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Quince años expulsando los malos humos

Dos fumadores, echando la ceniza

Este año se cumple el decimoquinto aniversario de la entrada en vigor de la ley antitabaco, cuya principal medida fue la prohibición de fumar en lugares permitidos hasta entonces, como los espacios de trabajo y los centros de ocio, y el décimo de su primera reforma, que extendió esta prohibición a cualquier tipo de espacio de uso colectivo. Para neumólogos y especialistas gallegos en el tratamiento de las conductas adictivas, esta norma supuso un antes y un después en la lucha contra el tabaquismo en España, que se ha traducido en una reducción del tabaquismo pasivo y también del número de fumadores habituales y esporádicos.

Los especialistas gallegos califican de hito la ley antitabaco de 2005, pero reclaman más ayuda asistencial al fumador que quiere dejar de fumar y la subida del precio del tabaco

“La ley antitabaco fue un hito en España. Hemos logrado uno de los objetivos más importantes, que es la reducción de la tasa de fumadores habituales desde el más del 30% que había antes de 2005 al 22% actual. También, reducir la exposición al tabaco de los no fumadores y otro aspecto muy importante: que la población tenga realmente conciencia de que fumar es perjudicial para la salud”, afirma el doctor Rafael Vázquez, miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y especialista del servicio de Neumología del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

  • “Todos los centros de salud deberían tener consulta de deshabituación”

    Rafael Vázquez - Neumólogo

Según este neumólogo, las restricciones al consumo de tabaco se han traducido en una menor incidencia de una serie de patologías asociadas con esta sustancia. Está ampliamente demostrado que el tabaco es responsable de más del 90% de los casos de bronquitis, del 95% de los casos de cáncer de pulmón, del 30% de todas las cardiopatías coronarias y está también asociado a la aparición de otros cánceres, como el de laringe y el de páncreas. Está vinculado también a un mayor riesgo de diabetes, depresión, infertilidad, retrasos en la concepción y partos prematuros. Además, el tabaco causa la muerte prematura a más de 50.000 personas cada año en España, lo que represente el 13% de todas las muertes.

Tanto la ley antitabaco de 2005 como su modificación en 2010 fueron aprobadas durante el mandato del presidente José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE). Ahora, el ministro Salvador Illa anuncia una segunda reforma “lo antes posible”, que potenciará las restricciones con nuevos espacios libres de humo y regulará el consumo del cigarrillo electrónico.

  • La ley antitabaco entró en vigor en 2006

    La Ley 28/2005, de 26 de diciembre entró en vigor el 1 de enero de 2006. Su medida más relevante: la prohibición de fumar en lugares como espacios de trabajo.

  • Primera modificación, cinco años después

    La Ley 42/2010, de 30 de diciembre de 2010, por la que se modifica entró en vigor el 2 de enero de 2011. Extendió la prohibición de fumar a todos los espacios de uso común.

  • Sanidad anuncia una nueva reforma

    El ministro Salvador Illa anunció una modificación que potenciará las restricciones y regulará el cigarrillo electrónico.

“La ley ha sido muy importante, pero nos podemos quedar con esta norma porque tiene lagunas y sobre todo, porque no la estamos cumpliendo en su totalidad, sobre todo en cuanto a las sanciones y al control para que se cumpla, especialmente en espacios donde no se puede consumir pero se hace, como en los entornos de los centros sanitarios”, comenta el doctor Vázquez.

En su opinión, la nueva modificación de la ley debería de ir encaminada a la prevención y a favorecer la deshabituación, dos de las directrices que recoge el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco (CMCT) relacionado con el plan de medidas MPOWER. Esta estrategia propone cinco medidas de control del tabaco que los gobiernos se han comprometido a implementar: proteger a la población de humo de tabaco, ofrecer ayuda para su abandono, advertir sobre sus peligros, hacer cumplir las prohibiciones sobre publicidad, promoción y patrocinio de tabaco y aumentar los impuestos sobre el tabaco.

“La ley tiene que perfeccionar y reforzar algunos de los objetivos de MPOWER. Uno de ellos, es el apoyo a los fumadores que quieren dejarlo. Se ha dado un importante paso con la financiación por parte de la seguridad social de determinados fármacos, pero esto es solo una parte. Es importante que desde el sistema nacional se pueda abordar de forma sistemática la lucha contra el tabaco. Todos los centros de salud deberían tener sus consultas de deshabituación y en los hospitales debería de haber también consultas especializadas donde pudieran ser derivados los que tengan problemas ahí. Al menos en el área sanitaria de Vigo no tenemos ninguna consulta especializada en tabaco en ninguno de nuestros hospitales”, afirma el especialista del SEPAR.

  • “El fin de la ley es proteger al no fumador, pero hay que ayudar al que fuma”

    Carlos Rábade - Neumólogo

En idénticos términos se expresa el neumólogo del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS) Carlos Rábade, para quien la ley antitabaco es una norma dirigida a los fumadores pasivos. “Su objetivo es evitar que se fume en entornos comunes con el fin de proteger a la población no fumadora y ha conseguido reducir el tabaquismo pasivo en los espacios públicos cerrados, que es importante, pero también son necesarias otras medidas encaminadas a ayudar al fumador”, explica.

En este sentido, propone la subida del precio del tabaco, una medida que ha demostrado ser muy eficaz en otros países; mayor asistencia al fumador, con la atención primaria y las consultas especializadas en tabaquismo como pilares; y prohibir la publicidad del tabaco, con la introducción, entre otras pautas, de la cajetilla genérica. “Aún un cuarto de la población española sigue fumando. Por eso, es necesario subir la fiscalidad del tabaco, ya que España aún es uno de los países donde el tabaco es más barato, e incidir en las campañas de promoción y sensibilización”, advierte.

La pandemia ha coincidido con el primer año de financiación de los tratamientos farmacológico para dejar de fumar, por lo que, según Rábade, será difícil determinar su impacto en el abandono del tabaco. “Esperamos que si este año la situación va mejorando, para el segundo semestre empecemos a ver los resultados de esta medida”, afirma el neumólogo, que insiste en que cualquier momento es bueno para dejar de fumar. “El fumador no tiene que verlo como una dificultad, sino como un regalo a uno mismo después de una situación tan difícil como esta”, dice.

Tanto Rábade como Vázquez coinciden también en la necesidad de buscar nuevos cauces para llegar a la población más joven para evitar que se introduzca en el tabaquismo, y en la regulación del cigarrillo electrónico y otros productos de tabaco consumidos por calentamiento. “No está demostrada su eficacia para dejar de fumar y tampoco que sea inocuo. Todo lo contrario. Contienen sustancias tóxicas y sabemos que producen problemas en las vías respiratorias”, alerta.

  • “El descenso del consumo por la ley equivale a cientos de unidades de tratamiento”

    Elisardo Becoña - Psicólogo

Por su parte, Elisardo Becoña, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y experto en prevención y tratamiento de las conductas adictivas, especialmente de tabaquismo, opina que la ley de 2005 ha revertido la situación del tabaco. “Hoy tenemos muchos menos fumadores que hace 10 o 15 años. Cada vez fuman menos personas –afirma–. Lo que ocurre es que la industria del tabaco siempre habla de lo que le interesa, no de lo que lleva a la reducción en el consumo. Por ejemplo, no habla de que cada año miles y miles de fumadores dejan de fumar o que acuden a tratamiento para dejarlo”.

En su opinión, la financiación de los tratamientos para dejar de fumar “es una medida más, pero no la central”. “Yo siempre comento que la ley de tabaco y el descenso del consumo que produjo y está produciendo en el número de fumadores equivale al efecto de cientos de unidades de tratamiento en el caso de que no hubiese tal ley. Por ello. para que se reduzca el consumo de tabaco debe combinarse la concienciación social, legislación, incremento de precio del tabaco, restricciones a lugares donde se puede fumar, prevención y tratamiento”, expone el especialista.

Becoña califica de anecdótico el consumo de cigarrillos electrónicos. “Es el procedimiento que tiene la industria del tabaco para mantener en la agenda social que se hable del tabaco”, asegura.

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