Una vez finalizada la anterior temporada en la que el joven Padrón había optado por ser jugador de fútbol y del Celta, para vengar el sabor amargo de la derrota contra el Deportivo al haberle frustrado la posibilidad de ser campeón de Liga, en la que alcanzó un séptimo puesto, la campaña termina con la pobre actuación del Celta en la Copa del Generalísimo contra el Oviedo, que en los octavos de final elimina al conjunto vigués empatando en Balaidos,1-1, y ganando en Bellavista,1-0.

Durante el transcurso de este campeonato de Liga, España tiene que jugar dos partidos para clasificarse para el IV Campeonato del Mundo, que se va a jugar en Brasil. Entre los jugadores seleccionados por el seleccionador Guillermo Eizaguirre, que había sido jugador y portero del Sevilla, dio cabida a dos jugadores del fútbol gallego, representado por Juanito Acuña, el gran portero del Deportivo de La Coruña, y por el magnífico lateral del Celta Gabriel Alonso. Lo que llenaba de felicidad y orgullo a los aficionados de Celta y Deportivo, dada la gran forma de ambos jugadores para defender la portería y la defensa del equipo nacional español. Portugal fue la selección a la que España tenía que vencer en sus dos confrontaciones, Madrid y Lisboa, para clasificarse para jugar en Brasil el IV Campeonato del mundo. Ahora, los jugadores españoles ya saben cómo han de jugar el fútbol moderno, que se está implantando en Europa. Con el que había rescatado su legendaria eficacia ofensiva, con el hallazgo de Panizo, que supone la incorporación del juego de enlace, el dominio de la zona ancha y el engarce con los dos medios volantes. Por fin se puede contar con un extremo derecha sensacional, al tomar Basora el relevo de Epi, al mismo tiempo que Zarra y Gainza llevan a la delantera la internada rápida, el remate furioso desde cualquier distancia y postura. Todo ello es como la solución a la polémica surgida entre los que quieren ver solo técnica moderna y los que suponen que basta con una buena dosis de furia. Lo que aclara el partido contra Portugal en Madrid, por ser el triunfo de la selección española 5-1, en el que se llevó a cabo la técnica y la furia, juntas con la velocidad. Pero las eliminatorias previas no se deciden por golaveraje particular, sino por la suma de triunfos. Por ello Portugal no se da por eliminada, a pesar del tanteo en contra registrado en Chamartín. Lo que hace que en el bonito estadio nacional de Jamor, de la bella capital portuguesa, se concentren más de 65.000 espectadores, pues saben que un triunfo por la mínima puede forzar un tercer partido. La selección portuguesa emplea el marcaje riguroso, casi policial, a Zarra, Basora, Panizo y Gainza. Pero aun así salió a relucir la capacidad goleadora de la selección española, en la que Gainza llega a una cumbre más alta de su estilo sabio y eficaz, al marcar el gol del empate 2-2 definitivo, tras anulársele otro a Basora por fuera de juego. En estos dos encuentros Juanito Acuña había sido relegado injustamente a la suplencia, mientras Gabriel Alonso se convertía en un defensa imprescindible para la selección española.

Por la lesión de Velasco, desprendimiento de retina, sufrida en Balaídos a los pies de Mekerle, queda descartado el magnífico portero del Barcelona Velasco, por lo que Guillermo Eizaguirre necesita seleccionar un tercer guardameta para Brasil. Como la selección española tiene que viajar a México para jugar unos partidos amistosos, el seleccionador español lleva a dos nuevos porteros para elegir ese tercero, que España necesita para Brasil. Antonio Ramallets, el portero del Barcelona que tuvo su oportunidad en Balaídos, es uno de ellos. Mientras que el otro se trata de Vicente Dauder, portero que fue del Tarragona y ahora fichado por el Atlético de Madrid. Al regreso de México fue Ramallets el elegido como tercer portero para viajar a Brasil con la selección español. Ya en Brasil, el magnífico guardameta del Deportivo Juanito Acuña, viéndose claramente postergado en los dos partidos jugados contra Portugal, quiere hacer prevalecer su extraordinaria clase y su gran momento de forma, en un partido previo al campeonato que juega España contra el Bangu, dejando claro que es, con mucho, el mejor de los tres porteros que ha llevado España a Brasil. Fue tan portentosa su actuación que hizo exclamar a la prensa brasileña: "Sí este es el segundo portero de España, ¡cómo será el primero!". Tal vez fue el nombre de Ignacio Eizaguirre, tan ligado siempre al marco nacional español, o bien la amistad de éste con el entrenador Benito Díaz, así como por el carácter tan brusco y temperamental del meta gallego, estas cosas suceden en el fútbol, lo que influyó para postergar de nuevo al mejor de los tres porteros de España, en el primer partido del campeonato mundial. Dada la baja forma que sigue mostrando el magnífico portero vasco Ignacio Eizaguirre, es Ramallets el que lo sustituye en el segundo de los encuentros jugados, en una decisión injusta y caprichosa que con tanta frecuencia se dan en fútbol. Ramallets tiene una magnífica actuación frente a Chile, por lo que era merecedor de seguir defendiendo la portería española contra Inglaterra.

Partido que se juega en el colosal y recién construido Maracaná, para el cual los ingleses no se encuentran en su mejor momento. Aun así el partido es disputadísimo y Ramallets, acto seguido de anulársele un gol a los ingleses, se tiene que emplear a fondo para detener magistralmente un remate de cabeza de Mortensen a pase de Finley. Ya en el segundo tiempo, Alonso se escapa por la banda (en aquel tiempo hasta los de Helenio Herrera con el Inter de Milán, los laterales no se iban al ataque) y centra pasado al segundo palo inglés, donde Gainza remata el balón de cabeza, para ponerlo a los pies de Zarra, que ante la salida del portero Willams consigue el único gol del partido. Radio Nacional, que retransmite todos los encuentros del campeonato, hace que se desborde el entusiasmo en toda España por el gol de Zarra, que supone el triunfo sobre Inglaterra. Es la gran hazaña de la selección española en Río, con la que España se clasifica para la ronda final, junto con las selecciones de Brasil, Uruguay y Suecia, que se juega en forma de liguilla a un solo partido. Ramallets, al que la prensa brasileira le llama "o gato con ás", se había ganado el puesto de titular en la selección en buena lid. Pero en el partido contra Uruguay, Varela realiza en un tiro de casi 40 metros y Ramallets, en tardía estirada, incomprensiblemente no es capaz de evitar el gol del empate (2-2). Luego será Brasil el encargado de borrar toda aspiración española al título mundial al derrotar 6-1 escandalosamente a la selección de España en el impresionante Maracaná, rebosante de miles de espectadores. Es entonces cuando el seleccionador Guillermo Eizaguirre hace cambios en el equipo que se va a enfrentar a Suecia. Corre por España la noticia al ser relegado una vez más del equipo Juanito Acuña, con el que Muñoz Calero, presidente de la Federación, tuvounas duras palabras. El gran guardameta gallego, que no era muy dado a los parabienes, piensa que el caso Rafa sigue sin estar olvidado, por lo que cree que el presidente de la Federación trata de enviarlo de vuelta aEspaña. Lo que impiden los tres jugadores vascos del Athletic de Bilbao, Zarra, Panizo, y Gainza, que le hacen ver al señor Muñoz Calero: "Si se va el gallego, nosotros nos vamos con él". Eizaguirre vuelve a tener una mala actuación ante los suecos y España sale derrotada 3-1, clasificándose en el cuarto puesto de este Mundial. Si en el fútbol como en la vida el tiempo pone y quita razones, poniendo a cada uno en su sitio, el caso es que en el fútbol esa razón siempre llega tarde y nunca coloca en su lugar a quien la tiene. Juanito Acuña, como tantos otros jugadores de fútbol, es un claro ejemplo de lo que aquí se expone.

La temporada 1950-51 comienza con esos días que no dejan huella en un equipo, sobre todo en el Celta. Buena parte de sus aficionados, que acuden a Balaídos llenando la boca de su celtismo, tal vez llevados por la ilusión de la anterior temporada, como los más furibundos celtistas, en el interior de sus corazones solo tenían envida y rencor, que los convertían en "agoreros" de aquellos que tan desinteresadamente defendían la camiseta del club. Como eran también los que nunca solucionaban los problemas económicos del club, cuando más necesitaba que estos celtistas de "boquilla" recogieran, al final de temporada los carnets, que era cuando se necesitaba más dinero para renovar y reforzar la plantilla. En pretemporada se jugaron partidos amistosos como el jugado en casa del Oporto, al que se venció 1-3. También se juega en Balaídos la segunda edición del Trofeo Huérfanos del Mar, al que se le quería proyectar internacionalmente, como el Teresa Herrera que se juega en La Coruña. Trofeo que se disputa de forma triangular entre Celta, Palermo y Torino, que aún no se había repuesto del trágico accidente aéreo de Superga. Se proclamó campeón del trofeo el Palermo. Por estas fechas, la noticia más comentada era el casamiento de la hija del Caudillo con Cristóbal Martínez-Bordiú.

El Celta celebra la asamblea de compromisarios, en la que Avelino Ponte Caride anuncia que deja la presidencia, con toda su junta directiva, tras doce meses de gestionar el club. No pudiendo dedicarle todo el tiempo que requería, se nombra a Ramiro Fernández Valenzuela secretario general y a Manuel Lago Bastos como colaborador. Mientras que los servicios que se llevaban a cabo en Balaídos corrían a cargo del exjugador Ángel Iglesias Rodríguez "Machicha". El nuevo presidente, Faustino Álvarez Álvarez, era una persona muy vinculada al deporte vigués y apenas tardó unas horas para formar su junta directiva.

La primera gestión que lleva a cabo es la de negociar un nuevo contrato con Pasarín y con el preparador físico, Roberto Ozores. Entre tanto, procedente del Tarragona, Santiago Vázquez firmaba contrato con el Celta. Mientras, Armando dejaba al club vigués para hacerse cargo como entrenador de la U.D. Orensana. Donde juega el tercero de los hermanos del benjamín de los Padrones, al que ya empieza a introducir en el fútbol profesional, al tenerlo con él, para que fuera aprendiendo cómo era la profesión de futbolista. Para eso, con el permiso de Armando, lo hacía entrenar con aquellos jugadores de "verdad" que eran para el jovencísimo muchacho, que no dejaba de soñar al verse en la caseta con Castellanos, aquel portero que le deslumbraba siempre en los partidos que jugaba por el verano con el Arosa contra el Puebla. Como al estar al lado de Cabiño, uno de los jugadores que había jugado la final de Copa contra el Sevilla, y de Foro, que también había jugado en el Celta. Era el sueño que su tercer hermano, al igual que los otros dos mayores, deseaba que el futuro del más pequeño estuviera en el fútbol. Sueño que seguía compartiendo con el cine, pues esta corta instancia con su tercer hermano en Ourense la compartía viendo películas como "Puente de mando", protagonizada por Gary Cooper.

La Liga, que está próxima a comenzar, se ve aumentada de catorce equipos a dieciséis, que fue lo que evitó el descenso del Málaga, entrenado por Ricardo Zamora en la Liga anterior. En esta, de 1950-51, el Celta consigue clasificarse en un octavo puesto, empatando a puntos con el Athletic de Bilbao. En el transcurso de ella, sufre el partido más escandaloso que se produjo, de todos los jugados en Balaidos, en el que el Celta se tiene que enfrentar al Atlético Madrid, del cual sale derrotado, 0-2, tras una parcial y provocadora actuación del colegiado Azón. En el que incluso hizo intervenir a la fuerza pública y saltar al terreno de juego al alcalde Pérez Lorente para evitar graves incidentes. Partido que aún hoy está en la mente del viejo aficionado, como está la de aquel gran celtista, que años más tarde, como presidente, sacaría a su muy querido Celta del pozo de la Segunda División, en el que había caído y estuvo durante diez años. Aficionado que, después de darse por finalizado el partido, diez minutos antes de su final, persiguió al árbitro fuera de Galicia para no perjudicar al Celta, por si hubiera más que palabras con Azón. Que fue con las que descargó ante el colegiado su gran cariño por el Celta, que representaba a la ciudad que amaba como vigués y celtista.