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La transformación del mercado laboral gallego

Los trabajadores con formación superan por primera vez a la mano de obra sin cualificar en Galicia

Los empleados con algún tipo de especialización alcanzan los 636.000, el 52,7% de los ocupados en la comunidad -La tasa de paro entre ellos ronda de media el 15,6% frente al 23% en los de estudios básicos

Con el aliento de la campaña estival ya a la puerta de la esquina, el auge de la temporalidad y la recuperación de la economía, España dejó atrás en mayo la barrera psicológica de los cuatro millones de parados. Algo que no sucedía desde 2010. La reducción roza las 120.000 personas y fue de récord también en Galicia, donde el descenso alcanzó el 3,37% -el mayor porcentaje en el quinto mes del año desde 2007, cuando todavía no había llegado ni la primera recesión-, con 7.689 parados menos. En el reequilibrio del mercado laboral gallego, junto con esas razones comunes a todas las autonomías, influye especialmente la transformación que está viviendo la propia sociedad por el envejecimiento. La bajada de la población activa, de aquellos residentes que están en edad de trabajar y además pueden hacerlo. Un indicador importantísimo sobre la salud demográfica. Pues bien, solo entre 2014 y 2015, la comunidad perdió casi 13.000 activos y 57.000 en comparación con 2012. Como el paro se calcula en referencia al número de activos, si hay menos, la tasa de desempleo baja. La mayoría se va por su jubilación y vienen de generaciones en las que los estudios eran una excepción. Al contrario que ahora. Por lo que el mercado laboral de Galicia se llena cada vez más de profesionales formados. Hasta el punto de que en 2015 fueron mayoría y superaron a la mano de obra sin cualificarción No había sucedido nunca.

La región se quedó el pasado ejercicio con 1,26 millones de trabajadores en activo. De ese total, según los datos actualizados ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE), cerca de 625.000 -el 47,26%- es población con programas de formación básica y desarrollo personal. Que, como mucho, llegaron a cursar el Bachillerato. El resto, 636.000 (52,7%), cuentan con algún tipo de aprendizaje especializado. La evolución de la crisis ha demostrado que aunque el deterioro de las condiciones es general, en este segundo grupo la incidencia del paro es menor. Así, mientras la tasa del desempleo en los gallegos sin estudios, con enseñanza primaria o hasta secundaria pasaba del 23% al cierre de 2015, en los otros, los más preparados, de media ronda el 15,6%. Siete puntos de diferencia. Son 144.000 desempleados en el primer caso. Por encima de los 99.000 en el colectivo de trabajadores formados.

La radiografía de la ocupación confirma las dos situaciones tan diferentes que viven unos y otros. El 76,9% de los trabajadores activos que pasaron únicamente por programas básicos está desempeñando un puesto.

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En los otros se situó en el 84%. Dentro de ese segundo grupo, la categoría de mayor peso es la de los gallegos con estudios en ramas comerciales y de administración. Son uno de cada diez ocupados en Galicia. Prácticamente 101.000. Les sigue el personal técnico de sectores como la mecánica o la electrónica (89.900); y las ramas de la salud (76.700). Los trabajadores con estudios de educación alcanzaron los 51.400; y 44.700 los que están ligados a las actividades del sector servicios. Pero, ¿tienen todos las mismas posibilidades de encontrar una oportunidad laboral? No.

"Las tasas de actividad, ocupación y paro varían en función del nivel de formación alcanzado", remarca el IGE. "Entre la población formada en salud y servicios sociales, la tasa de actividad [que compara los que son activos frente al total de la población con ese perfil profesional] llegó al 84,1% en el año 2015 -ejemplifica-. Por sexo, la mayor tasa de actividad femenina se presentó en las mujeres con especialización en agricultura, ganadería y pesca (88%). Entre los hombres la tasa de actividad más elevada se registró en el sector de las ciencias (84,4%)".

La joya de la corona del mercado laboral gallego son los matemáticos y estadísticos. Sin paro relevante. Casi pleno empleo, según el informe del IGE. Un total de 2.200 ocupados. El sector de servicios sociales le anda cerca. Hay 5.900 trabajadores formados en esta especialidad que están contratados y unos 500 desempleados. En tercer lugar, los profesionales del Derecho. Frente a los 20.100 ocupados, el número de personas que aguardan un puesto se sitúa en 2.000, con una tasa de ocupación por encima del 91%. Alrededor del 89,5% están el personal vinculado a la salud y aquellos especializados en industrias manufactureras; y en el 87% los mecánicos, electrónicos y otros empleados de enseñanza técnica parecida, junto con los físicos, químicos y las ciencias geológicas.

Con ese panorama en la ocupación, también los niveles de desempleo entre unas y otras categorías es muy diferente. Al margen del paro residual entre los matemáticos y los estadísticos, hay dos perfiles a los que parece que tampoco les faltan demasiadas oportunidades para contratarse. Son los especialistas en servicios sociales, con una tasa de paro a finales del pasado 2015 del 7,8%; y los ligados al Derecho, de un 9,1%. Nada que ver con los formados en arquitectura y construcción, que sufren de lleno la parálisis del ladrillo después del estallido de la burbuja inmobiliaria y la contención de los presupuestos de las administraciones para obra pública. El desempleo entre ellos se dispara al 26,4% y es mayor, por lo tanto, al que padecen los trabajadores sin formación alguna (23%).

Por el medio aparecen los educadores (13,9%), artes y humanidades (17,4%), ciencias sociales y del comportamiento (15,6%), periodistas (13,6%), enseñanza comercial y administración (20,3%), ciencias de la vida (18%), ciencias físicas, químicas y geológicas (13,1%), informáticos (16,9%), mecánicos, electrónicos y otros técnicos (12,4%), industria manufacturera y de producción (11%), agricultura, ganadería y pesca (16,7%), salud (10,5%) y los servicios (18,2%).

La jornada laboral en la región se estira a los fines de semana y hasta última hora de la tarde

  • Lo de la racionalización de horarios y la "europeización" de las jornadas laborales en Galicia es todavía ciencia ficción. Y la evolución de la economía se ha encargado de no ayudar precisamente a concienciar sobre la importancia del bienestar del trabajador y su eficiencia frente a las jornadas maratonianas en el puesto de trabajo. Por ejemplo. ¿Cuántos asalariados pueden trabajar desde casa? Unos 7.700 "ocasionalmente". La cifra se mantiene estable desde 2010.¿Y quién trabaja el sábado? Son 65.000 los que lo hacen uno al mes. También una cantidad que se mantiene sin variaciones. Pero los que pasan de dos o más aumentaron entre 2014 y 2015 un 21%, hasta las 218.000 personas. Algo parecido ocurre con los domingos, con un ascenso anual del 23% (118.100) entre aquellos que curran al menos la mitad de los domingos en un mes.Casi 137.000 gallegos alargan la jornada hasta el final de la tarde "ocasionalmente", según el IGE, lo que supone una subida cercana al 9% respecto a 2014 y del 13% respecto a 2010; y 167.000 los que lo hacen más de la mitad de los días que trabajó, un alza anual del 11%. Unos 135.000 trabajan por la noche en algún momento del mes y 506.600 tienen jornada continua frente a los 301.900 que la tienen partida.

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