En el filme Matrix, el personaje Ratón (el extrovertido programador joven) adentra a Neo en la gastronomía de la nave y del mundo real: una papilla blanquecina de proteína a base de productos sintéticos. Era el único alimento de Morfeo y compañía. La investigación científica ya ha superado el discurso futurista de esta película. En un emplazamiento del oeste de Londres, se cocinó en la tarde de ayer la primera hamburguesa de carne de vaca creada en laboratorio a partir de células madre. Los voluntarios alabaron la consistencia del producto pero destacaron que tenía menos grasa, un sabor diferente a la carne y no tanto jugo como una hamburguesa de ternera natural.

No fueron las únicas diferencias. La carne de laboratorio a base de células madre era blanca en un inicio pero se le añadió un colorante rojizo de remolacha natural para parecer más real. El proceso para compactar la carne también ha sido distinto; si en nuestros hogares y carnicerías, es la masa de carne la que se tritura para crear hamburguesas; en la propuesta de laboratorio se crean inicialmente filamentos de carne que se van juntando hasta formar un filete.

El investigador jefe de este proyecto es Mark Post, que trabajó en la Universidad de Utrecht donde se graduó en 1982. Allí, ha llevado a cabo programas sobre problemas vasculares y remodelaciones tras lesiones arteriales; para saltar a la Universidad de Maastricht donde en los últimos años se ha dedicado a "cultivar" carne de vaca en el laboratorio.

El encargado de cubrir los gastos ha sido el norteamericano de origen ruso Sergey Brin, cofundador de Google y que entre otros muchos otros proyectos también ha destinado dinero a la creación de ojos de vidrio o turismo espacial. En el programa de generación de hamburguesa en laboratorio, ha inyectado 250.000 euros, costando esta primera unidad unos 249.

El proceso de creación de la carne ha sido complejo. En un primer momento, extrajeron células madre del tejido muscular de una vaca. Estas células fueron multiplicadas al alimentarse de nutrientes. Asimismo, sustancias químicas aceleraron su crecimiento.

Menos de un mes de "cría"

En tres semanas, se logró más de un millón de células madre. Estas se repartieron en pequeños recipientes donde se fueron fusionando hasta formar tiras de músculo (un centímetro de largo por varios milímetros de ancho). Las tiras se fueron congelando y al llegar a 20.000 se descongelaron y se compactaron. Para formar la hamburguesa, primero se tiñeron, se les añadieron migas de pan, zumo de remolacha, azafrán y almíbar, según detalló la BBC.

Los impulsores de esta iniciativa aseguran que su fin es crear carne artificial para reducir el daño ambiental producido por la cría de ganado al tiempo que se satisface la demanda global de carne. También apuntan a la reducción de costes en la producción de este alimento.

Según su pronóstico, el ritmo de consumo irá en aumento y no llegará para los humanos en el futuro. Como añadido, se habló de que se podría acabar con el hambre en el planeta con este producto.

La comercialización no será inmediata, no obstante; habrá que esperar entre diez y veinte años.