La riqueza micológica de O Grove se analiza en un congreso de grandes expertos en O Grove

La reunión de expertos se celebrará del 6 al 9 de diciembre | El número de las comestibles en la península es muy reducido

De derecha a izquierda, Miguel Ángel Delgado, el alcalde y Alberto Romay. |   // MARTA ABAL

De derecha a izquierda, Miguel Ángel Delgado, el alcalde y Alberto Romay. | // MARTA ABAL

Marta Abal

El Monte Central de A Toxa fue el escenario elegido para la presentación del I Congreso de Micoloxía de O Grove. Organizado por el micólogo Miguel Ángel Delgado y Alberto Romay de Visitogrove, es la primera edición en Galicia del Micoencuentro Micolist.

El congreso se celebrará entre los días 6 y 9 de diciembre, en el hotel Mar del Norte de San Vicente do Mar. Las actividades que se van a realizar son salidas al monte, exposiciones de setas y hongos y diversas charlas sobre micología.

Las ponencias confirmadas serán de Yves Cestac, el presidente de la Sociedad Micológica de Béarn en Pau (Francia); de Miguel Ángel Pérez de Gregorio desde Micolist, y de Mauro Rivas, por la Sociedad Micológica Mykes de Galicia.

El Atlas de Delgado

También será ponente el propio Miguel Ángel Delgado, micólogo de Navarra asentado en O Grove desde hace 17 años. Por el momento, se espera la asistencia al congreso de alrededor de 50 personas.

Hostelco patrocina el evento y, desde luego, no falta el apoyo por parte de la comunidad de la micología. Existe una gran expectación acerca del congreso, que traerá a O Grove a expertos de diferentes partes de Europa.

Otro atractivo gastronómico

En un discurso durante la presentación el alcalde, José Cacabelos, quiso destacar la importancia del congreso por el atractivo gastronómico y científico que añade a la villa su variedad de hongos. O Grove es bien conocido por su producción marina, pero lo que más sorprende son las más de 1.700 especies fúngicas que ha catalogado Miguel Ángel Delgado con ayuda de Joseba Castillo, un experto en este campo. En una ocasión, buscando entre los eucaliptos de una finca grovense pudo encontrar 30 hongos distintos en hora y media. Solo hay entre cuatro y seis especies comestibles en toda la península, pero el resto son igual de importantes por su papel en el ecosistema. Todas ellas, venenosas, neutrales, alucinógenas y comestibles, aparecen en las tres ediciones del “Atlas Micológico” elaboradas por Delgado. Son catálogos con fotografías de una amplia variedad de familias fúngicas, tomadas por él mismo en sus salidas al monte. Próximamente publicará otros dos libros mostrando más especies.

Llegar a las 2.000

“Para el congreso espero llegar a las 2.000”, ha anunciado. Ya ha descubierto dos nuevas citas europeas —especies jamás vistas antes en Europa— y cuatro hongos desconocidos para la ciencia autóctonos de O Grove. Cuando encuentra una especie desconocida, gracias a Joseba Castillo es capaz de enviar las muestras a diversas universidades para su identificación. Allí, en los laboratorios, se investiga su ADN para poder clasificarlas. Fue así como se encontró en O Grove un nuevo hongo, el Dendostroma atlanticum.

Hay hongos que apenas miden unos pocos milímetros, y para localizarlos es necesario conocer las características de los lugares donde crecen. Pueden proliferar, por ejemplo, en madera muerta o en las agujas de los pinos, ya que se alimentan de la materia orgánica. Su función es fundamental en la naturaleza, ya que descomponen los restos de seres vivos.

Historia curiosa

Aunque es una historia un tanto perturbadora, un factor que motivó la consolidación del Camino de Santiago tiene mucho que ver con los hongos. En otros países de Europa, durante la Edad Media, lo más habitual era comer pan de centeno, lo que provocaba ciertas enfermedades. En España se usaba el trigo para elaborar este alimento básico; y en el caso de Galicia se preparaba con hariza de maíz. Los peregrinos que llegaban a la Península Ibérica desde Europa parecían curarse mágicamente al hacer el camino, y la razón no es otra que dejar de meter un hongo venenoso en sus organismos. Esta especie era el Claviceps purpurea, descubierta a mediados del siglo XIX. Estaba presente en el centeno, y envenenaba poco a poco los cuerpos de quienes se alimentaban con esa harina.

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