El verano se despide en A Illa

La mayor parte de los chiringuitos cesaron su actividad con la llegada de septiembre y el resto lo harán casi todos este fin de semana

Uno de los 21 chiringuitos que abrieron sus puertas este verano en A Illa.

Uno de los 21 chiringuitos que abrieron sus puertas este verano en A Illa. / Noé Parga

A. G.

Es quizás el municipio de la comarca que cuenta con un mayor número de chiringuitos, un modelo de turismo que ha proliferado en los últimos años de forma espectacular en A Illa. Este año, por sus playas se han repartido un total de 21 locales de estas características que ya no se dedican solo a vender helados y refrescos, sino que algunos se han convertido en verdaderos templos de la gastronomía.

Sin embargo, su apertura tiene fecha de caducidad cada año y la mayor parte han cerrado sus puertas o lo harán este fin de semana después de un verano que no ha sido malo en cuanto a clientes, pero en el que se ha notado la inflación y la crisis económica, llevando a los turistas a retraerse a la hora de gastar el dinero o, incluso, a la hora de extender el período de descanso.

Ventura Nieto, propietario del ubicado en Lavanqueira desde hace más de dos décadas, reconocía ayer que el verano que se acaba ha sido “un tanto diferente a otros, la gente se ve mucho más retraída a la hora de gastar y de consumir, ya ves muy pocas familias con vacaciones de un mes en la playa y comiendo los mejores platos, ahora miran mucho más los gastos”.

De todas formas, Nieto no puede decir que el año fuese malo. “Lo fue el mes de junio, donde las condiciones meteorológicas fueron un infierno y, una vez que abres las puertas, tienes que hacer frente a una serie de gastos que, lloviendo, no vas a recuperar”, explica. Sin embargo, en los meses de julio y agosto todo cambió, con dos meses calurosos y en los que apenas se registraron precipitaciones, lo que permitió que “tuviésemos bastante lleno prácticamente todos los días”.

Ramón Ferro, del chiringo O Xurel, el más antiguo de A Illa, coincide bastante con su homólogo en las apreciaciones que le ha dejado el verano. “En el global, creo que ha sido mejor que el año 2021, gracias a la meteorología, pues los meses de julio y agosto han sido espectaculares y eso ha ayudado a que la gente se acercase a disfrutar de las playas y acabase comiendo en los chiringuitos”, explica. Sin embargo, reconoce que “hemos notado que la gente está retraída, no es para menos, la situación no es buena para nadie y todo el mundo quiere ahorrar para los meses que se avecinan”. Tanto el Xurel como el Lavanqueira cerraron sus puertas en la última semana de agosto o primera de septiembre “porque suele caer el número de visitantes, y este año, todavía más, ya que las clases comenzaban el día 8 de septiembre, mucho más temprano de lo habitual”.

El Areoso Beach también cerró sus puertas el pasado fin de semana ante las malas previsiones meteorológicas y después de permanecer abiertos desde Semana Santa. Rubén García, uno de los socios, reconoce que “con buen tiempo, la campaña siempre es buena y nosotros, en previsión de que podían dispararse los costes, apostamos por productos de temporada, algo que los clientes agradecieron, aunque sí se ha notado que las cifras en el ticket medio no eran las de otros años”.

Otros todavía mantienen abiertas sus puertas hasta este fin de semana, en el que las cerrarán con una pequeña fiesta para sus clientes, como es el caso del A Boa Vida, que celebrará una serie de conciertos para despedir el verano el próximo sábado.

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