Hace algunos días que el artista vilagarciano Jorge Agra inauguró en la Galería Sargadelos de A Coruña una exposición de trabajos pictóricos. "Instrucións" puede verse en esa sala hasta el 20 de noviembre, y en ella queda patente la predilección y la vinculación de su autor con el mundo de la publicidad y del diseño gráfico.

–Las obras de esta exposición traslucen claras influencias del cartel, el cómic y el arte pop.

–"Instrucións" son una serie de trípticos de 90x90 basados en publicidad impresa de todos los tiempos. Lo que he hecho ha sido recoger información gráfica y trabajarla. En este caso, como el propio nombre de la exposición indica, se trata de obras centradas en los manuales de instrucciones de distintos objetos, como los chalecos salvavidas de los aviones, por ejemplo.

–¿De dónde le viene esa predilección por la cultura de masas?

–Cuando empecé a trabajar en esto lo hice con trabajos de fotografía manipulada. Después, profesionalmente siempre me he dedicado al diseño gráfico, y todo eso influye. Siempre he trabajado con este tipo de grafismo, es en lo que me siento cómodo. Además, es lo que me tocó vivir de joven, cuando el arte pop y el conceptual estaban, en los años 70, en primera línea.

–Sus primeras exposiciones datan de esa época, y se sitúan a caballo entre Madrid y Galicia.

–Mis primeras exposiciones fueron de fotografía. Estaba en Madrid estudiando, y metido de lleno en el ambiente de la Premovida optábamos más por la manipulación fotográfica. La mayor parte de las muestras de esa época fueron en colegios mayores y facultades. Entonces trabajaba con Carlos Berride, eran trabajos colectivos. Un poco más adelante también empezamos a colaborar con Menchu Lamas y con Antón Patiño. En aquel momento ya hacíamos trabajos de diseño gráfico, algunos para portadas de libros... Y después cada uno fue tomando su camino.

–Y usted se centró en el diseño gráfico.

–Sí. Pero también trabajo como decorador. En los últimos tiempos estaba más centrado sobre todo en esta faceta. Pero la decoración es la hermana menor de la construcción, y cuando ésta se vino abajo nosotros fuimos detrás. Los proyectos ahora son significativamente menores; en vez de grandes cosas haces encargos pequeños. Pero en el fondo estoy contento de que sea así. Lo agradezco, porque pintar siempre ha sido algo que me gusta, y ahora tengo más tiempo para darle vueltas a la cabeza y volver a hacer cosas en este campo.

–¿Tiene algún proyecto nuevo como pintor?

–Ahora ha salido la oportunidad de hacer esta exposición, y después ya se irá viendo. He de decir que no me gusta definirme como pintor, porque la verdad es que no sé pintar. Mis trabajos mezclan elementos gráficos propios del dibujo con medios informáticos y con pintura. Pero realmente mi pintura es un mero soporte para representar ese tipo de grafismo, que para mí es lo que tiene importancia. Uso siempre colores planos, no los mezclo nunca porque no me atrevo ni a eso, no sé. Prefiero comprarlos industriales. Realmente mis obras podrían hacerse en masa con un ordenador, pero opto por la pintura para dejar mi mano en ellas.

–Pese a que actualmente reside en Vilagarcía, desde 1986 no ha vuelto a exponer en la ciudad. ¿Casualidad, o existe algún motivo para ello?

–Cuando empecé a trabajar, en los años 70, en Vilagarcía no existía una red comercial de arte, no había galerías, y las exposiciones se hacían en pubs o en el Liceo Casino. La mayor parte de las muestras de los primeros años fueron en Madrid porque era donde vivía, estaba estudiando allí. Pero no fueron las únicas, porque por el camino también hice cosas en otras ciudades de Galicia: en Ourense, en A Coruña, en Santiago... Lo de exponer ahora en la Galería Sargadelos de A Coruña surgió porque desde el año pasado vivo a caballo con Santiago. Y al estar en un lugar haces contactos y conoces a gente que está metida en el mismo mundo que tú, y nacen proyectos.

–¿Diría que Vilagarcía ha evolucionado desde el inicio de su carrera? ¿Dispone hoy de un circuito adecuado para potenciar las producciones artísticas?

–Sí, ha cambiado mucho. Hoy están la Casa de la Cultura y el Auditorio Municipal, que son espacios muy válidos y que a mí me parece que es tán muy bien. No quiero que se me malinterprete: Vilagarcía ya no es lo que era. El problema es que con la situación de crisis actual los estamentos públicos están recortándolo todo. Y, claro: la cultura es lo primero en caer. Durante una época fui encargado de los catálogos de las exposiciones municipales en Vilagarcía. Pero a día de hoy el panorama no está demasiado bien. Y no hablo sólo de aquí, es una situación generalizada. Pero lo cierto es que como las cosas sigan así, dentro de poco no vamos a poder exponer ni siquiera en las salas municipales.