Altri asegura que su proyecto eleva el nivel de protección ambiental exigido por ley

Indica que las canalizaciones de agua y corriente irán soterradas, y la afección a terrenos se limitará al período de duración de las obras | Cifra en 20.000 m3 diarios el consumo de agua

Una de las fábricas de papel de Altri en Portugal.

Una de las fábricas de papel de Altri en Portugal. / Altri

El proyecto GAMA, la fábrica de fibra textil la sociedad Altri prevé poner en marcha en Palas de Rei constituye, para la propia empresa, “una iniciativa pionera a nivel mundial que situará a Galicia en la vanguardia de una nueva industria basada en la sostenibilidad, la innovación y la mejora continua”. Añade que el proyecto responde a los más elevados criterios de exigencia, de acuerdo con los valores del grupo, que trabaja para mejorar las comunidades locales en las que se implanta desde los puntos de vista económico, laboral, social y medioambiental.

En virtud de este compromiso y filosofía de empresa, tal y como explica el director del proyecto GAMA, Bruno Dapena, “se trata de un proyecto basado en la economía circular, diseñado atendiendo a unos niveles de exigencia medioambiental muy superiores a los que marca la legislación europea, española y gallega. Así es también en las fábricas que el grupo tiene en Portugal, pero con la diferencia de que esta es la última y, por consiguiente, dispondrá de la tecnología más avanzada.

Respecto al consumo energético, la producción de energía térmica y eléctrica requerida para el proceso será de origen renovable a partir de la valorización de subproductos del proceso productivo. Si bien la capacidad de la instalación está diseñada para captar un máximo de 46.000 metros cúbicos diarios, estima que el volumen de agua necesario será algo inferior a los 20.000. En este sentido, el responsable del proyecto asegura que “el agua es nuestro bien más preciado”, y por ello, se han hecho todos los esfuerzos técnicos necesarios para devolver el caudal obtenido para el proceso de producción al cauce natural, aguas arriba del punto de captación, manteniendo así el balance hídrico de la masa de agua. Esto garantiza la calidad del agua, ya que la que alimenta la planta incluye la que se devuelve, en un proceso circular.

El agua utilizada en las distintas etapas, apunta, es tratada previamente a su utilización en el proceso y en las instalaciones de depuración previstas en el proyecto, de manera que una parte puede ser reutilizada en el proceso y el resto es devuelta al río en excelentes condiciones, incluso con niveles de calidad potencialmente superiores, de manera que no se producirán alteraciones en el estado actual del mismo.

Minimización del impacto

Otra de las preocupaciones a la hora de plantear el proyecto “fue reducir al máximo las afecciones a los vecinos a través de cuyos terrenos discurran las canalizaciones tanto de agua como de electricidad”. Para lograrlo, concreta, todas ellas irán instaladas bajo tierra, de modo que las fincas se verán afectadas de forma parcial y puntual durante el período de obras, pero al término de las mismas, los propietarios podrán disponer de ellas en las mismas condiciones que tenían.

Asimismo, el proyecto busca aprovechar la orografía y desniveles del terreno para tratar de minimizar el impacto visual, especialmente desde el camino de Santiago, planteando además un cinturón verde de especies autóctonas que contribuirán a alcanzar este objetivo. El estudio paisajístico se llevó a cabo siguiendo las especificaciones que exige la Unesco. Además, con el asesoramiento de biólogos, científicos e investigadores especializados, se han tomado medidas específicas para la preservación y puesta en valor de la fauna y la flora local, tanto en tierra como en el cauce del río.

900 millones de inversión en la primera fase

Con una inversión en su primera fase de 900 millones de euros, el proyecto, indica la compañía, permitirá situar en Galicia la más avanzada fábrica de fibras textiles del mundo en materia de descarbonización, circularidad y sostenibilidad. La previsión es alcanzar en sucesivas fases, las 200.000 toneladas anuales de lyocell, un tejido de alta calidad y una alternativa ecológica a las fibras artificiales de origen fósil. Se trata de un tipo de tejido respetuoso con el medio ambiente, no solo porque su base son las fibras de celulosa, sino porque todo el proceso de transformación requiere un menor consumo de agua en comparación con otros materiales comúnmente utilizados en la industria textil, como pueden ser el poliéster o el algodón.