La nueva bodega Forjas do Salnés se erige en Meaño para albergar 200.000 litros de vino

La empresa familiar de Rodrigo Méndez regresa a su pueblo tras doce años en Sete Pías | Las obras comenzaron a final de 2023

El bodeguero Rodrigo Méndez Arosa, junto a las obras de construcción en Chan do Monte.

El bodeguero Rodrigo Méndez Arosa, junto a las obras de construcción en Chan do Monte. / Tino Hermida

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Meaño se prepara para albergar una nueva bodega de albariño Rías Baixas, esta con sello meañés propio, y que será “Forjas do Salnés”, la cual retornará a su origen después de un paso provisional por el polígono cambadés de Sete Pías, donde estaba afincada desde 2012.

Se ubica en el paraje conocido como Chan do Monte, que conforma la primera ladera del monte que arranca desde el lugar de Trubisquido en la parroquia de Meaño.

El proyecto lleva años gestándose. Primero fue precisa la adquisición de terreno, procediendo a la compra de 14.500 metros cuadrados de superficie. La mayor parte de la superficie se destina a viñedo, realizándose plantación hace tres años. Luego, por poniente, con vistas al valle y al mar de Arousa, se reservaron 1.780 metros cuadrados para la construcción de bodega.

Uno de los bloques, dispuesto en dos alturas, albergará recepción, oficina y sala de catas. La nave se destinará a bodega propiamente dicha, con zona de cubas de acero y también de madera, ésta última para “vinos de guarda”, que son los madurados durante tiempo, algunos cinco y hasta diez años.

Las obras de la bodega comenzaron a finales de 2023. Previamente se construyeron las terrazas para apuntalar el terreno y salvar la fuerte pendiente. Después empezaron los trabajos de la edificación.

Esta nueva bodega, que toma ya forma, estará preparada para procesar, albergar y comercializar desde aquí para el mundo 200.000 litros, en su mayoría albariño Rías Baixas. El objetivo es que estas nuevas bodegas de Forjas do Salnés estén preparadas para estrenarse y recibir uva en esta próxima vendimia.

La construcción, que llama la atención desde hace meses al ser fácilmente divisada desde el núcleo poblacional, responde en origen a un proyecto familiar, que hoy abandera Rodrigo Méndez Arosa. “No ha sido nada fácil dar con los terrenos idóneos en Meaño –reconoce el bodeguero–, pero nosotros teníamos asumido que nuestro paso por Sete Pías era algo provisional, porque en mente estaba el volver a Meaño, que es nuestra tierra”. “Ya intentáramos buscar una nave para instalarnos en Meaño en 2012, pero fue imposible, y la alternativa de Sete Pías fue la más cercana que se nos presentaba, pero conscientes de que esa sería una ubicación de paso, y la que dejaremos cuando esta bodega de Chan do Monte esté a punto”. “Adquirir el terreno y poner todo apto para poder construir –afirma– ha sido un trabajo arduo, pero entendemos que valdrá mucho la pena para crecer”.

Este empresario meañés hereda el sello empresarial Forjas do Salnés de manos de su abuelo Francisco Méndez –que en su día integrara la gestora para la creación de la D.O. Rías Baixas– y luego, a la par, de su padre José Manuel Méndez.

En origen, este sello empresarial nació con herrería, la cual acabó especializándose ya desde inicios de los años 70 en la construcción de bateas. Al principio, lo hizo con un taller radicado en As Covas (Meaño) junto a la PO–303 y que después se trasladó al lugar de Seixiños, en Dena, en esta ocasión a pie de la ría para facilitar el porte de bateas directamente por mar.

Fue en 2005 cuando el sello se diversificó y dio el saltó al mundo del vino. Hasta ahora, la suya había sido una producción artesanal, que remonta sus primeras cepas de albariño al año 1912. Fue a inicios de este siglo XXI cuando se adscribió formalmente a la D.O. Rías Baixas. Desde entonces sus vinos crecieron en producción y calidad como la espuma. Su albariño “Leirana” se vende ya en una veintena de países del mundo y en 2013 el New York Times lo consideró como el mejor Rías Baixas del año, fruto de una cata entre 20 prestigiosos caldos de esta D.O.

Su entronque con el prestigioso enólogo berciano Raúl Pérez le hizo dar el salto. De su mano apostó en su día por el albariño fermentado en barrica, del que resultó “Sketch”, que hace una década fue valorado por la lista Parker con 96 puntos, que era entonces la puntuación más alta de un blanco español en toda su historia en la afamada lista. Amén de ello, las otras novedades eran criar parte de sus vinos en jaulas sumergidas en el mar de Arousa o el haber sido uno de los pioneros en apostar por los Rías Baixas tintos, con sellos como “Goliardo” o “Bastión de Luna”, gestados con uvas de la D.O. como caíño, loureiro o espadeiro, con mucho potencial en el ámbito emergente de los tintos Rías Baixas.

La última innovación por la que apuesta el sello es personificar las marcas por fincas: A Telleira, Finca Genoveva, Areas de Arra… Subtítulos con los que tratan de individualizar caldos dentro de una misma marca, en aras a llegar al mercado de manera singular con producciones más limitadas por cada una.

Las nuevas bodegas Rías Baixas se espera que puedan lucir pronto en todo su esplendor. El bodeguero Rodrigo Méndez lo anunciaba ya en 2012: “La intención era quedarnos en Meaño, pero no fue posible al no poder encontrar una nave de estas características. El polígono de Sete Pías fue la alternativa más cercana que se nos presentó, pero esta es una ubicación provisional; en nuestras miras está instalarnos en nuestro Meaño original”.

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