Unas fiestas para superhéroes

Las atracciones del San Paio silenciarán sus equipos de sonido mañana durante dos horas para disfrute de los niños con TEA

Un niño accede a la Praza da Feira con cascos de oclusión.

Un niño accede a la Praza da Feira con cascos de oclusión. / Cedida

Ana Cela

Ana Cela

Carmela es madre de dos niños. Ello, ya de por sí, la convierte en luchadora, un superpoder que no llega de otro planeta, que no es fruto de un experimento científico ni se obtiene con una tecnología avanzada. Nace con la maternidad. En su caso, además, el nacimiento de su segundo hijo le hizo aflorar una faceta que, seguramente, tenía oculta: se convirtió en normalizadora. Claro que una normalizadora no nace, se hace. Y esta estradense se forjó como tal tras recibir y asimilar que su benjamín es uno de los muchos niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Desde entonces, estos padres dedican cada día a procurar para él lo que cualquier progenitor quiere para su hijo: una infancia completamente normal y feliz. Fue por ello que en 2023 promovieron que, al menos por un día, las atracciones de las fiestas patronales de San Paio en A Estrada tuviesen una jornada realmente para todos, favoreciendo la participación de personas con TEA. Este año su ejemplo cundió y desde la esfera política se volvió a cursar una solicitud que fue bien recibida por la comisión de fiestas.

Coincidiendo con el Día do Neno, las atracciones serán de nuevo este año realmente para todos los niños y niñas, sin que entre en juego su nivel de tolerancia a los altos niveles de estimulación sensorial. De este modo, entre las 17.00 y las 19.00 horas de mañana domingo, las atracciones instaladas en la Praza da Feira –todas, sin excepción– silenciarán sus equipos de sonido para permitir que los usuarios con TEA puedan disfrutar por completo de esta experiencia. Funcionarán este último día hasta las 22.00.

Con cascos

Carmela lo explica de manera que cualquiera pueda entenderlo. La intensidad de luces y sonidos afecta en mayor medida a una gran parte de niños con autismo. Indica que, en el caso de su hijo, los ruidos sorpresa son los que generan mayor malestar. El problema no es tanto el ruido como ese pitido –una especie de sirena estridente– que marca el inicio y el término de cada viaje en diferentes atracciones. Y con razón, porque resulta de lo más molesto. “Le molesta todo lo que sea impredecible”, explica. Después de pedir el año pasado que se tuviesen en cuenta situaciones como la de su hijo durante las fiestas, esta familia encontró la solución que le hacía falta en unos cascos de oclusión auditiva. “Hace tres años no podía acercarse a la zona. El año pasado le compramos los cascos y los probamos en casa con la aspiradora y la Thermomix. Se atrevió a ir a las atracciones y este año ya pidió él ir. Se montó en el Dragón y en otras muchas cosas más porque ahora se siente seguro”, explica esta madre.

Asume Carmela que hay muchos niños con autismo que no aceptan los cascos, a los que sus padres son incapaces de colocarles nada en las orejas. Ni un gorro siquiera. No obstante, remarca que no es necesario un diagnóstico de TEA, también hay pequeños con una alta sensibilidad sensorial que, seguramente, agradecerían que estas atracciones no se acompañen de un nivel tan elevado de ruido. Muchos adultos, también. “Las fiestas son para todos”, dice esta estradense, consciente de que este ejemplo está extendiéndose y que en algunos lugares hay todos los días un horario en el que se baja el volumen para permitir que la diversión sea universal.

No hace falta ser un superhéroe para luchar por una sociedad en la que se entienda que no todos somos iguales, pero sí tenemos los mismos derechos. No hace falta ser madre o padre para visibilizar situaciones que no merecen vivir en segundo plano. Solo hace falta sensibilidad y sentido común, para que los superhéroes puedan llevar cascos solo porque les apetece, no porque los necesiten. Estas son sus fiestas. Son las de todos.