos de salteadores. Reincorporó la región de Puno al virreinato del Perú. Fomento las exploraciones españolas en el Pacífico y en el sur de Chile.

Expedición Malaspina

También se distinguió por el mecenazgo de las Ciencias. Durante su mandato llegó al Perú la expedición científica dirigida por Alejandro Malaspina y José de Bustamante, uno de los grandes viajes científicos de la era ilustrada, que con las corbetas Descubierta y Atrevida, tenía el encargo de dar la vuelta al mundo para situar geográficamente las posesiones de España en América. El principal objetivo era hacer un estudio exhaustivo de la flora, la fauna, las minas y cartografiar todas las posesiones de la Corona y al mismo tiempo investigar el estado social, político y económico de América. El Virrey estuvo en todo momento al tanto de los resultados de la expedición, interesándose hasta en sus mínimos detalles. Colaboró con el farmacéutico Juan Tafalla y con el dibujante Francisco Pulgar. A Juan Pavón y a Hipólito Ruiz les encomendó la creación de un Jardín Botánico en Lima.

Lo más trascendental de su labor fue en el aspecto demográfico ya que realizó el primer censo general de la población del virreinato peruano, entre 1790 y 1792, realizado con un gran rigor científico. Se computó una población de 1.076.122 habitantes, de los que 136.031 eran españoles y 608.912 eran indígenas; los mestizos eran 244.437, los negros y mulatos libres alcanzaban 41.398 y los esclavos 40.000. Lima tenía una población de 52.627 habitantes y sus alrededores, 62.910.

En el aspecto militar, tuvo que adoptar eficaces medidas para defender el litoral, especialmente ante los posibles ataques de la flota francesa. Reorganizó el ejército, mejoró la fortificación de Chiloé, Guayaquil, Valdivia y Panamá e incorporó a su flota dos bergantines de guerra, el Peruano y el Limeño.

Libre comercio

Impulsó el libre comercio, se emprendieron medidas orientadas a facilitar las operaciones comerciales, se estableció el equilibrio entre las balanzas de exportación e importación, el control del contrabando, la modernización y regularización de la estructura administrativa de la Real Hacienda y la actividad de la minería, con la creación de un Colegio de Minería, fundó un laboratorio para la mejora de los metales, la gran riqueza del Perú, favoreció la llegada de un grupo de científicos europeos e impulsó la explotación de las minas de plata de Potosí.

Gil Taboada fue un hombre austero y de intachable honradez, redujo el fasto virreinal, suprimió gastos superfluos y combatió la ostentación y la corrupción. que dejó bien provisto de fondos a su sucesor, pese a la amplísima política de obras. Su ideología quedó reflejada en varios escritos, sobre todo, en la “Memoria sobre el Nuevo Reino de Granada” y en la “Relación de Gobierno” dirigida a su sucesor Ambrosio O’Higgins, detallando todos y cada uno de los asuntos pendientes o en trámite, facilitándole así su mandato, lo que dice mucho de la meticulosidad de su método de trabajo. Durante su mandato incorporó a su gobierno a sus sobrinos, Vicente, Francisco y Felipe Gil Taboada, a cargos públicos. Vicente fue elegido intendente de Trujillo en 1791. Francisco fue nombrado capitán de la Guardia de Alabarderos y Felipe ocupó el cargo de oidor de la Real Audiencia de Granada.

Juicio de residencia

Finalizado su mandato como Virrey de Perú en el segundo semestre de 1796, estuvo al frente del Virreinato seis años, dos meses y diez días, regresó a España, pasando con éxito el Juicio de residencia, en el cual un tribunal especial, analizó todas las actuaciones de su gobierno como Virrey, con arreglo a lo establecido en las Leyes de Indias. En este juicio no quedó nada sin investigar, hasta cuadrar la última cuenta, del que salió airoso. A su regreso a España, fue designado individuo del Consejo Supremo de Guerra, el 9 de noviembre de 1805, fue ascendido a Capitán General de la Armada y en abril de 1806, el rey Carlos IV, le nombró Ministro de Marina, en un momento difícil, porque coincide con el inicio de la invasión francesa. Formó parte de la Junta Gubernativa formada al salir para Bayona Fernando VII (después de una reunión en la casa de su sobrino Felipe Gil Taboada).

No a José Bonaparte

Cuando entraron los ejércitos franceses en Madrid, le exigieron que prestarse juramento al rey José I Bonaparte, se negó a ello con entereza, quedando expuesto a las represalias, ya que su avanzada edad le impedía fugarse. Aunque algunos ministros pidieron a José I que persiguiese a Gil Taboada, el Rey se negó, prohibiendo que se molestase a tan valiente anciano. Cuando falleció el año 1809, la guarnición francesa de Madrid, le tributó los honores fúnebres que le correspondían por su alta dignidad.