Así trabaja un equipo de profesores con un niño llegado de Ucrania

El colegio Valle Inclán de O Grove fue el primero de la comarca en escolarizar a un menor refugiado de la guerra

Sergio Fernández, Silvia Piñeiro y Ramón López, ayer en el colegio Valle Inclán.   | // IÑAKI ABELLA

Sergio Fernández, Silvia Piñeiro y Ramón López, ayer en el colegio Valle Inclán. | // IÑAKI ABELLA / Anxo Martínez

Cuando la profesora Silvia Piñeiro supo que un niño refugiado de la guerra en Ucrania iría a su aula, tuvo claro que para ella lo más importante era lograr, “que estuviese contento, que sintiese que el colegio era un lugar seguro”. Veía con espanto el infierno del que estaban huyendo miles de mujeres y niños, de modo que para ella lo primero iba a ser lograr que el pequeño se integrase pronto con sus compañeros y que pudiese volver a sonreír. El niño se llama Denis, lleva casi dos semanas en el colegio Valle Inclán de O Grove, y sus profesores están muy satisfechos porque le notan cómodo y contento.

La tragedia en la que está inmersa Ucrania desde el 24 de febrero ha provocado la salida del país de unos cuatro millones de personas, según cifras de la ONU. Varias decenas de refugiados han sido acogidos en O Salnés; la mayoría son mujeres, y muchas de ellas han llegado acompañadas de niños. Denis, de ocho años, es uno de los primeros en ser escolarizados en la comarca arousana. Desde hace dos semanas, acude al colegio Valle Inclán.

Sus profesores están maravillados. Sergio Fernández, orientador escolar, sostiene que para los docentes es una gran alegría trabajar con niños que no hablan castellano ni gallego, “y ver como poco a poco evolucionan y empiezan a comunicarse con sus compañeros”.

Evaluación pedagógica previa

Los colegios disponen de un plan de acogida de alumnos llegados ya iniciado el curso, y un apartado está dedicado a los alumnos extranjeros. Una vez formalizada la matrícula del nuevo estudiante, se le realiza una evaluación pedagógica, para conocer su situación emocional y determinar si su nivel académico permitirá escolarizarlo con los niños de su edad o si es mejor incluirle en el curso anterior, teniendo en cuenta que la barrera lingüística puede ser un obstáculo añadido.

“Los niños de esta edad son como esponjas, enseguida aprenden y se adaptan”

Ramón López

— Director del colegio Valle Inclán

La valoración consta de tres partes: en una se estudia la situación emocional del niño; en otra su dominio de las lenguas; y en la tercera, su capacidad lógico-matemática.

En el caso de Denis, la evaluación fue positiva, por lo que está con los niños de tercero. Eso sí, y como era previsible, sus competencias lingüísticas en castellano o gallego en el momento de la prueba eran insuficientes para comunicarse con sus profesores y con los demás niños. Tampoco se defendía en inglés. Por ello, uno de los primeros cometidos de Sergio Fernández fue poner en marcha la creación de un “grupo de adquisición de lenguas”.

Se trata de un equipo formado por cuatro o cinco profesores que organizan su tiempo para trabajar el idioma con los niños inmigrantes durante el horario lectivo. Utilizan para ello diferentes herramientas informáticas y traductores. Durante el primer trimestre, el Valle Inclán grovense ya contó con un grupo de estas características para ayudar a tres niñas africanas a defenderse en castellano, y ahora están volviendo a formarlo para ayudar a Denis.

El día a día en el aula

La tutora del tercer curso del Valle Inclán, Silvia Piñeiro partía prácticamente de cero en lo que se refiere a las posibilidades de comunicarse con su nuevo alumno. Durante las primeras sesiones fueron de gran ayuda unas pequeñas tarjetas con dibujos y su significado, en castellano y ucraniano.

Con ellas, la docente pretendía que Denis aprendiese algunos conceptos o frases sencillas que podían ayudarle en el día a día, como “necesito ayuda”, “necesito ir al baño”, “por favor” o “¿qué tal estás?”.

También le están siendo de mucha utilidad las herramientas informáticas de traducción, a las que recurren cuando el niño necesita explicar o preguntar algo de cierta complejidad. Recurren a ellas, por ejemplo, cuando se trata de resolver problemas de matemáticas. Con las operaciones, no hay problema alguno, y de hecho es una de las áreas que más le gustan a Denis, pero cuando se trata de desentrañar el sentido de los enunciados, la profesora tiene que prestarle una mayor atención al niño y trabajan juntos con el traductor. “Al principio pensaba que iba a ser mucho más complicado superar la barrera del idioma de lo que al final es, los traductores nos están ayudando mucho”.

Los profesores se esfuerzan por hacerle el camino más fácil a Denis, pero también lo están haciendo sus compañeros. “Lo acogieron muy bien”, cuenta la tutora. Explica, por ejemplo, que los primeros días el niño apenas jugaba en los recreos, ya que pasaba mucho tiempo merendando. Silvia Piñeiro entendió que tal vez era porque le costaba entender las reglas de los juegos de sus compañeros, de modo que les hizo cómplices de esa sospecha. En efecto, los niños se esforzaron entonces en hacer más comprensibles sus juegos a Denis, y eso ayudó a que el niño se desinhibiese un poco más.

El director del Valle Inclán, Ramón López, explica que el protocolo de acogida también contempla la cesión a la familia del niño de los libros de texto necesarios y de un equipo informático con conexión a internet. Es optimista, porque aunque a primera vista la diferencia de idioma parezca un escollo insalvable, la comunicación siempre encuentra un camino para fluir. “Los niños de esta edad son como esponjas, enseguida aprenden y se adaptan”.

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