Una vida vinculada al rugby que se muestra en uno de los mejores escenarios del mundo

El vilagarciano Jacinto Campos formó parte del equipo arbitral de las World Series de rugby 7 en el Estadio Metropolitano de Madrid con las mejores selecciones del planeta

El vilagarciano, segundo por la izquierda, junto a varios de sus amigos en Madrid.

El vilagarciano, segundo por la izquierda, junto a varios de sus amigos en Madrid. / FDV

Disfrutar del deporte es una circunstancia muy común, la singularidad se puede encontrar en historias como la de Jacinto Campos y el rugby como escenario. Un vilagarciano que tocó el cielo hace escasos días con su presencia en el equipo arbitral de las World Series de rugby 7 celebradas en el Estadio Metropolitano de Madrid donde ayudó a dirigir partidos de los mejores jugadores y jugadoras del planeta.

Es tal todo lo que le aporta el deporte del balón oval que ha sido, y sigue siendo, capaz de disfrutarlo desde múltiples perspectivas. Empezó como jugador hasta que sus rodillas se lo permitieron, pero a la vez fue mentor de sus hermanos a la hora de inculcarle los valores que diferencian al rugby. También fue entrenador y ahora se ha convertido en un árbitro que ejerce en algunas de las mejores ligas del país y capaz de alcanzar cotas como las de dirigir partidos a selecciones como Argentina, Nueva Zelanda, Francia o Inglaterra, por citar solo a algunas de las mejores del mundo.

Jacinto Campos, conocido cariñosamente como “Cachopo”, se inició en el rugby cuando emergía en Vilagarcía en los terrenos duros y exigentes del campo del IES Castro Alobre. Era un lugar donde cada caída y cada placaje dejaban una marca, no solo en el cuerpo, sino también en el espíritu. Fue allí donde Cachopo desarrolló su pasión por el rugby, un deporte que requería no solo fuerza física, sino también una inquebrantable determinación, cualidad de la que se ha convertido en un perfecto ejemplo.

Campos (primero por la izquierda) con todo el equipo arbitral de las World Series de rugby 7 en Madrid.

Campos (primero por la izquierda) con todo el equipo arbitral de las World Series de rugby 7 en Madrid. / FDV

Durante cerca de 40 años, Campos ha estado plenamente vinculado a este deporte. Desde sus primeros días en Os Ingleses, el club de rugby local, ha vivido cada partido con la misma intensidad, tanto dentro como fuera del campo. Su dedicación lo llevó en los últimos años a formarse como árbitro, un rol que le permitió ver el juego desde una nueva perspectiva y contribuir a la comunidad deportiva de una manera significativa.

Fue hace un mes cuando Jacinto recibió la convocatoria para formar parte del equipo arbitral en las World Series de Madrid. Este llamado no solo representó una gran oportunidad, sino también una redención personal para Cachopo. Hace dos años, cuando ya había sido elegido para la misma encomienda en Valencia, tuvo que pasar por la dura experiencia de contraer covid, lo que le impidió participar en ese acontecimiento de élite mundial. La invitación a las World Series de este año fue, por tanto, una manera de sacarse la espina y demostrar su resiliencia y perseverancia.

Algunos amigos no quisieron perderse el acontecimiento.  | // FDV

Jacinto Campos durante uno de los encuentros. / FDV

Desde su función de auxiliar, Jacinto tenía la encomienda de controlar todo lo que sucedía tanto en la previa como durante el partido en situación de banquillos. “Había que estar atentos a los cambios, la mesa y todo lo que supone el control de lo que sucede en la banda. El nivel de exigencia es altísimo y, solo por el hecho de ser televisado a todo el mundo, supone unos protocolos enormes que hay que cumplir a la perfección”, explicó. La responsabilidad de asegurar que todo transcurriera sin problemas, siguiendo las rigurosas pautas, hizo de su papel algo esencial para el éxito del evento.

Durante cuatro días, Jacinto compartió el campo con el mejor elenco de jugadores y árbitros del mundo, una experiencia que describió como “tocar techo después de tantos y tantos años disfrutando del rugby”. En contraste con los campos donde comenzó, el Metropolitano ofrecía un confort y una distinción que realzaban la magnitud del evento con partidos que reunieron a miles de personas en sus gradas.

El vilagarciano junto a un compañero árbitro junto al trofeo de campeón.

El vilagarciano junto a un compañero árbitro junto al trofeo de campeón. / FDV

Tras la consecución de este sueño, que espera volver a vivir en próximas temporadas, ahora vuelve a su labor como árbitro en División de Honor B y la máxima categoría del rugby nacional femenino, así como todas las ligas autonómicas en las que es requerida su labor, reconocida y valorada con su convocatoria para compartir escenario con las mejores selecciones del mundo. Una recompensa muy especial a una pasión que le ha llevado a vivir el rugby desde todas las perspectivas posibles.

Jacinto Campos no es solo un árbitro; es un ejemplo de cómo la pasión por el deporte puede llevar a logros extraordinarios. Su historia es un testimonio de la importancia de la dedicación y la perseverancia. Para los jóvenes que comienzan en el rugby, su trayectoria demuestra que, independientemente de dónde se inicie, el compromiso y el amor por el deporte pueden llevar a los escenarios más prestigiosos.

Campos, a la derecha de la imagen, posando en el escenario donde hizo realidad un sueño.  | // FDV

Campos, a la derecha de la imagen, posando en el escenario donde hizo realidad un sueño. | // FDV

En una reflexión final, Campos expresa con humildad y satisfacción lo que significó para él esta experiencia. “Compartir esos momentos con los mejores del mundo fue un sueño hecho realidad. Es un recuerdo que llevaré conmigo siempre y que me motiva a seguir contribuyendo al rugby, tal como lo he hecho todos estos años”.

La historia de Jacinto Campos, “Cachopo”, es un recordatorio de que en el deporte, cada rol es vital y cada logro, grande o pequeño, es digno de celebración. Su viaje desde los campos del Os Ingleses hasta el Estadio Metropolitano inspira no solo a árbitros y jugadores, sino a todos aquellos que ven en el deporte una pasión que vale la pena seguir con todo el corazón.

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