Acepta un año de cárcel por dejar morir de hambre a cinco perros en Gondomar

El acusado confesó la autoría de un delito de maltrato animal por encerrar y abandonar a los canes sin agua ni comida en galpones

El acusado, de espaldas, en el juicio celebrado hoy jueves en el Juzgado de lo Penal 3 de Vigo

El acusado, de espaldas, en el juicio celebrado hoy jueves en el Juzgado de lo Penal 3 de Vigo / Alba Villar

Marta Fontán

Marta Fontán

Un hombre que dejó morir de hambre a cinco perros, a los que abandonó en dos galpones en una finca de Donas (Gondomar) sin comida ni agua, asumió esta mañana la autoría de los hechos y aceptó un año de cárcel por delito de maltrato animal. La sentencia, que ya es firme, conlleva también que no podrá tener animales durante un plazo de tres años, ni tampoco ejercer profesión u oficio relacionado con los mismos. Dado que la condena es inferior a dos años de prisión y carece de antecedentes penales computables, se le suspende la ejecución de la pena privativa de libertad, es decir, no ingresará en la cárcel, condicionado a que no delinca en los próximos dos años.

El ya condenado, de 36 años de edad, se hizo en 2021 con el uso de una finca para sus animales a cambio, según un acuerdo verbal con los propietarios, de comprometerse a mantenerla limpia. En el terreno, de 9.000 metros cuadrados de superficie, había dos galpones de 60 y 40 metros cuadrados respectivamente. A raíz de dicho acuerdo y según refiere el escrito de acusación de la Fiscalía, llevó para allí “un número no concretado de perros y caballos” a los que poco a poco, se concreta, dejó de alimentar.

La situación se agravó en febrero del pasado 2023 ya que el acusado se desentendió de la finca dejando encerrados en los dos galpones a cinco perros. Los abandonó “sin agua, sin comida y sin posibilidad de salir, a sabiendas de que en tales circunstancias los animales se morirían irremediablemente, lo que efectivamente sucedió”, afirma el Ministerio Fiscal.

El galpón en el que estuvieron encerrados hasta la muerte los perros.

El galpón en el que estuvieron encerrados hasta la muerte los perros. / Guardia Civil

Se comieron entre ellos hasta morir todos de hambre

Todo se descubrió a finales de abril de dicho año, cuando un familiar de los dueños de la finca vio por la ventana de uno de los galpones restos de los perros. Dio la alerta a los propietarios del terreno y al SEPRONA de la Guardia Civil. Los agentes acudieron y en uno de los galpones encontraron los restos óseos de dos canes y la piel de un tercero. Este último tenía el microchip, lo que permitió averiguar que era un perro de raza mestiza que le habían regalado al condenado meses antes. En el otro galpón hallaron los restos de otros dos animales, uno de ellos un setter inglés. Las condiciones en las que estuvieron provocaron que los perros pelearan entre sí. Los supervivientes se alimentaron de los cadáveres de los animales muertos, para finalmente fallecer todos por inanición.

La investigación, según informó en su momento la Guardia Civil, permitió constatar que el acusado tenía a su nombre un total de 38 perros en el Registro Gallego de Identificación de Animales de Compañía y que acumulaba numerosas infracciones de la normativa de animales de compañía, salud animal y epizootias.