Ciclismo

Ese impulso inicial

El Ponte Bike ha montado el primer equipo gallego que competirá a nivel estatal en pump track y en junio organizará una prueba de la Copa de España

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Una fuerza invisible los empuja. En lo físico, la gravedad y la energía cinética, que después gestionan en su inercia. Hay otros motores, sin embargo, en esta aventura: ilusiones propias, manos amigas y bolsillos solidarios. El Ponte Bike ha montado el primer equipo gallego de pump track que competirá en el calendario nacional de 2024. El club de O Condado, además, organizará por vez primera una prueba de la Copa de España en territorio autonómico. El primer impulso lo alimenta todo.

Marcos Porto es la figura clave en este proceso. Este mondaricense compitió en ruta cuando era adolescente después de que el C.C. Ponteareas lo hubiese captado en una prueba de promoción. “Estuve corriendo dos o tres años”, calcula. Recuerdos difuminados en sepia cuando su hijo Arón, que nada sabía del currículo paterno, también quiso practicar ciclismo. La entidad ponteareana atravesaba una crisis. Porto asumió la presidencia durante tres temporadas y media. Cumplido su saneamiento, lo dejó.

“Estas cosas, si realmente estás, al final cansan”, explica. Poco le duró el reposo. Apenas seis meses. El C.C. Ponteareas había planeado centrar su actividad en montaña y carretera. Los chicos adeptos a enduro, DH (descenso) y pump track “se quedaban colgados”. Sus familias le pidieron a Porto que organizase otro club que los acogiese. Así, en 2020, nació el Ponte Bike. Él figura como secretario; como presidente, José María Romero.

La capacidad de Marcos Porto como gestor está bien probada. Suya es la empresa Sportskids, que se dedica a eventos extraescolares como campamentos. Ha aplicado toda esa experiencia profesional en el crecimiento de Ponte Bike. En el club se han enrolado actualmente 68 chicos de la comarca y también de Vigo. De ellos, una quincena se dedican con especial intensidad al pump track. “Está cogiendo fuerza”, establece.

Esta modalidad, aunque bien asentada en otras zonas como Madrid, Cataluña o la Comunidad Valenciana, es de recientísima implantación en Galicia. En esencia, se practica sobre un circuito de asfalto o tierra. Los ciclistas salen desde una elevación o pedalean brevemente hasta un límite señalizado. A partir de ese punto aprovechan las inercias sobre un corto circuito de perfil sinuoso. Todo se dirime a gran velocidad en los saltos y peraltes. Aunque las instalaciones también son aptas para patines y monopatines, está cundiendo en las dos ruedas. Inicialmente, como entrenamiento idóneo para perfeccionar la técnica de enduro y DH. Ahora, también por su atractivo intrínseco.

Una participante del club de Ponteareas de Pump Track.

Una participante del club de Ponteareas de Pump Track. / Marta G. Brea

En el sur pontevedrés y descartando la zona lúdica de Vialia –“es para niños pequeños”–, los practicantes de esta modalidad disponen de instalaciones en A Cañiza, inaugurada en 2023, y Mondariz, que funciona como centro neurálgico del Ponte Bike. Con todo, sus “riders” se deben desplazar con frecuencia a las pistas ourensanas de Monterrei, las únicas techadas, cuando el meteoro arrecia. “Sobre todo necesitaríamos una pista cubierta. Sería lo ideal para entrenar. Ocho de doce meses llueve. Que sepamos, no hay proyectos”, lamenta Marcos Porto.

En el Ponte Bike exprimen los cielos claros. Porto ha liderado la implantación del pump track. Hace dos años se realizó en Mondariz la primera carrera gallega de la historia. Después contribuyó a elaborar junto con la federación el reglamento que ha permitido poner en marcha el certamen autonómico, que se estrenó el año pasado. Participar en el calendario estatal con un equipo propio y organizar una cita de la Copa de España han sido las siguientes fronteras a cruzar.

“Cuando montamos el club, la idea era ayudar a los chavales con proyección, que se esfuerzan y tienen ese plus”, explica. Cinco son los componentes de este Ponte Bike flamante: el coruñés Sergio Veiga, campeón gallego y subcampeón nacional; el porriñés (de Budiño) Raúl Gándara, subcampeón gallego; el portugués Fabio André, campeón de su país; el mondaricense Arón Porto, hijo de Marcos; y Ainoa Posada, hija de Juan Posada, un antiguo compañero en la directiva del C.C. Ponteareas, en el que de hecho aún milita la joven. Los dos clubes han acordado su cesión. Porto ya costeó la bici especializada con la que Ainoa se proclamó campeona de España el pasado octubre en la oscense Fraga. Se resta importancia: “Ayudé dentro de mis posibilidades”.

El pump track, en esencia, se practica sobre un circuito de asfalto o tierra. Los ciclistas salen desde una elevación o pedalean brevemente hasta un límite señalizado. A partir de ese punto aprovechan las inercias sobre un corto circuito de perfil sinuoso. Todo se dirime a gran velocidad en los saltos y peraltes.

Los cinco asistirán a las seis pruebas de la Copa de España, al Campeonato de España y a dos clasificatorias del Mundial, además de afrontar las cuatro citas del Campeonato de Galicia. André compite en élite; Veiga y Gándara, en Sub 23;Ainoa es cadete y Arón, infantil. “Es una modalidad que da un montón de gastos por los desplazamientos y otras historias. Yo quería echar una mano y hacer una cosa seria”, detalla Porto, que a su propio esfuerzo a través de Sportskids añade el apoyo de Transportes Porto Martínez, Tesis Galicia, Mapfre Ponteareas, Biziebike y Talleres Noy. “Nuestros sponsors se han volcado totalmente desde que empezamos con el club. Cuando vas a los pumps y nos ven, quedan pasmados. Hay implicación”, celebra. “Es el equipo de toda Galicia”. Las instituciones públicas aportan subvenciones. El Concello de Ponteareas patrocina al equipo y el de Mondariz, el recalado de la Copa de España en su municipio.

Será el 22 de junio, en otro debut que se registrará en los archivos del ciclismo gallego. “Es bastante complicado organizarlo”, admite Porto. “Tuvimos que hacer muchas cábalas”. La repercusión ya garantizada les premia el sacrificio. Han comprometido su presencia cerca de 300 participantes, lo que augura más de medio millar de visitante sumándoles la compañía.

A nivel competitivo, “las expectativas son muy buenas”, anticipa Porto, que destaca el gran nivel del quinteto. “No me gusta tirar el dinero de los patrocinadores. Yo tengo que dar la cara. Iremos viendo cuando empiece la temporada”. A largo plazo, confía en que se esté sembrando una empresa que arraigue: “Me gustaría que Galicia fuese realmente competitiva, con unas instalaciones en las que poder dar clases y así afianzarnos en esta modalidad”. Anhela, en suma, que este impulso se convierta en “perpetuum mobile” sobre las ondulaciones del futuro

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