Todavía permanece indescifrable en su totalidad, pero nuestra mente esconde cada vez menos secretos para la tecnología y hoy ya se ponen a prueba ordenadores capaces de leer el pensamiento para que el usuario puede manejarlos sin necesidad de recurrir al teclado o sistemas capaces de revelar, incluso sin quererlo, las sensaciones que produce al espectador un determinado anuncio. Son dos de las líneas en las que trabajan actualmente los ingenieros del centro Gradiant para poder transferir los resultados a las empresas en un par de años y que éstas aprovechen las oportunidades de un mercado con intereantes expectativas.

La capacidad para utilizar ordenadores con la mente se basa en las tecnologías BCI (Brain Computer Interfaces). "Ya han salido de los laboratorios y existen dispositivos comerciales asequibles de unos 100 o 200 euros, pero son muy sencillos y sus capacidades distan mucho de las que tienen los utilizados en el ámbito de la medicina, que pueden llegar a costar unos 10.000 dólares. Nosotros pretendemos lograr una tecnología más barata y con los mejores resultados", explican los investigadores Luis Pérez, coordinador del área de Información Intermodal, y Andrés Estévez, de Redes y Aplicaciones.

Uno de esos productos en venta es un juego que detecta, a través de un sensor que se coloca sobre la frente, la capacidad de concentración del usuario para poder mover una pequeña bola con su mente. Los expertos han evaluado su funcionamiento en el último año durante un programa de visitas divulgativas a centros gallegos de Educación Especial. Los alumnos fueron muy receptivos a este tipo de tecnologías que pueden ayudarles en su aprendizaje y a ser más independientes.

"La aplicación más obvia de las BCI es el apoyo a las personas con discapacidad, sobre todo, en el caso de aquellas que tienen muy poca movilidad o problemas del habla y que podrían utilizar el ordenador solo con su mente", destaca Estévez.

Otro de los campos de interés para los ingenieros vigueses es el de la rehabilitación mediante robots que detectan cuándo el paciente está pensando en mover sus piernas o un brazo.

Estas tecnologías también resultan claves para el neuromarketing, el siguiente escalón en las tácticas de la publicidad, ya que permiten detectar las emociones que producen en el consumidor potencial ciertos anuncios o productos. "Los sensores aportan información más precisa de la reacción generada porque son capaces de detectar la señal del cerebro, una señal honesta que todo el mundo transmite de forma inconsciente y que no está influenciada por su gusto o conocimientos previos. Por ejemplo, un político que quiera lanzar un determinado mensaje podría saber qué efecto causa si lo hace de una manera o de otra", plantea Luis Pérez.

Los ingenieros recurren a tecnologías avanzadas de procesado de la señal para detectar los impulsos eléctricos del cerebro. "Los dispositivos deben extraer la mayor información posible de esa actividad, lo que resulta más fácil cuanto más limpia reciba la señal", explican.

Una de las grandes ventajas de las BCI es que no son invasivas y no requieren dispositivos subcutáneos, sino que éstos se colocan sobre ciertos puntos del cuero cabelludo del usuari.

Cada aplicación requiere de un tipo de señales cerebrales diferentes. Las diseñadas para uso de personas con alguna discapacidad rastrean las reactivas, esto es, aquellas que se generan a partir de un estímulo externo. Y también las activas, que no son una respuesta a algo, sino generadas voluntariamente por la propia persona. "Si el usuario se imagina el movimiento de sus manos o de un pie y el sistema los detecta como pensamientos diferentes puede asociarlos con órdenes para realizar una acción u otra en el exterior", apuntan.

Por último, estarían las señales pasivas, que resultan de interés para el neuromarketing porque responden a un estímulo exterior que no se ha producido a propósito para determinar esa sensación.

Los ingenieros de Gradiant buscan ahora financiación europea para colaborar con expertos de otros campos como la psicología o la medicina y así "avanzar más rápido" hacia posibles desarrollos.