Dani Carril se ha revelado como una rentable inversión a largo plazo. El vigués, de 28 años, militó de los 11 a los 20 en la cantera del Celta, donde fue compañero de generación de Oubiña y Jonathan Aspas. Se mudó después al Rápido y cumplió tres años con parada en el Grove entre medias. De allí saltó al Lugo y finalmente al Hércules. Hoy, pelea por el ascenso a Primera División. “La leche”, dice el vigués al echar cuentas.

El pasado de Carril ha adquirido de repente valor contable. Los derechos de formación se pagan cuando un equipo de Segunda B o las categorías superiores asegura por primera vez a un jugador. Apenas queda nadie en A Madroa que lo conociese, de tanto que ha cambiado el organigrama. Les habrá sorprendido el cheque de los 10.000 euros. En el Pujales, sin embargo, lo tienen presente para el dinero, esos 4.000 euros que habían solicitado a la Federación, y el corazón. “Es un referente para nosotros, un chaval excelente que dejó huella”, asegura el presidente boucense, Manolo Seone. En la sala de juntas han enmarcado la entrevista con el diario Información de Alicante, en la que Carril confesaba: “Quiero volver a vestirme la camiseta del Rápido”. “¡Qué orgullo!”, exclama el defensa al saberlo. En cuanto a la tasación de su juventud, “al Rápido le habrá venido bien el dinerito. Es un club modesto. Para el Celta será una cantidad irrisoria”. Quizá no tanto en tiempos de crisis y proceso concursal.

Carril sigue al punto la actualidad de sus ex equipos. Porque fue “celtista desde niño” y se nacionalizó sentimentalmente del Rápido: “Por los amigos que he dejado, por cómo me mimaron... Mi corazón es amarillo y negro”. Lamenta que los celestes estén descabalgados de la pelea por el ascenso. “Si no es este año, será el que viene. La apuesta por Eusebio me parece buena, sobre todo para remediar el desencanto de la gente. Hay que recuperar el espíritu de A Rianxeira”. En el barrio marinero, antigua villa, padecen similares agobios, bajo la amenaza de la Preferente. “Saldrán adelante”, pronostica o desea.

Entretanto, sueña para lo propio con Primera. Ha jugado poco. Otro ex céltico, Dani Bautista, le quita el sitio, aunque este fin de semana dispondrá de minutos. Los dos laterales zurdos conocen qué absurdos y aleatorios son los caminos del fútbol. “Bautista me ha comentado que en el Celta casi no jugó. Yo me siento el mismo jugador que con 24 años en lo esencial”. Sucedió que lo quiso Fidalgo para el Lugo, que lo promocionó Fonsi, que a Mandía lo sedujó cuando se enfrentó al Real Madrid Castilla y se lo quiso llevar este año a Alicante. No hay otra forma de asumirlo: “Situaciones de la vida”.