"La actuación de los decisores políticos no responde a las conclusiones científicas sobre los problemas y medidas a tomar ante el cambio climático", dijo ayer en el Club FARO Xavier Labandeira, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo. "La otra crisis: energía, cambio climático y economía" fue el título de una charla que le presentó Alberto Lago, catedrático de la misma disciplina en esta Universidad.

Ideas que barajó este especialista y que definió al final de la charla. "Al cambio climático tenemos que enfrentarnos ya de modo mucho más contundente. No estamos haciendo lo que debemos. Desde la economía podemos diseñar estrategias efectivas. No todo vale, hay que escoger vías de eficiencia energética con menos costos. Nuestro horizonte europeo para 2050 es un mix eléctrico totalmente descarbonizado. Las eléctricas tendrán que adaptarse a esa hoja de ruta pero en esa transición hay costos que queremos también minimizar porque al cabo los pagamos los ciudadanos. Las renovables, por ejemplo, tienen una cara muy positiva pero también tienen una cruz: el costo, y hay que tenerlo en cuenta".

"Es extremadamente posible según los informes existentes -dijo al principio de su charla- que el ser humano sea responsable del cambio climático que se está produciendo y se producirá en las próximas décadas. Especialmente preocupantes son los efectos extremos asociados a fenómenos de cambio climático (olas de calor, tormentas intensas, etc.), ya que son estos los que pueden ocasionar daños muy importantes. Sin embargo, la actuación de los decisores políticos parece no responder a las conclusiones científicas".

Difícil acuerdo

¿Porqué es difícil abordar el problema? Dejó clara una idea Lavandeira. Las dificultades de progreso en la solución del cambio climático tienen que ver, fundamentalmente, con cuatro factores: su naturaleza global (todos los países son afectados y sus emisiones de gases de efecto invernadero ocasionan el problema), las incertidumbres que permanecen sobre su conocimiento, los costes importantes de las políticas climáticas, y sus característicasintemporales (buena parte de los costes de las políticas se sufrirán ahora, no así los beneficios). "Esto hace -afirmó- que sean necesarios acuerdos internacionales para evitar comportamientos estratégicos y que las sociedades actuales estén dispuestas a renunciar a recursos para favorecer a las futuras".

.Según este investigador sí que se ha avanzado tras las cumbres climáticas en algunas cuestiones procedimentales y se ha puesto un énfasis especial en la definición de contribuciones por parte de los países de cara a la COP de París. Pero no ha habido un nuevo gran acuerdo que sustituya al Protocolo de Kyoto.

¿Qué hacer? "Imaginemos que se llega a un acuerdo internacional -afirmó- y que los países deben reducir sus emisiones. En este caso hay dos grandes tipos de estrategias. Las políticas públicas climáticas, que pueden llevarse a cabo mediante la creación de un mercado de comercio de emisiones, la introducción de un impuesto de carbono, el establecimiento de límites de emisión o de tecnologías emisoras, o la promoción de renovables o la eficiencia energética. Los economistas defendemos especialmente las políticas de precios (mercados de emisión o impuestos) porque pueden conseguir los objetivos a coste mínimo."

Otra gran alternativa, según dijo, es no mandatoria, o voluntaria, promoviendo que los ciudadanos, a través de una mayor información o educación, y las empresas, para conseguir más clientes concienciados o ahorrar costes, introduzcan medidas motu propio.

"En todo caso -explicó- , las políticas climáticas también han de considerar la adaptación y no meramente la reducción de emisiones. El cambio climático es un proceso y por tanto nuestras sociedades deben estar preparadas a enfrentarse a sus impactos. De nuevo, la economía tiene un papel que jugar en este ámbito, definiendo las actuaciones que sean menos costosas".